La tragedia ha vuelto a ceñirse sobre Miguel Báez 'El Litri' (53 años). Su madre, Concha Spínola, ha fallecido debido a un infarto el pasado domingo 5 de junio en su domicilio madrileño. Hace tan solo dos semanas moría su marido, Manuel Báez Espuny 'El Litri', a causa de una larga enfermedad, lo que le impidió asistir a la boda de su hijo con Casilda Ybarra (41).
Se da la circunstancia que fue en ese romántico evento donde se vio por última vez a Concha Spínola. A raíz de este triste suceso, EL ESPAÑOL traza un perfil sobre las hermanas Spínola -Mayte (78), Conchita y Carmen (66)- tres mujeres elegantes, inteligentes y discretas que siempre han estado muy bien conectadas socialmente.
El trío de estas bellezas no tenía parangón y los cronistas más avezados no tardaron en bautizarlas como Mayte 'la genovesa', Conchita 'la belleza de Hollywood' y Carmen 'la parisina'.
Los Spínola fueron una de las cuatro Grandes Casas de la República de Génova junto a los Grimaldi, los Doria y los Centurión, que protagonizaron una serie de endogamias para que sus fortunas y prestigio social no se dispersaran más allá de lo que se denominaba la vieja nobleza.
Algunos de esos Spínola tuvieron una relación estrecha con los Reyes Católicos. A partir de ahí surgieron diferentes ramas de los Spínola que estuvieron vinculados con ilustres apellidos de la talla de los Medinaceli, los Segorbe y los Caracciolo, entre otros.
En el caso que nos toca, las tres protagonistas descienden por parte de Juan Bautista de Spínola, marqués de Spínola, que dejó Italia a mediados del siglo XVII para instalarse en Extremadura y ayudar al rey Felipe IV en la batalla contra el duque de Braganza, rey de Portugal. Muchos de esos Spínolas ejercieron como mecenas de Van Dyck o Velázquez.
Esa vinculación con los Borbones ha seguido existiendo hasta la actualidad. El padre de las hermanas, Máximo Spínola y Cárdenas, fue uno de los valedores y protectores de Juan de Borbón en su exilio en Estoril. De ahí que Mayte, Conchita y Carmen conocieran a Juan Carlos I (84) desde su infancia.
Mayte es la que está más vinculada con el mecenazgo y, junto a Cristina Macaya, es una de las damas que mejor recibe en Mallorca. En la isla de la calma trabó una amistad tan profunda con Joan Miró que el artista no dudó en convertirse en su maestro.
Porque Mayte pinta y esculpe. Sus cuadros, aunque lejos de cotizarse por las millonadas de los protegidos de su familia, tampoco se venden mal. Por 15.000 euros se puede tener uno en el salón de casa. Se casó con el ingeniero industrial Graciliano Barreiros quien junto a sus hermanos (Eduardo, Valeriano y Celso) fundaron la primera empresa de automoción de nuestro país en los años sesenta, Barreiros Diesel.
Tuvieron tres hijas, Grachya, Mayte y Rocío, que han llenado sus casas de alegría con todos sus nietos. El industrial fue socio fundador del Club Siglo XXI y socio de honor del Real Automóvil Club y su esposa fundó en 1990 el Grupo pro Arte y Cultura para ayudar a músicos, artistas visuales y literatos. También es la creadora del Museo de Arte Contemporáneo Mayte Spínola.
Ha ayudado a impulsar casi una veintena de museos en Argentina, Bulgaria, Alemania o Austria. La influencia de Mayte es de tal calibre que Rainiero III de Mónaco les pidió al matrimonio un encuentro privado con Franco y lo lograron durante una cacería. Entre su círculo más íntimo figuran y han figurado las Koplowitz, la baronesa Thyssen (79), Ana de Orleans, Rafael Alberti, López Ibor, Carolina Herrera (83) y Pitita Ridruejo.
Conchita fue una de las grandes bellezas de la época. Nada tenía que enviar a otras rubias míticas del cine como Marlene Dietrich, Lana Turner o Kim Novak. Su vida cambió cuando en la playa de Punta Umbría (Huelva) el reconocido diestro Manuel Báez Espuny 'El Litri', que formó un gran tándem con Julio Aparicio, destruyó el castillo de arena que aquella jovencita había construido.
Las dos décadas que se llevaban no importaba. Surgió el flechazo y se casaron al poco tiempo. Ella tenía 16 años. No tardaron en llegar los hijos, Rocío, Myriam y Miguel. A diferencia de sus hermanas, Concha se dedicó en cuerpo y alma por velar por su familia. En todos los sentidos. En el amoroso y en el económico. Gracias a ella, la fortuna de los dos toreros se fue incrementando con el paso de los años. Siempre hizo alarde de una gran discreción, elegancia y una tremenda simpatía.
Se hizo gran amiga de la duquesa de Alba gracias a su marido porque la aristócrata amaba su arte. El matrimonio frecuentaba mucho el palacio de las Dueñas en Sevilla en época de Feria. Y su casa de El Rocío fue tremendamente popular durante una época.
En la intimidad de su hogar, Manuel Báez Espuny hacía unas paellas para chuparse los dedos, ya que no hay que olvidar su origen valenciano. Por allí pasaron buenos amigos como Isabel Preysler (71), Carmen Martínez-Bordiú (71) o los Gotor.
De los tres hijos del matrimonio, Miguel siempre acaparó el interés de la prensa del corazón por sus relaciones amorosas con la princesa Lalla Hasna de Marruecos, Eugenia Martínez de Irujo (53) y su matrimonio con Carolina Adriana Herrera (52) (estando casada había que llamarla Carolina Herrera de Báez y no Carolina Adriana), con quien tuvo tres hijos, Olimpia (17), Miguel (16) y Atalanta (15).
La benjamina, Carmen Spínola González-Cocho, es pintora de estilo realista con cuadros llenos de paisajes, toros y bodegones. Siguiendo la tradición de sus ancestros también ha apostado por el mecenazgo y la enseñanza ya que en 1996 creo junto al también pintor realista de origen chileno Guillermo Muñoz Vera (su mentor) la Fundación Arte y Autores Contemporáneos (ARAUCO).
Desde su sede en el palacio de Montehermoso en Chinchón (Madrid) y su taller en una céntrica calle madrileña todas las personas involucradas han desarrollado importantes proyectos para (re)lanzar las artes plásticas y visuales dentro del realismo y el hiperrealismo en Europa y América Latina.
El arte corre por sus venas. Cuando ha necesitado la inspiración se ha refugiado en la finca familiar de La Centenera en Marmolejo (Jaén), donde ha dado rienda suelta a la pintura y la poesía. Las letras son otra de sus grandes pasiones. Licenciada en derecho, siendo muy joven asistió en 1977 Estocolmo junto a su madre, Julia María de Spínola, escultora de renombre, a la entrega del Nobel a su íntimo amigo, el poeta Vicente Aleixandre, una de las grandes figuras de la Generación del 27.
Carmen también es tremendamente discreta. En 1980 se casó con Luis Javier Oriol Bustamante, presidente de la Fundación Retina España, e hijo de Antonio María de Oriol Urquijo, expresidente del Consejo de Estado secuestrado por el grupo terrorista GRAPO en 1976.
A su enlace acudieron como testigos ilustres nombres de la aristocracia, como Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma (duque de Calabria, primo hermano de Juan Carlos I), Luis Gómez-Acebo y Duque de Estrada (II vizconde de la Torre y esposo de Pilar de Borbón) o Nicolás Cotoner y Cotoner (marqués de Mondéjar y exjefe de la Casa de su Majestad el rey de España entre 1975 y 1990).
La vinculación con los Borbones seguía tan estrecha como siempre. Lamentablemente, Carmen enviudó el año pasado. El matrimonio tuvo cinco hijos, las gemelas Rocío y Carmen, María, Borja y Alejandra.
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