Albert Rivera (43 años) está viviendo un final de verano que nunca pudo llegar a imaginar. Todo era felicidad entre amigos, y lo que parece una nueva ilusión sentimental en su horizonte, cuando el 20 de agosto la vida le dio uno de los rasgones más duros: su padre, Agustín Rivera, perdía la vida. Rápidamente, el exlíder de Ciudadanos interrumpió su estancia en Londres para viajar directo a Vélez-Málaga.
Un problema cardíaco acabó con la vida de su progenitor. Allí, Albert le dio el último adiós a su padre y referente, junto a su madre, María Jesús, amigos íntimos como Inés Arrimadas (42) y la presencia de su última pareja, Malú (41). Fue un velatorio, y posterior incineración, íntimo y familiar. Así lo pidió Rivera a su entorno más próximo.
Según le consta a EL ESPAÑOL, fueron muchos los amigos que, al enterarse de la trágica noticia, contactaron con el también abogado y le hicieron ver su disposición para trasladarse a Andalucía. El propio Rivera les pidió que no lo hicieran. Una de esas personas que quiso viajar fue Carla Cotterli, la mujer con la que Albert ha recuperado la ilusión en el último tiempo.
"Carla es el único motivo por el que Albert sonríe estos días", confía una persona muy próxima al entorno del que fue fundador del partido Ciudadanos. Ella ha estado muy presente en el peor trance de Albert. Ha sido su gran apoyo. Explican que las llamadas telefónicas entre ellos han sido constantes en estos últimos días del aciago agosto.
Este periódico ya pudo conocer hace unos días que Albert ha pasado unos días en Vélez-Málaga junto a su madre, arropándola. Han sido muy emotivos y duros, en los que madre e hijo han recuperado tiempo perdido. Eso sí, al cierre de este artículo Albert Rivera ya se encuentra en Madrid, apurando sus últimos días de descanso antes de retomar su actividad profesional.
De acuerdo a la información que contrasta este medio, Rivera está ahora disfrutrando con su hija pequeña, Lucía (3), fruto de su historia de amor con la cantante Malú. Ya lo advirtió EL ESPAÑOL: Albert tenía pensado pasar "unos días" a finales de agosto con la menor, al tiempo que la intérprete de Blanco y negro regresa al trabajo con las grabaciones de la nueva edición de La Voz, concurso musical de Antena 3.
Con respecto a Carla, desliza el informante con el que se contacta que Albert tiene pensado volver a disfrutar de unos días con ella próximamente. La persona con la que Albert ha recuperado la ilusión en el amor -al menos, la apetencia por experimentar nuevas sensaciones- es una diseñadora e influencer de nombre Carla Cotterli, de 35 años.
En Instagram cuenta con más de 18.800 seguidores y que tiene su propia firma de ropa y accesorios, The Cotton Brand.
Además, Cotterli es presidenta de una agencia de comunicación y eventos que lleva su nombre, Cotterli, y que trabaja con algunas de las marcas más prestigiosas de nuestro país. Apasionada de la moda -sus outfits son pura inspiración, como el que luce en sus instantáneas con Albert en Ibiza-, gracias a su perfil en redes sociales podemos descubrir cuáles son sus aficiones.
Entre ellas, compartir momentos con amigas, viajar, la naturaleza y los animales; especialmente su mascota, una perrita llamada Manuela, su inseparable compañera. En las imágenes que ha facilitado la revista Semana no hay resquicio para la duda: en ellas, Albert y Carla aparecen besándose apasionadamente, envueltos en caricias y arrumacos que tan sólo corroboran que entre ellos existe algo especial.
Por más que ciertas amistades de Albert Rivera se empeñen en desmentir ilusión amorosa alguna o un noviazgo en sí, EL ESPAÑOL pudo conocer que ambos, Albert y Carla, viven una bonita historia que tan sólo acaba de comenzar y que sólo el tiempo conoce hasta dónde llegará.
De acuerdo a los datos que maneja este periódico, se conocieron en un evento hace aproximadamente un mes, y fueron presentados por amigos comunes. Desde entonces, han quedado "varias veces".
La carta de Albert a su padre
Horas después de despedirse de su padre, Albert rompió su habitual discreción en redes para escribirle unas líneas al hombre que fue su guía. "La vida es maravillosa, hay que disfrutarla cada minuto. Eso creía mi padre y así me lo inculcó siempre. Pero la vida a veces duele, mucho, muchísimo… Y este domingo a mí me cambió para siempre, al recibir esa llamada de mi madre que nunca estás preparado para recibir", comenzó su carta.
En esa línea, Rivera añade: "Hoy, dos días después, después de despedirnos físicamente, de incluso derrumbarme en tu ataúd antes de incinerarte, con la sensación de que al irte me estaban arrancando parte del corazón sin anestesia, empiezo a ver las cosas de otra manera. Empieza a cobrar sentido tu legado de valores, instantes y aprendizajes de estas décadas".
Con gran dolor, Albert habla de la honda ausencia que le dejará por siempre la partida de su padre: "Echaré de menos esa manera incondicional de quererme, con pocos 'te quieros', pero con ese derroche de amor en tus acciones cada día de mi vida. Nos conocíamos tanto, éramos tan parecidos en algunas cosas, que sin hablar durante días éramos capaces de comunicarnos, nos intuíamos como nadie. Éramos un gran tándem".
Para Albert Rivera, Agustín era todo un referente y promete seguir su legado: "Eres irremplazable para mí, papá. Así que tengo que llevarte conmigo, me acompañarás en mis decisiones, y estarás presente en los valores que le inculque a mis hijas. Te has ido de nuestro lado, me faltas, me muero de dolor al pensarlo. Pero te prometo que desde hoy voy a llenar ese vacío con tu esencia y tu legado. Y cuidaré de mamá, tu compañera de viaje desde hace más de cincuenta años".
La misiva termina con una cita de Gabriel García Márquez, y la frase: "Bueno viaje, papá, te amo".