El 28 de marzo a las 23:08 horas se conocía la noticia que abriría informativos en España y provocaría un debate internacional sin precedentes: Ana Obregón, madre a los 68 años de una niña por gestación subrogada. Días después se supo que, como se rumoreaba, no era la progenitora de la pequeña, sino su abuela. La actriz había utilizado material genético de su hijo, Álex, fallecido hace tres años, para traer al mundo a una bebé a la que puso por nombre Ana Sandra Lequio Obregón.
La primera nieta de la presentadora nació hace hoy justo un mes. El 20 de marzo, recibía la llamada que le informaba de que su gestante estaba de parto. Rápidamente, abandonó, en absoluto secreto, su apartamento de Miami y puso rumbo al Memorial Regional Hospital. Dos días más tarde, el 22 de marzo, al borde de las lágrimas de pura emoción, Ana salía del centro clínico privado con su nieta entre sus brazos.
Desde ese instante, momento en el que fue inmortalizada por la agencia Gtres, que vendió el reportaje fotográfico a la revista ¡HOLA!, Ana Obregón, sus decisiones y sus circunstancias han sido objeto de comentario y análisis en platós de televisión, periódicos de tirada nacional y programas de radio.
España, a favor de Ana
A principios de abril, SocioMétrica realizó un sondeo para EL ESPAÑOL en el que se desprendía que la mayoría de los españoles respaldaba la decisión de Ana Obregón de recurrir a la gestación subrogada siempre que la recién nacida no fuera inscrita como su hija, sino como su nieta.
El 64,7% de los encuestados apoya esta técnica de reproducción asistida, aunque con matices. Uno de cada tres españoles (34,9%) defiende la gestación subrogada en todos los casos, y un porcentaje ligeramente inferior (29,8%) "sólo si es de manera altruista". En total, el citado 64,7%.
Con los datos de la encuesta se deducen dos conclusiones. La primera es que la sociedad está muy posicionada respecto a esta cuestión -sólo un 5,6% decidió no contestar- y, la segunda, que sus opositores están en clara minoría: son el 29,7%.
Ana, sobre Ana Sandra
Las palabras de Ana Obregón hacia su nieta, Ana Sandra, en El chico de las musarañas (HarperCollins), el libro que empezó Álex Lequio y terminó ella misma, son tremendamente reveladoras. Escritas "con lágrimas rojas", la actriz se dirige a su hijo fallecido prometiéndole que cumplirá el más profundo de sus deseos: ser padre, incluso después de perecer. A continuación, el extracto literal de la obra firmada por madre e hijo:
[Carolina Monje pidió destruir el esperma de Álex Lequio: su escrito contra el deseo de Ana Obregón]
Te prometí que te salvaría y no pude cumplirlo. Te juré en el hospital que cumpliría tu última voluntad, y ese milagro se ha hecho realidad. Pronto tendré en mis brazos a tu hija, mi nieta. Se llamará Ana Sandra. Mi corazón estallará de amor y emoción al abrazarla. Tendrá tu mirada, aquella que tanto brillaba de madejas e ilusiones y tus preciosos ojos color avellana. Heredará el don de tu sonrisa, franca y amplia, tu valentía, bondad, genialidad y alocada ternura. Será el milagro único jamás contado, fruto del amor infinito de una madre y un hijo, de un amor que traspasa todos los límites, uniendo el cielo y la tierra.
Por fin tendré un poquito de ti aquí conmigo y nunca más volveré a estar sola. Sé que serás el mejor papá del mundo desde el cielo y que ahora mismo estarás feliz y sonriendo. ¡Lo hemos conseguido, Aless! Después de tantos años, las infinitas lágrimas que tu madre ha derramado dejarán de ser amargas y se volverán dulces de felicidad. Le contaré cada día que su papá fue un héroe y que deseó desde lo más profundo de su corazón que viniera el mundo. Gritaré con inmenso orgullo al universo que es tu hija, sin esconder la verdad.
Cada noche a las nueve miraremos al cielo como me pediste tu último día en el hospital y como he venido haciendo cada noche desde tu partida y juntas gritaremos: God bless you, Aless. Y en ese instante estaremos los tres juntos. Mi chico de las musarañas, ya no continuaré agonizando en esta muerte lenta, ahora me vaciaré de paisajes dolorosos porque tu hija me prestará su sonrisa y tu corazón. Ahora quiere vivirme. Por tu hija. Por mi nieta. Por ti.