El pasado jueves, 9 de junio, las siempre brillantes luces que reinan en los locales de ocio de Olivia Valère se apagaron al darse a conocer el fallecimiento de la empresaria. La francesa de origen marroquí creó un imperio en Marbella en el que durante décadas reunió a los rostros nacionales e internacionales más relevantes del mundo aristocrático, celebrity y de la jet más poderosa para disfrutar de las noches de la Costa del Sol. Sin embargo, ahora todos ellos están de luto tras la muerte de Olivia a los 75 años de edad a causa del cáncer que padecía.
La empresaria falleció en su gran palacete de París, pues desde que le fue diagnosticada la grave enfermedad andaba a caballo entre su mansión de Marbella y la capital gala. En Francia compartía su día a día con su hermana, que es doctora de profesión, por lo que Olivia se sentía en buenas manos y atendida en todo momento con ella.
Valère murió rodeada de los que más quería, su marido, Philippe, y sus tres hijos, Karen, Arnaud y Xavier. Y su cuerpo ha sido trasladado de París a la provincia andaluza que tanta felicidad le dio en viva para descansar allí en paz eternamente.
El funeral de Olivia ha tenido lugar este viernes, 10 de junio, sobre las tres de la tarde en el Cementerio Judío de Casabermeja. Este lugar es el único existente en Andalucía y que fue declarado Monumento Nacional en 1980 así como Bien de Interés Cultural en 2006. Hasta allí se desplazaron amigos y familiares de la empresaria, entre ellos su esposo y sus vástagos.
Los cuatro tomaron un vuelo directo desde Francia para estar en este complicado adiós. Philippe llegaba en coche hasta la puerta del cementerio, y para salir del vehículo era ayudado por sus familiares, que lucían en su cabeza el tradicional kipá, el gorro típico judío que usan para las ceremonias más solemnes. "Es un placer ver a tanta gente, hoy no puedo hablar, un abrazo fuerte", expresaba el viudo de Olivia Valère casi sin fuerzas para pronunciar palabra.
Philippe se mostraba devastado por el dolor, al igual que los tres hijos de la empresaria. Karen, Arnaud y Xavier no podían ocultar su complicado momento y rompieron a llorar en multitud de ocasiones, sobre todo cuando recibían el cariño y los abrazos sinceros de los presentes. Entre ellos, la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, que no quiso acudir como representante política sino como amiga íntima de la fallecida, por lo que tampoco disimuló su tristeza al dar el pésame a sus familiares.
El entierro se llevó a cabo por el rito judío, y es que esta tradición no permite la incineración del cuerpo. Los restos de Olivia se depositaron en un ataúd de madera, sencillo y clásico, que se conoce por el nombre de Aron. Según rige el rito, no deben depositarse flores ni cualquier objeto banal que hable de su vida, ya que únicamente se debe juzgar a las personas por sus acciones y méritos, no por lo monetario o material que haya logrado en su vida. Así que Valère ha sido despedida solo con lo importante: con el amor de los suyos.
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