Este pasado domingo, 20 de noviembre de 2022, era un día muy especial, señalado en rojo en el calendario de la familia de los Armentia Acedo: Ainhoa Armentia, la pareja sentimental de Iñaki Urdangarin (54 años), cumplía 44 años. Se trataba del primer aniversario que Ainhoa podía festejar a todas luces, y sin clandestinidad alguna, junto a su pareja, el exduque de Palma y aún marido, legalmente, de la infanta Cristina (57).
El año pasado, por estas fechas, Iñaki y Ainhoa vivían su furtivo romance de puertas para adentro, y celebraron el cumpleaños de ella lejos de su entorno y de posibles filtraciones: bajo el paraguas de una cena romántica en Biarritz.
No obstante, aquella escapada a la costa vasco-francesa no impidió que se publicaran las primeras imágenes de la pareja. 365 días después, la vida de ambos es muy diferente a entonces: hoy pueden disfrutar de su historia de amor a plena luz y con luces y taquígrafos. Desvinculados emocionalmente de sus anteriores matrimonios y con una vida conyugal por estrenar.
[Iñaki Urdangarin, operado de urgencia tras romperse el codo mientras hacía deporte]
De acuerdo al avance de Vanitatis, y según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, Urdangarin tenía pergeñado un fabuloso plan, y sorpresa, para el gran día de Ainhoa. Un viaje romántico y lejano, a solas, para agradecerle a ella su inquebrantable apoyo en su peor momento. "Tenía pensado hacerle algo bonito como el año pasado, pero no ha podido ser. Él lo tenía todo cerrado ya. Había mucha ilusión", explican a este periódico fuentes cercanas a Armentia.
La razón por la que todo se fue al traste obedece al percance que sufrió Iñaki Urdangarin haciendo deporte, accidente por el cual se rompió el codo y tuvo que ser operado. Una lesión que paralizó y modificó todos los planes.
El citado medio informó que el exduque necesita hacer fisioterapia y le han recomendado reposo de, al menos, 10 semanas. Así las cosas, los 44 años de su pareja Ainhoa se han visto bastante deslucidos.
"Retomarán más adelante el viaje. Este domingo lo han pasado aquí, en Vitoria, en plan tranquilo y con la familia", asegura una fuente de total solvencia. Han protagonizado, igualmente, según se hace constar, su momento íntimo y a solas. Una suerte de cita romántica en uno de sus restaurantes favoritos en la capital de la comunidad autónoma del País Vasco.
"Comieron juntos y poco más", informan. También hubo tiempo, a lo largo del fin de semana, para estar en familia, aunque por separado. Explica a este periódico el informante que Iñaki visitó a su madre, Claire Liebaert, mientras Ainhoa disfrutaba de sus hijos y de su exmarido, con quien mantiene una relación "muy buena".
Se detalla que ella aún no ha visitado la casa de la madre de Urdangarin, y tampoco ha habido encuentro ni presentación oficial. En cambio, los hermanos de Iñaki sí conocen a Ainhoa, y ella ya ha disfrutado de algunas reuniones con ellos. "A Claire te digo que le costó un poco hacerse a la nueva vida de su hijo. Ella estaba -y sigue estando- muy apegada a Cristina", se asevera.
Iñaki y Ainhoa, vida en común
Muchos fueron los que profetizaron que su relación no tenía base sólida, y que sería un affaire de días. Se equivocaban. Iñaki y Ainhoa van en serio y sólo ellos, y su entorno más cercano, sabe del arraigo y la madurez de su amor. Diariamente, dan pasos al frente, pequeños pero certeros. Ellos no hablan, no conceden declaraciones, pero las imágenes que de ellos se filtran en la prensa hablan por ellos.
Amor, confidencias a pie de playa, abrazos y caricias. El pasado mes de abril, EL ESPAÑOL informó que la pareja había encontrado, en régimen de alquiler, en Vitoria una casa para convertirla en común, un bonito proyecto que se quedó entonces a medio gas. Tal y como se informó, ambos dieron una señal por ese inmueble, pero no terminaron de irse a vivir al mismo.
"Es una inversión de compra", confiaron. Se encuentra la casa "en una buena zona de la ciudad, en una de las urbanizaciones más selectas y tranquilas". Ahora, Iñaki y Ainhoa, tal y como contrasta este medio, han tomado la decisión de convivir y ya viven bajo el mismo techo. Al menos, oficialmente "pasan la mayoría de la semana" en su nueva casa. No todo el tiempo que les gustaría o desean, se apostilla, por sus obligaciones personales.
Cada uno en sus respectivos hogares familiares. Se hace constar que en lo que a ella respecta comparte muchos momentos, tareas y obligaciones con sus hijos, quienes viven en el que fue el hogar conyugal. Por su parte, Urdangarin "visita cada día y se queda a veces" en casa de su madre, Claire Liebaert Courtain, de 86 años de edad. Claire se ha convertido en la gran preocupación de Iñaki.
Siempre lo ha sido, en realidad. De hecho, hasta ahora no había tomado la determinación de irse a vivir con Armentia únicamente por su madre. "Está razonablemente bien, pero tiene una edad avanzada y tanto Iñaki como sus hermanos no la dejan de visitar y atender todos los días", apunta la persona con la que se contacta.
Courtain recibe así la atención no sólo de sus hijos, también de sus nietos. En lo que respecta a los menores Armentia, se desliza: "Conocen a Iñaki, claro, pero de momento, como es lógico, cada uno en su sitio".
Sobre quién se encarga de sufragar los gastos de la casa común, este periódico no ha podido confirmarlo, pues, a efectos públicos y oficiales, Iñaki sigue sin trabajo. Hace unos meses, Vanitatis informaba de que el exduque de Palma no tiene "ni un duro". Según el entorno de Iñaki, en conversación con el citado medio, vive de prestado y prácticamente no paga nada cuando hace ocio con amigos. Su situación, al menos con carácter oficial, es "austera".
Ya explicó a este periódico un amigo de Iñaki que es un hombre de gustos sencillos: "Puede parecer extraño con todo lo que ha pasado, pero no le gusta el lujo y no verás que sea caprichoso con nada material".