Como uno de los biógrafos más consolidados de nuestro país con una veintena de libros publicados, José Aguilar puede vanagloriarse de haber conocido a los personajes más grandes a nivel internacional.
Siendo adolescente forjó una íntima amistad con Sara Montiel, en la intimidad Marisol (76 años) se le abrió en canal, guarda un cariño inmenso por la condesa de Montarco, Charo Palacios, y la escritora Mercedes Salisachs siempre le animó a que escribiera poesía.
"Era una mujer tan elegante y sabia… Vivía en un piso palaciego en el Paseo de Gracia de Barcelona rodeada de exquisitas obras de arte. En su dormitorio tenía un retablo de un altar que veía desde la cama. Impresionante", asegura Aguilar en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL.
La sobrina de Mercedes fue otra de las damas más elegantes de la sociedad, Bibis Salisachs, esposa de Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Español. Comenta que "la conocí en Suiza y era una mujer fascinante, inteligentísima y sin tener un físico rutilante sabía convertirse en el centro de todas las miradas porque sabía defender la ropa con categoría y estilo".
Con motivo de la 38ª gala de los Goya, el autor de Rocío Dúrcal, volver a verte, 25 actores se confiesan y Azúcar, canela y clavo: Mis divas folclóricas, José Aguilar desgrana a este periódico algunas de sus vivencias con los actores más importantes de nuestra cinematografía así como de otros personajes de la alta sociedad.
Siempre sin olvidar a su madre, la poetisa y pintora Tonia Vázquez, de la que destaca su ocurrencia, la inteligencia "y la manera en cómo defendía la vida con humor y alegría. Escogía todo con un gusto exquisito. Hizo unas amistades buenísimas con gente tan dispar como Carmen Conde, Elio Bernhayer y Gloria Fuertes".
Ese sentido del gusto y de la escritura emocional también lo ha heredado Aguilar, que este lunes, 12 de febrero, presenta en el Ateneo de Madrid Antología poética, que contará con un recital con las voces de Cristina Higueras, Alejandra Grepi, Helena Fernández Gómez y Ana Escribano. Lo presentarán Marina Castaño (66), Mónika Vergara y el crítico Miguel Losada. Antes de acabar la entrevista recuerda con cariño a Fina de Calderón y Luis Racionero, quien solía decirle: "Escribe poesía, aunque no te dé de comer".
Los Goya se celebran en Valladolid, tierra de Concha Velasco, quien desgraciadamente estará presente en el In Memoriam. ¿Cómo la recuerda?
Era una mujer absolutamente dedicada a su profesión. Sólo había tres cosas importantes en su vida, su madre, sus hijos y su profesión. Vivía por y para el espectáculo. Fue una luchadora incansable que siempre conservó la ilusión por tener éxito y conseguir papeles. Y eso es muy cansado. Sentía tanto respeto que se arruinó en varias ocasiones. En privado era encantadora y amena, pero cuando se enfadaba tenía unos prontos terribles. Tenía mucho carácter.
Lo que habría dado por estar en el escenario, ¿no es así?
Hubiera estado tremendamente feliz. Una de las cosas que más le hubiera hecho ilusión hubiera sido presentar los Goya en su ciudad. Sin duda, uno de sus grandes momentos a nivel profesional. Pero tenemos a Ana Belén (72), uno de los pocos mitos vivientes que quedan.
¿Qué es lo peor de ser amigo de algunos personajes?
Algunos pueden ser decepcionantes como Catherine Deneueve, bellísima, con talento, pero tan fría, tan programa que parece como si estuviera en hornacina. Todo lo contrario a Sofía Loren que es pura simpatía, con una sonrisa maravillosa y muy agradable.
¿Cómo era Sara Montiel en las distancias cortas?
La única persona que me ha llamado Pepe en mi vida ha sido Sara, aunque lo más increíble fue que Analía Gadé me llamara Pepito. Sara era sorprendente. Me dejaba unos mensajes en el contestador que eran para troncharse. Recuerdo que en cierta ocasión íbamos a una fiesta a un hotel y nos llevaba en coche nuestra amiga Cándida Sanz, que con las prisas se confundió y se metió en dirección prohibida.
De repente aparecieron dos agentes y cuando Cándida les dijo que tenía que llevarnos se asomaron por la ventanilla. Había que ver a Sara bajando el cristal y saludar con el brazo diciendo "pasen, pasen". Nos escoltaron en contra dirección (risas). En otra fiesta le gustó mucho el abrigo que llevaba. Por descuido alguien se lo llevó de guardarropía y al verlo, Sara empezó a gritar por el salón "oiga, ese abrigo no es suyo". Era muy humana y divertida.
¿Se portaron bien sus hijos?
No tuvo que ser fácil tener como madre a una súper estrella. Thais y Zeus tenían una especie de dicotomía entre la madre y la estrella ya que en ocasiones les costaba asumir la dimensión de su proyección internacional.
Usted es el biógrafo oficial de Marisol y posee auténticas joyas grabadas de su propia voz. ¿Cómo se encuentra en la actualidad?
En primer lugar siento mucho que esté pasando por uno de los peores momentos de su vida tras el fallecimiento de Massimo, porque era el hombre de su vida. Eran el uno para el otro. Ha sido un hachazo brutal para su existencia y difícilmente se recompondrá. Me consta que está pasando momentos muy duros y prácticamente no sale a la calle.
Pocos conocen que el fenómeno Marisol fue planetario.
Así es. Nos centramos en España y Latinoamérica, pero es que fue una gran estrella en la mayoría de países africanos como Costa de Marfil, Congo, Camerún, Marruecos y en Japón la veneraban de tal manera que cuando iba por la calle le querían comprar lo que llevaba puesto, chaquetas, horquillas, faldas, zapatos… Fue una gran conmoción social. Hizo anuncios de chocolates, desfiles de moda y grabó con las mejores orquestas en japonés. Aun recuerdo como suena en ese idioma la canción Me conformo. En Europa la adoraron en Holanda, Bélgica, Alemania o Italia.
¿Se arrepintió de ser una niña-adolescente prodigio?
Conmigo fue clara y rotunda al afirmar que vivía al margen de la calle porque tenía una vida llena de compromisos. Echó de menos jugar en la calle, estar con sus amigas… En definitiva, tener una vida normal. Me contaba que afortunadamente Carlos J. Goyanes no vendió su contrato a Hollywood.
Bajo su punto de vista, ¿quiénes son los galanes más eróticos de nuestro cine?
Sin duda, Álex González (43). Aunque ya supera los cuarenta, y aparenta muchos menos, es un referente sexual. ¡Qué cuerpo! ¡Qué sonrisa! ¡Qué mentón! Los jovencitos le ven así. Maxi Iglesias (33) también tiene algo, aunque menos magnetismo.
¿A Penélope Cruz le hemos hecho justicia?
¡Cuánto le cuesta a España dar un reconocimiento a sus estrellas! Penélope es patrimonio de la humanidad y nuestro país tendría que estar contentísimo de que pasee su nombre con esa gloria. Este es un país desmemoriado, lo que pasó ayer ya no existe.
¿Cuál es su secreto?
En un par de meses cumple 50 y está mucho más atractiva que cuando tenía 25. Sigue estando en plenitud en todos los sentidos. Su vida es la historia de un cuento de hadas hecho realidad, pero que no sólo se ha producido por azar, ya que de esta manera no se puede estar tres décadas en el ojo del huracán. Penélope sabe manejar muy bien sus cartas, y está muy bien asesorada. A mi entender, le ha beneficiado muchísimo dejarse asesorar por un equipo magnífico. Su evolución ha sido sorprendente, siempre es una sorpresa constante y gesticula como las grandes. Es como si fuera de otra época.
Durante años usted se ha movido en los círculos sociales más selectos de España, donde ha conocido a personajes únicos. ¿A quiénes echa más de menos?
Charo Palacios, condesa de Montarlo, era única. Fue una de las mujeres más elegantes que supo romper moldes. Sólo ella podía superar los 80 años, ponerse minifalda y que le sentara bien. Siempre decía que la minifalda no era una cuestión de años, si no de piernas. Era distinguida, muy irónica y siempre tenía el dardo en la palabra. Sabía cómo y cuándo tenía que decir algo.
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Aline Griffith también era una mujer inclasificable.
Era pura invención. Una leyenda. Hay cosas que todavía son muchos interrogantes a muchos niveles en su vida que, por otro lado, fue fascinante. Entre su círculo de amistades íntimas se encontraban los duques de Windsor y Cayetana de Alba. Nos conquistaba a todos con la segunda mirada.
Quien ocupa un lugar especial en su corazón desde crío es Lita Trujillo, nuera del sátrapa Rafael Leónidas Trujillo de la República Dominicana. Probablemente sea la única sobreviviente en España de una de las épocas más fascinantes del siglo XX.
Lita te cautiva. La adoro. La quiero muchísimo. Es un puntal fundamental en mi vida. Es muy inteligente, una gran sufridora e incomprendida, nunca deja de sorprenderte y aunque parezca lo contrario no lo ha tenido fácil, porque ha hecho grandes renuncias. Fíjese que hablamos de una mujer que fue amante de Paul Newman y Steve McQueen, compañera de juergas del gran playboy Porfirio Rubirosa, se codeó con el clan de Sinatra y en Madrid vivía en uno de los palacetes franceses más lujosos en La Moraleja.
En su casa había guardias de seguridad, muchísimo servicio, ofrecía unas cenas con unos delicatessen indescriptibles y si salíamos a cenar pagaba al grupo unas cuentas estratosféricas. Siempre ha sido muy generosa con sus amigos y algunos de ellos no se están portando como ella merece en estos momentos delicados.