Han pasado casi seis meses desde que se hizo público el presunto asesinato y descuartizamiento de Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho (30 años). En aquel momento y hasta ahora, el hijo de Rodolfo Sancho (49) se convirtió en el protagonista de las noticias en España y en otras partes del mundo.
El cocinero se encuentra en prisión provisional en Tailandia desde el 7 de agosto, tras confesar ante la policía del país asiático. A poco menos de tres meses desde que comience el juicio, continúan apareciendo nuevas informaciones sobre el caso.
Hace unas horas, vieron la luz los últimos e íntimos mensajes que Daniel y Edwin intercambiaron ya estando ambos en Tailandia. Ha sido el programa TardeAR el que ha revelado la última conversación de ambos antes de morir.
Al llegar a la isla de Koh Phangan, el colombiano le envió una fotografía en una lancha a su acompañante de viaje, que le esperaba al final del trayecto. "¿Vas en esa lancha? ¿Te agarraste un barco privado? Jajajaja. Menudo sinvergüenza", escribe Daniel en el primer mensaje que recoge el sumario que ha visto ahora la luz. "Jajajaja. Voy a dar una vuelta primero. Te aviso cuando vaya para que salgas", le respondió el cirujano plástico.
Minutos más tarde, el español volvió a enviarle un nuevo mensaje: "Chiqui, ¿entonces a qué hora te espero en el puerto? Ya estoy aquí esperando porque supuestamente llegabas en 20 minutos". La respuesta es tajante: "Ve a dar una vuelta". La conversación comienza a subir de tono y el enfado de Daniel es notable: "¿Pero a dónde vas? No entiendo. ¿A dar una vuelta por dónde? Pero si está lloviendo". Después de intercambiar varios escritos sobre el plan alternativo de Edwin, este le responde: "Eres un enojón".
Un rato más tarde, el fallecido le comparte un claro mensaje que explica cómo era la relación que ambos mantenían: "Chiqui, tengo que quererte mucho para hacer esta travesía". Minutos antes de encontrarse y después de que parase la lluvia, Arrieta le envía un selfie y su compañero le responde: "Koh Phangan te va a recibir abriéndose el cielo", a lo que responde el emisario de la fotografía: "Sí, son bendiciones". A continuación, fue el hijo de Rodolfo Sancho el que le envió una fotografía. "Qué lindo", le responde.
Los mensajes cesan una vez que se encuentran, pero unas horas más tarde y una vez cometido el asesinato, Daniel Sancho comienza a generar una coartada. Son casi las dos de la mañana en la isla. "Chiqui, ¿dónde estas? Estoy con una volada terrible. ¿A dónde te has ido? Tengo poca batería y no me cargan esto en ningún lado. ¿Dónde estás?"
Dos horas después, vuelve a enviarle un nuevo mensaje. "Chiqui, ¿dónde estas? Estoy muy muy preocupado. Hace horas que no te veo. ¿Te has metido en la locura máxima de Haad Rin? Llevabas todas tus cosas, la plata, el móvil... Chiqui, por favor, tienes que responder. Voy a tener que llamar a la policía".
A las cinco de la mañana, el cocinero vuelve a enviar un tercer mensaje. "Voy para el hotel. Chiqui, por Dios, espero que estés ahí y que simplemente hayas perdido el móvil o la bolsa. No entiendo nada. Tengo miedo. Había venido a buscarte a la playa que estuvimos antes. Porque era el lugar que conocías. No estabas en el hotel. No estás en el otro hotel. Dios chiqui. Has desaparecido demasiadas horas. ¿Qué cojones hago? No tengo a quién contactar", concluye la conversación entre ambos. Poco tiempo después, acudiría a una comisaría en la que denunciaría la desaparición del cirujano y comenzaría la polémica investigación en la que sigue involucrado.