Sin lugar a dudas, se ha tratado de una de las grandes e inesperadas rupturas amorosas de este 2022 que está a punto de tocar a su fin, cuando no la más sonada. La separación "definitiva" -como matizó Isabel Preysler (71 años) vía exclusiva este pasado miércoles- entre la filipina y el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa (86) ha zarandeado los cimientos de la crónica social española a las puertas de Fin de Año.
Si bien es cierto que ninguno de los protagonistas ha aportado, directamente y en primera persona, mayores detalles de su ruptura sentimental -más allá de la suerte de comunicado que facilitó la socialité a su revista de cabecera, ¡HOLA!-, en las últimas horas se han comenzado a barajar varias teorías o posibles motivos.
Por un lado, la citada revista -afín a Preysler- apunta a los "celos infundados" que protagonizó el escritor peruano durante la relación, agravados en el último tramo de su amor fallido. También se subraya que era habitual que Mario, en pleno y supuesto enfado, abandonara el domicilio madrileño de Isabel sin previo aviso.
No obstante, El País ha aportado otra versión, más próxima a Mario: "Eran incompatibles. A él le interesa la cultura y a ella el espectáculo. Hay un abismo entre ambos. (...) Él ya parecía sentirse incómodo viendo su imagen convertida en un adorno, en un reclamo para fiestas". Sea como fuere, en las últimas horas el entorno de la 'reina de corazones' ha hablado con la periodista de El programa de Ana Rosa Sandra Aladro.
De este modo, se ha revelado que, como el mencionado semanario adelantó, los celos infundados del Premio Nobel han tenido mucho que ver en el adiós después de ocho años de relación. Tal y como ha contado Aladro, citando a una fuente muy cercana a la socialité, Isabel se reafirma en que los celos fueron el motivo de su ruptura definitiva.
Unos celos que ya habrían causado una fuerte crisis en la pareja el pasado mes de junio, y por los que Mario abandonó la casa de Preysler, en Puerta de Hierro, Madrid. Tras una discusión, el escritor se fue a su 'piso de soltero', y la madre de Tamara Falcó (41), preocupada, escribió un primer mensaje entonces a Morgana -hija menor de Vargas Llosa- para informarle de que su padre se había ido de casa tras una pelea provocada por los celos de él.
Cuatro días después, sin embargo, la pareja consiguió reconducir el bache y retomar su relación, convencidos de que si ambos hacían un esfuerzo superarían las diferencias que habían provocado esta crisis. Algo que no sucedió, porque el 30 de noviembre -horas antes de que Isabel acudiese a la fiesta organizada por una conocida marca de champagne con su hija Ana Boyer (33)- se produjo otra discusión.
Ese mismo día, supuestamente incapaz de aceptar la vida social de su pareja, Vargas Llosa abandonó la casa de la 'reina de corazones' con lo puesto, y a los pocos días envió a su secretaria a recoger algo de ropa. A mediados de diciembre, Mario decidió volver a la mansión Preysler, pero un duro mensaje de Isabel lo cambió todo.
En el escrito, la socialité le comunicaba al Nobel que no quería que volviese a su casa ni ahora ni nunca más. Y ahí se terminó definitivamente su relación. Un mensaje en el que la Preysler explicó a su ya expareja los motivos de la ruptura, y tras el que no ha habido ninguna conversación cara a cara entre la expareja.
Un abrupto final que ambos afrontan, cada uno por su parte y refugiado en los suyos, con tranquilidad. Especialmente Isabel, que sabe que está diciendo la verdad al hablar de que los celos infundados han provocado el fin de su historia de amor.
El escritor, por su parte, cuenta con el apoyo de sus hijos, que no pueden estar más felices con la ruptura. Nunca vieron con buenos ojos este noviazgo ni a la 'reina de corazones' y ahora creen que "han recuperado" a su padre. Sin embargo, queda algo pendiente entre ambos, puesto que las pertenencias de Mario siguen en la casa de Isabel y sigue recibiendo correspondencia allí.