Italia ha perdido a uno de esos hombres que en vida ya se había convertido en leyenda. La muerte de Silvio Berlusconi a los 86 años a causa de la leucemia permite hacer una radiografía amorosa del tres veces primer ministro del país transalpino y fundador de Mediaset. Su obsesión por las mujeres ya la dejó manifiesta en las primeras emisiones en nuestro país de Telecinco con Las Mamachicho y Jesús Gil rodeado de hermosas féminas en Las noches de tal y tal.
Mujeriego empedernido, Il Cavaliere sólo se casó oficialmente en dos ocasiones. La primera fue con Carla Elvira Dall’Oglio (83) a quien conoció en una de las paradas del tranvía que recorría la ciudad de Milán. Como se suele decir lo suyo fue un puro flechazo. Al poco tiempo se casaron en la parroquia de Viale San Gimignano en marzo de 1965. Con ella tuvo dos hijos, Marina (56) y Pier Silvio (54), quienes desde el principio fueron aliados de su progenitor en los negocios. En 1978 había fundado el holding Fininvest.
Desde el principio, Carla Elvira decidió estar en la sombra mientras su esposo creaba un imperio. Prácticamente eran el modelo perfecto de familia, pero en 1980 su amor empezó a resquebrajarse seriamente debido a los rumores de infidelidad. Cinco años después se divorciaron. Aunque a priori nunca se oficializaron los motivos de la separación oficial, entre bambalinas se comentaba que su amante se llamaba Veronica Lario (66).
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En aquel momento, la joven era una atractiva actriz que intentaba abrirse camino en la difícil industria del país. La casualidad hizo que Berlusconi acudiera al Teatro Manzoni de Milán, del que era propietario, para ver la obra Il magnifico cornuto donde Veronica aparecía desnuda. La pasión desenfrenada surgida entre ellos en los camerinos desembocó en una relación amorosa vivida en secreto. La joven se mudó a un espacioso apartamento a escasas manzanas de Fininvest donde vivieron en pecado. Tras el divorcio, ambos empezaron a convivir bajo el mismo techo de forma oficial. En diciembre de 1990 se casaron civilmente en el Palazzo Marino.
Lejos de ser una ex despechada, Carla Elvira nunca concedió ninguna entrevista a la prensa escrita y declinó cualquier invitación a un programa de televisión. Con este gesto demostró que había sido fiel a sus principios y que la popularidad no iba con ella. La última aparición pública de la que se tiene constancia data del 2009. Se comenta que en los últimos meses tiene graves problemas de salud llegando a estar ingresada en la unidad de cuidados intensivos en el San Raffaele, el mismo centro hospitalario donde estuvo ingresado el magnate.
Antes de que la intérprete de mirada felina y hermosa cabellera azabache oficializara su relación, su nombre ya se había hecho público ya que en 1984 nació el primer hijo de la pareja, una niña llamada Bárbara apadrinada por el expresidente de la República Bettino Craxi. Dos años antes Veronica había tenido un aborto debido a una malformación en el feto. Posteriormente nacieron Eleonora (37) y Luigi (34). Tras la maternidad decidieron casarse.
Mujer de armas tomar, en cuanto se enteró de las infidelidades de su marido movió los hilos del poder para señalarle públicamente. Hasta le obligó a disculparse con una carta publicada en La Reppublica. En 2009 se hartó cuando su esposo protagonizó el célebre 'escándalo de las misses' ya que para dar relumbrón a las listas europeas contrató a actrices, coristas y exconcursantes de Gran Hermano, un hecho que Veronica tildó de machista a la par que perpetuaba las vivencias de un emperador.
Después de diecinueve años dio por zanjado su matrimonio cuando se enteró que Silvio acudió con sus guardaespaldas a la celebración del decimoctavo cumpleaños de Noemi Letizia en una discoteca de Casoria. La adolescente apodó al milmillonario 'Papi'. Cuando se hizo público el suceso, Veronica comentó que "el camino de mi matrimonio está marcado: no puedo seguir con un hombre que frecuenta a menores de edad. Cierro el telón de mi vida matrimonial. Mis hijos y yo somos víctimas, no cómplices de esta situación que tenemos que sufrirla. No puedo seguir de la mano de este espectáculo". Se separaron oficialmente en 2009, pero el divorcio no llegó hasta cinco años después.
El proceso de separación fue tremendamente mediático ya que Veronica había estado acostumbrada a lujos inimaginables, por lo que no quería perderlos. En un primer momento, el Tribunal de Monza le concedió una pensión mensual de 3 millones de euros, pero Berlusconi pudo rebajar hasta los 1,4 millones.
No contento con la que estaba armando, el gobierno de Berlusconi empezó a temblar debido al escándalo Rubygate a finales del 2010. Como presidente del Consejo de Ministros de Italia, Berlusconi estuvo en el punto de mira por haber mantenido relaciones sexuales con una menor de origen marroquí llamada Karima El Mahrough 'Ruby robacorazones'. Las fiestas subidas de tono tuvieron lugar en Villa San Martino, la mansión del siglo XVIII que Il Cavaliere posee en Arcore, a las afueras de Milán. En aquellos encuentros sexuales, a las jóvenes se las denominó Papi Girls, debido a la grandísima diferencia de edad con el anfitrión. Aquellas noches del bunga-bunga le trajeron grandes quebraderos de cabeza.
En 2013, tres magistradas del Tribunal de Milán condenaron a Berlusconi a siete años de prisión e inhabilitación perpetua para un cargo público por abuso de poder y prostitución de menores. Dos años después, el Tribunal Supremo absolvió al político. Durante todo el proceso contó con el inestimable apoyo de Francesca Pascale, que además de showgirl era la presidenta del club de fans de Berlusconi.
A diferencia de lo ocurrido con sus anteriores mujeres, Francesca fue su primera relación larga no oficializada. Tampoco convivieron bajo el mismo techo. Su primer encuentro tuvo lugar en Roma en 2006, se intercambiaron los teléfonos y el líder de Forza Italia la estuvo cortejando. Su relación de cara a la sociedad duró entre 2011 y 2020.
Como en esta ocasión el empresario no evitar la convivencia le compró a su novia Villa María, una suntuosa propiedad de 1.140 metros cuadrados rodeada de un frondoso parque de tres hectáreas ubicada en Rogoredo de Casatenovo, a poca distancia de su residencia en Arcore, de 3.500 metros cuadrados en un terreno de 90 hectáreas.
Todo parecía ir como la seda hasta que captaron a Berlusconi en un resort de lujo en Suiza con otra rubia que no era Pascale, sino la diputada de su propio partido Marta Antonia Fascina (33). En 2020 se hizo pública la ruptura a través de un comunicado. Desde entonces, Fascina ha estado a las duras y a las maduras al lado de Berlusconi hasta el momento de su deceso. El año pasado, Pascale se casó con la cantante italiana Paola Turci en una ceremonia civil, lo que provocó que el fundador de Fininvest pusiera a la venta la mansión que le había comprado años atrás.
Calabresa de nacimiento, Marta Fascina es doctora en Literatura y Filosofía por la Universidad de la Sapienza de Roma. Como dato curioso conviene recordar que cuando el multimillonario ganó su primera Copa de Europa con su equipo, el AC Milán, ella aún no había nacido. La joven pertenece a una familia de clase media en la que su madre era profesora y su padre parece ser que sigue ejerciendo como secretario en el Tribunal de Nápoles. El matrimonio se separó cuando Marta era una cría.
Silvio y Marta se casaron simbólicamente en marzo del año pasado en Villa Gernetto en Lesmo (Lombardía, Italia), por lo que la unión carece de cualquier tipo de validez legal. Se tuvo que hacer de esta manera porque los descendientes del empresario se negaron con el único propósito de salvaguardar un patrimonio cifrado, según los últimos datos de la lista Forbes, en 6.900 millones de dólares. Salvo que en vida Berlusconi haya dejado un escrito específico para dejarle una serie de bienes, Fascina quedaría con las manos vacías. A excepción, claro está, de todos los regalos recibidos mientras duró su historia de amor.