El mundo del espectáculo está de luto. María Jiménez ha fallecido a los 73 años en su casa de Sevilla. Así lo confirmaba su familia en un comunicado enviado a Europa Press en el que, "con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones", despedían a la cantante que dedicó su vida "a sus dos hijos, Rocío y Alejandro, sus pasiones, sus amigos, a los que cultivó y amó con gran generosidad".
Ahora, ha sido el propio círculo íntimo de la artista el que va a hacer realidad su último deseo: dar un paseo póstumo a caballo por las calles de su querida Triana, según ha confirmado el Ayuntamiento sevillano. Por el momento, se desconoce si lo realizará antes o después de la colocación del féretro en una sala del lugar.
A las 12 horas de este jueves tendrá lugar la misa en la iglesia de Santa Ana de Triana. "Despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos, y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable", profesa el mensaje de sus familiares.
La muerte de la bailaora deja un gran vacío en los corazones de sus amistades y de sus compañeros de profesión, pero, sobre todo, destroza el de Alejandro Sancho, hijo en común con Pepe Sancho y que se quedaba sin su hermana, Rocío, con tan sólo dos años, cuando ella fallecía en 1985 a los 16 en un accidente de tráfico. Una tragedia a la que María tuvo que enfrentarse sola al ser madre soltera, algo que no estaba muy bien visto en aquella época.
Ese no fue el único golpe que recibió la sevillana. También fue víctima de malos tratos debido a su tormentosa relación con Sancho, con quien se casó hasta tres veces y a quien finalmente denunció. Su single Se acabó es un movimiento feminista, en el que dejaba atrás el maltrato.
A pesar de su gran éxito en la industria de la música, de la televisión y en los tablaos flamencos, los últimos años de vida de María estuvieron marcados por una lucha contra el cáncer de mama.
Era en 2013 cuando la actriz fue diagnosticada. En junio de ese mismo año, fue operada para extirparle el tumor y empezó con el tratamiento de radioterapia y quimioterapia. Tras tres años combatiendo contra la enfermedad, en 2016 anunciaba que estaba totalmente curada.
Sin embargo, después llegó el cáncer de garganta, al que le siguió la rotura del peroné y una obstrucción intestinal en 2019, año en el que reaparecía en la pantalla en Sálvame Deluxe tras permanecer ingresada más de dos meses.
"Llegué muerta al hospital, he resucitado y aquí estoy. Todo empezó con un dolor de tripa. No podía ir al baño, ya llevaba muchos días. Me quejaba y no me encontraba bien. Mi hijo Alejandro no paraba de preguntarme si quería que me llevara al médico, pero yo le decía que no. Así varios días, hasta que una noche le llamé y le dije que viniera al día siguiente por la mañana pronto para ir al médico. Tenía vómitos constantes. Era horrible. Entonces me dijo el médico que me tenían que operar y me dijeron que me tenía que ir a Cádiz porque en Sevilla no había quirófano", confesaba en el programa.
Un año después volvía a hablar con Viva la vida de Telecinco: "Me operaron de un cáncer de mama, luego de la garganta, luego me rompí el peroné, dejé de fumar y me entró mucha hambre. He pasado un tiempo pachuchilla".