Enrique Ponce (51 años) y Ana Soria (25) continúan con su tranquila y plácida vida en Almería, donde el diestro instaló su residencia en 2020, tras anunciarse su separación de la diseñadora Paloma Cuevas (51) y cuando la Covid-19 se lo permitió. Casi cuatro años después, la dupla atraviesa uno de sus mejores momentos, y el diestro de Chiva ha comenzado 2024 con sus miras puestas en su regreso a los toros.
Será su gran despedida y ha organizado un adiós a lo grande que comenzará el 17 de mayo en Nimes -Francia- y concluirá el 9 de octubre, en que Valencia natal. Con esa ilusión vive el torero los primeros días de este año recién estrenado. En lo que respecta a su razón de amor, pocos datos se conocen, salvo que está centrada en los últimos exámenes de su carrera de Derecho.
Ahora, EL ESPAÑOL ha podido confirmar, en primicia, que la familia Soria Moreno ha iniciado 2024 con una gran alegría, al menos en el plano inmobiliario. De acuerdo con lo que ha podido averiguar este medio, los padres de la pareja de Enrique Ponce, por fin, se han deshecho de un bien inmueble que pusieron a la venta en febrero de 2021.
Federico y Rosa, los progenitores de Ana Soria, tomaron la decisión de poner a la venta la casa que fue familiar y fijaron un precio de salida inicial de 700.000 euros. No obstante, la venta de este chalet, ubicado en la zona Ciudad Jardín-Tagarete, en Almería, se convirtió en todo un quebradero de cabeza para la familia política de Enrique Ponce.
Pasaba el tiempo y la familia Soria no conseguía desprenderse de esta casa. Ante esta situación, en febrero de 2023 le practicaron una rebaja de 50.000 euros. El montante que se solicitaba, 650.000 euros, quedó así durante algunos meses hasta que un interesado ejecutó la operación. EL ESPAÑOL ha podido averiguar que esta venta se produjo "hace pocos meses".
Se ha tratado de una discreta operación y, de momento, este periódico desconoce el dinero final que los padres de la almeriense Ana Soria se han embolsado. No ha sido un trámite fácil el de esta venta, como pudo conocer EL ESPAÑOL hace un tiempo. Y es que el valor de mercado de los inmuebles de similares características, y en la misma zona, es bastante menor.
El hecho de que el precio de la casa estuviera por encima de la media supuso un problema en un principio. Según detallaron entonces personas cercanas a la familia, en pleno proceso de venta, los Soria no tenían "ninguna prisa" para deshacerse de este inmueble: "Es una casa que en su momento les costó mucho conseguir y hacerla realidad, y a lo que se niegan es a malvenderla".
En cuanto a las características de la propiedad, cabe puntualizar que se encontraba en Ciudad Jardín-Tagarete, y a pocos metros del paseo marítimo de la ciudad. El chalet disponía de 260 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas. Uno de los centros neurálgicos de la casa era un cómodo y gran salón que daba acceso al comedor principal, mucho más grande y en el que se pueden sentar a comer hasta ocho personas.
Un baño y una escalera de acero que llega al siguiente nivel, completaban el espacio. En la primera planta había tres dormitorios y dos baños. El principal, incluía un vestidor y contaba con uno de los aseos de gran tamaño y con plato de ducha. La segunda planta disponía de un dormitorio y acceso a una amplia azotea desde donde Ana Soria pudo disfrutar de las vistas de esta zona residencial.
Ponce y su gran regreso
2024 es el año de Enrique Ponce. El diestro de Chiva está "ilusionado como un crío chico", como pudo conocer EL ESPAÑOL hace unos días, con su -último- regreso al ruedo. Quiere que cada una de sus faenas sea única y, para ello, su deseo es reunirse de su entorno más próximo. Sentir a los suyos cerca. En esa línea, se detalló días atrás que Ponce ha trasladado a la familia Soria su intención de que lo acompañen en los cosos más importantes.
Al menos, en Nimes y en su gran adiós en Valencia. Una propuesta muy significativa que habla de la gran complicidad que existe entre Enrique y la familia de su pareja sentimental. De momento, lo único que EL ESPAÑOL ha podido confirmar es que Ana estará al lado de Ponce en Francia.
Soria ha sido el mayor y principal apoyo de Ponce en esta determinación crucial de vestirse -por última vez- de luces. "Ana es generosísima y ha antepuesto la felicidad y el desarrollo de Enrique a su propia tranquilidad", se aclaró hace unas semanas. No se esconde que para la estudiante de Derecho ver a su pareja en una plaza de toros le produce miedo y gran inquietud, pero ella enfoca esta gira como la última y definitiva.
Semanas atrás se puntualizó a este periódico que Ana Soria, al contrario de otras parejas o mujeres de torero, es una apasionada del mundo de toro desde que era pequeña.
Este extremo la ha ayudado a afrontar la vida profesional de su amor. No sólo ella: sus padres, y su hermano, de nombre José, también sienten devoción por la tauromaquia, como desveló hace unas semanas EL ESPAÑOL. Federico Soria, un conocido abogado mercantilista de la ciudad andaluza y padre de Ana, fue quien les inculcó a sus vástagos su pasión por el ruedo.