Ana Rosa Quintana (60 años) ha vivido este lunes 10 de octubre uno de los días más emotivos de su vida. Tras casi un año ausente de su puesto de trabajo y de la pequeña pantalla, la periodista ha vuelto a ponerse al frente de El programa de Ana Rosa. Vestida de blanco, como ya es tradición en cada comienzo de curso, ha hecho frente con la profesionalidad que la caracteriza a una jornada especial, que ha comenzado con un discurso que ha emocionado tanto a sus compañeros de plató como a sus seguidores: "Les dije que nos veríamos pronto, y a mí la verdad es que se me ha hecho un poquito largo, pero ya estoy aquí, así que, buenos días", comenzaba.

"Tengo una deuda eterna con ese inmenso cariño que me ha llegado", seguía, para desvelar que en casa ha montado un altar "con estampitas, libros, medallas, música, y la cantidad de cariño que he recibido por la calle, por WhatsApp, por carta, y sobre todo muchísimo amor de mi marido, mis hijos y mis amigas, sin ellos hubiese sido todo más duro", ha añadido.

En estos meses difíciles en los que ha luchado contra el cáncer de mama, su entorno más cercano se ha convertido en su piedra de toque, especialmente su familia. Un cariño, una protección y un gran amor que Ana Rosa también ha podido sentir este lunes en su esperado regreso. La comunicadora ha contado con la presencia en plató de su marido, Juan Muñoz, y dos de sus hijos, según ha podido saber EL ESPAÑOL.

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El empresario, acompañado de Álvaro (36)-el hijo que la presentadora tuvo con Alfonso Rojo- y Jaime -uno de los mellizos del matrimonio- llegaba a los estudios de Mediaset para afrontar con ella el día. 

Juan era quien recorría junto a Ana Rosa el pasillo que lleva al plató, caminando a su lado, como un fiel escudero, y dirigiendo la mirada hacia ella cada pocos segundos para asegurarse de que todo estaba bien. Ya en el estudio de grabación se podía ver a Álvaro que, ocupando en un discreto segundo plano, ubicado en la parte derecha, observaba con orgullo a su madre. 

Según ha podido confirmar este medio también se encontraba allí Jaime (17), uno de los dos hijos en común de la periodista y el empresario, que en noviembre de 2004 se convertían en padres por partida doble. El único que faltaba era Juan, el otro mellizo. Los pequeños de Ana Rosa están a pocas semanas de celebrar la mayoría de edad y siempre han destacado por su discreción -al igual que Juan y Álvaro-, cediéndole todo el protagonismo a la matriarca. 

Su apoyo a Ana Rosa no terminará cuando el programa acabe. Según ha podido confirmar este medio con fuentes de toda solvencia, también estarán con ella durante la rueda de prensa que tendrá lugar a continuación.

Familia numerosa

Ana Rosa Quintana se ha casado en dos ocasiones. La primera fue septiembre de 1983, cuando daba el 'sí, quiero' al también periodista Alfonso Rojo. Juntos vivían una relación en la que compartían su pasión por la comunicación. De hecho, llegaron a mudarse a Nueva York, donde ella trabajó como corresponsal de la cadena COPE y de la revista Tiempo. 

Tres años después de la boda llegaba al mundo Álvaro, su único hijo en común y, apenas un año después, su divorcio. Pese a la ruptura, consiguieron mantener una buena relación y, de hecho, Alfonso llegó a formar parte de la mesa política de El programa de Ana Rosa. 

Y aunque en casa Álvaro tenía a dos buenos ejemplos de éxito periodístico, decidía romper la 'tradición' y estudiaba Derecho. Especializado en las ramas del Derecho Penal, el Derecho Penal Económico y el Compliance, en la actualidad cuenta con su propio despacho, situado en Madrid. En el plano personal está casado con la psicóloga Ana Villarubia. 

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En mayo de 2004, Ana Rosa Quintana pasaba por segunda vez por el altar para unirse con el sevillano Juan Muñoz y poner la guinda a un noviazgo de siete años. Tan solo unos meses después de darse el 'sí, quiero' nacieron, también en Sevilla, la ciudad de sus amores, sus mellizos, Juan y Jaime, que cumplirán 18 años en noviembre. 

Con el arranque de su relación y el broche de oro de sus dos únicos hijos en común, Ana Rosa Quintana y Juan Muñoz encontraron mutuamente al perfecto compañero de viaje y vida. Una historia a la que aún le quedan muchos capítulos por escribir.