El próximo 24 de marzo se estrena la nueva temporada de la docuserie de Georgina Rodríguez (29 años), donde desvela los detalles más íntimos, desgarradores y desconocidos de su vida. La pérdida de uno de sus bebés, el pequeño Ángel, el pasado mes de abril, ocupa una parte esencial del relato. La modelo no ha querido guardárselo para ella y se abre en cuerpo y alma para contar cómo vivieron ella y su familia ese duro momento, así como las secuelas emocionales que le ha dejado.
La frase que aparece en el tráiler lo dice todo: "Este año he vivido el mejor y el peor momento de mi vida". La pareja de Cristiano (38) se muestra emocionada, vulnerable y con un halo de tristeza, aunque asegura que tiene muchos motivos para mirar el presente y el futuro con ilusión. "Mis hijos me necesitan", susurra sin poder evitar las lágrimas en muchos momentos. Aunque muchos aspectos de su vida sean públicos, hay otra Gio (como la conocen en el círculo íntimo) a los que pocos tienen acceso y que gracias al reality podrán descubrir.
EL ESPAÑOL ha podido ver en primicia el primer capítulo, donde hace revelaciones muy personales. Recuerda sus primeros meses de embarazo como una época "horrible, porque vomitaba todo el rato y tenía muchísimo sueño". Las visitas al ginecólogo, en Madrid, estaban salpicadas de ilusión, pero también de muchos miedos.
La modelo no duda en confesar algo que hasta ahora había mantenido en secreto y lo hace con la mayor naturalidad frente a las cámaras: "Cada vez que iba al ginecólogo por las noches tenía pesadillas porque me preocupaba cómo se colocarían, cómo sería el parto, si sería cesárea.... En cada ecografía tenía muchísimo miedo, me tensaba muchísimo, porque anteriormente tuve tres abortos y llegaba a casa rota".
Cuando al fin llegó el momento que Georgina y Cristiano tanto esperaban, el destino hizo que la felicidad tornara en llanto. "Nacieron un lunes de Resurrección, llega el momento más esperado y tu corazón se para. Bella nació fuerte y sana, pero un pedazo de mi corazón voló", recuerda. Luego añade: "Te preguntas cómo voy a seguir... No estaba preparada para asumir o reconocer lo que me había pasado y no estaba preparada para contárselo a mis hijos".
En efecto, la modelo no encontraba la manera de explicar algo que para ella era inexplicable y optó por ocultárselo a los niños en un primer momento. "Como todavía tenía tripa, les dije que Ángel todavía iba a esperar un poquito para nacer, que nacería más adelante. Hasta que Cris les dijo que Ángel estaba en el cielo. Aquello fue una dosis de realidad".
Mientras ella aún estaba en el hospital, su hermana, Ivana, se encargó de que en su habitación no hubiera dos cunas, ni dos cucos o dos peluches cuando ella legara; querían protegerla de ese impacto. Fue difícil para Georgina recuperarse emocionalmente y revela que estuvo una semana sin salir a la calle e incluso evitó llevar a sus hijos al colegio para no enfrentarse a las miradas de las otras madres. Aún hoy considera que no lo ha superado. "Nunca voy a ser la misma. Cada vez que miro a Bella me pregunto: '¿Así estaría él?'. La verdad es que siento que todavía no estoy preparada para pensarlo, como que todavía no le he aceptado. Les digo siempre a mis hijos: 'Vuestro hermanito está en el cielo, él no quiere andar, quiere volar. Cada vez que miréis al cielo, pensad en él".
Georgina agradece a Cristiano Ronaldo su apoyo incondicional y su amor: "Él ha sido un papel súper importante. Dios pone en el camino a las personas acertadas". También revela lo feliz que se siente al mirar cada día a Bella, que le ha traído la paz y calma que necesitaba. "Consiguió un poco llenar ese vacío que está presente en mi vida. De mayor cuando le contemos lo que ha pasado, estará muy orgullosa de lo que ha conseguido", confiesa. Además, revela que el nombre elegido para la pequeña responde a su pasión por las princesas Disney: "Se llama Bella Esmeralda por dos de ellas. Lo elegimos entre todos".