El famoso relaciones públicas, ya fallecido, Jean Louis Mathieu, le dijo un día a Isabel Preysler (72 años) que ella siempre sería una mujer única y especial porque "no pierde el misterio". Puede que mucha gente la conozca de las revistas del corazón y a veces, pocas, de sus apariciones en televisión, pero nadie sabe en realidad qué hay en el corazón y la cabeza de una de las mujeres más populares de nuestro país.
Y es precisamente eso, un misterio, lo que ha sucedido en el documental Isabel Preysler: Mi Navidad de Disney+ con la figura del último gran hombre de su vida, Mario Vargas Llosa (87), con quien, simplemente, ha hecho como si jamás hubiera existido para ella.
Si bien la percha del docureality era explicar cómo se han celebrado históricamente las fiestas navideñas en casa de la filipina, lo cierto es que hay espacio para hacer un buen recorrido por su infancia y adolescencia y vida adulta: de su llegada a España con 18 años a la enfermedad y muerte del hombre con quien más tiempo estuvo, Miguel Boyer.
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A lo largo de los dos capítulos, de 38 minutos de duración cada uno, Preysler desvela cómo conoció a Julio Iglesias (80), un año después de su aterrizaje en Madrid, y cuenta cómo a los 25 ya era madre de tres preciosos niños: Chábeli (52), Julio José (50) y Enrique (48).
Al hablar de la cuarta, Tamara (42), aparecen imágenes de Carlos Falcó, su segundo marido, en la comunión de su hija en común y en lo que ellos han llamado siempre "el campo", es decir, en el Palacio de El Rincón, la histórica propiedad familiar donde este pasado verano contrajo matrimonio la actual marquesa de Griñón.
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Al pronunciar el nombre de Miguel Boyer y contemplar sus fotos -en alguna aparecía junto a Beatriz, su hermana pequeña fallecida- Preysler llega a emocionarse. Lo que algunos espectadores esperaban es que la embajadora de marcas como Porcelanosa hubiera hecho algún guiño a cómo celebró la Pascua junto a quien fuera su razón de amor durante casi una década, el Premio Nobel Vargas Llosa. Nada.
Tan sólo se podría interpretar -y es, efectivamente, eso, una interpretación- un mínimo comentario de Preysler sobre Vargas Llosa cuando, en un momento del primero episodio, es preguntada por sus instantes de paz y soledad. "Es algo que yo valoro mucho, mi momento de tranquilidad y eso no todas las parejas lo entienden", dice Isabel.
Una afirmación que, unida a las declaraciones que concedió a ¡HOLA! al confirmar la noticia de su ruptura podría tener sentido. Y es que sobre Mario Vargas Llosa, la socialité llegó a revelar que estaba dominado por los "celos infundados". "Isabel tiene una dignidad y una educación exquisita, que no sabe de faltas de cortesía. Ella lo único que desea es vivir una vida tranquila, disfrutar de sus nietos y su libertad; y, sobre todo, que su hogar continúe siendo ese lugar en el que su gran familia encuentra un refugio", se podía leer en la citada publicación respecto a su quiebre amoroso.
Ocho años de amor
"Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente. No quiero dar ninguna declaración más y agradezco a los amigos y medios de comunicación que nos ayuden en esta decisión", confesó Isabel Preysler a su revista de cabecera en diciembre del año pasado.
Preysler y Vargas Llosa se conocieron en febrero de 2015 y desde entonces fueron inseparables. Atrás quedan ocho años de romance, infinitos titulares y portadas juntos. Era la primera vez que el escritor peruano posaba en revistas del corazón, lo hacía al lado de la reina.
Sus inicios no fueron fáciles. No sólo porque Preysler había perdido a su marido pocos meses antes, sino por la férrea oposición de Gonzalo (67), Álvaro (57) y Morgana (49), los hijos de Mario, que vieron cómo su madre, Patricia, era abandonada por otra mujer tras medio siglo de amor.