Joana Sanz (31 años), la todavía mujer de Dani Alves (40), ha roto su silencio por primera vez en un plató de televisión desde que la Fiscalía haya pedido nueve años de cárcel para el exfutbolista brasileño del FC Barcelona, acusado de un delito de agresión sexual por violar, presuntamente, a una joven en una discoteca de la ciudad de Barcelona.
La Fiscalía pide, además de los meses de prisión, una indemnización de 150.000 euros para la víctima. En medio de este aciago momento, Sanz ha querido dar un paso al frente y lo ha hecho en el estreno del programa ¡De viernes!, en Telecinco. "Al principio lloré mucho por asumir todo. Fueron dos golpes muy duros. He sufrido mucho", ha comenzado a relatar la modelo de profesión.
Una de las cuestiones que han ocupado horas de televisión es si Joana se ha planteado en algún momento el divorcio. "No nos vamos a divorciar de momento. En la situación en la que está, seguiremos igual, casados. En un momento inicial él me dijo que hiciera lo que quisiera, pero no me quería dar el divorcio", ha sostenido.
Sanz ha reiterado en varias ocasiones que estará al lado de su esposo siempre, como la familia que son y que seguirán siendo pese a todo: "Independientemente de casados o no, el amor está. Es mi familia. Yo voy a seguir estando, el tiempo dirá".
Joana ha defendido, además, en su debut en televisión que, hoy en día, su relación con Dani es buena, afectuosa y cercana: "Mi matrimonio era maravilloso. Era el hombre con el que yo quería envejecer. No tengo nada malo que decir de él. No discutíamos. Fue un shock enterarme de todo aquello porque de la nada pensé: ¿Qué falló? No podía creerlo".
Y continúa Sanz en su descarga: "En el momento en el que me entero, a mí se me cae el mundo. Entonces dije 'hasta aquí'. Al principio me negó absolutamente todo. Se acababa de morir mi madre. ¿Qué me iba a decir?". Admite que maniquí que llegó a perder el control de su vida, que todo se desmoronó a su alrededor y que esa vida que creía segura y firme cayó como un castillo de naipes.
"Yo necesitaba exteriorizar ese dolor. A raíz de aquello todas las semanas hablo con una psicóloga", expresa, para añadir algo muy difícil: "Intenté autolesionarme para sacar todo el dolor que sentía. (...) "No sabía qué era verdad y qué era mentira. Lo único que me llegaba era por los medios de comunicación".
"El 20 de enero fue cuando mi marido entró en prisión. Yo sentía que ya no tenía como un porqué. ¿Para qué vivir? ¿Para qué seguir? ¿Para qué?". (...) Me entero por la prensa, por la televisión. No sé cuándo hablé con él, fue bastante después y no dio para mucho la conversación. No me acuerdo, pero fue como un jarro de agua fría. ¿Esto está sucediendo de verdad? Me costó mucho lidiar con todo, apostilla.
La suerte de obsesión de Joana, en un principio, era conocer la naturaleza de su matrimonio: "Yo necesitaba saber si había habido una infidelidad. A mí se me cayó el mundo, en un momento tan duro de mi vida con el fallecimiento de mi madre me había fallado".
"Yo voy a estar siempre para él. No le voy a dar de lado. Ya se resolverán las cosas. Espero que para bien, pero sé la persona con la que dormía", ha insistido. También ha señalado que ha perdonado al futbolista, pero que no ha olvidado.
"Desde el principio pensé que tenía que salir adelante yo sola apoyándome en mis amigos. Gracias a ellos dije: 'Yo puedo'. Me he enfocado en hacer por y para mí. Trabajar y seguir con mi trabajo. Mantener mi mente ocupada".
Hay un extremo donde prefiere ser cauta Joana: "De los temas judiciales prefiero no hablar, no tocarlos". Asevera la modelo que mantiene contacto frecuente con Alves: "Ahora le veo frágil. Antes le veía como un hombre hecho y derecho que tenía las riendas de su vida. Es alguien que ha estado en lo más top y ha caído".