Mariló Montero (58 años) está "muy agradecida" con la Justicia Penal, como en su momento también lo estuvo con la Justicia Civil. Este jueves, 29 de febrero, Diego Arrabal (53) y Gustavo González (58) fueron condenados a diez meses de prisión como autores responsables de unas imágenes en las que la presentadora aparecía en topless en un hotel de Bora Bora.
La televisiva considera su victoria como "un avance en la defensa de la intimidad de un persona pública", tal y como informó su equipo de abogados a EL ESPAÑOL. No obstante, según ha podido saber este medio, la comunicadora recurrirá la sentencia. Cabe recordar que tanto Mariló Montero como los acusados tienen un plazo máximo de diez días a partir de la notificación de la misma.
Reiteran a este periódico que la presentadora está "muy agradecida" por el gran paso que se ha dado en un caso por el que lleva años luchando. Y no sólo por ella misma. Considera que es un triunfo que también repercute en otras personalidades, pues "se sabe el acoso a las figuras pública". Sin embargo, contempla que se ha juzgado un único delito -el de Bora Bora-, cuando en realidad ha sido víctima de un "delito continuado".
Los abogados de Mariló comentan que "se han quedado por fuera cuestiones previas" a las imágenes tomadas en Bora Bora. Aquellas instantáneas se hicieron en la Semana Santa de 2015. Pero meses antes, tal y como indica el escrito de acusación, hubo otra persecución por parte de los paparazzi.
Desde finales de 2014, Montero fue objeto de un seguimiento por parte de Gustavo González y Diego Arrabal, quienes, según el mencionado documento, "pusieron todos los medios a su alcance para entrar en ámbito de la más estricta intimidad de la querellante con la intención de airearlo y lucrarse con su comercialización, sin autorización, conocimiento ni consentimiento".
"La primera vez que existe constancia de que lo consiguieran tuvo lugar con ocasión del viaje que realizó Mariló Montero con sus hijos a las Islas Maldivas durante las vacaciones de Navidad de aquel año, los días 26 de diciembre de 2014 a 4 de enero de 2015", indica el escrito de acusación.
Era un viaje estrictamente familiar, de carácter privado y planificado "lejos de cualquier posible interferencia de la práctica de submarinismo en un barco de alquiler". Los querellados consiguieron enterarse del propósito de Mariló y contrataron a unos paparazzi que se desplazaron hasta Maldivas para localizarla. A escondidas, desde una embarcación próxima y auxiliados de teleobjetivos, hicieron un reportaje fotográfico que "vulnera su más absoluta intimidad".
De acuerdo con el escrito de acusación, uno de los días en los que Mariló Montero practicaba una inmersión de buceo, los paparazzi "se aproximaron al capitán del barco y le mostraron una foto con el rostro de Mariló Montero, preguntándole si esa mujer se encontraba allí". Él "respondió afirmativamente porque -según relató después- le pareció tan extraño que pensó que le tenían que comunicar alguna desgracia familiar".
Desde ese momento, los paparazzi enviados por Arrabal y González comenzaron a seguir continuamente a Mariló, captando imágenes suyas -por supuesto sin consentimiento- llevando a cabo la vida cotidiana propia de un barco, "lejos de la mirada ajena, en bikini, tomando el sol o en compañía de sus hijos en la cubierta del barco".
Después de aquello ocurrió lo de Bora Bora. El lugar fue estratégicamente escogido por Carmen Varela, directora de una conocida agencia de viajes, por su "deseo casi obsesivo de buscar un destino turístico", en un espacio privado.
La sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Barcelona indica que la comunicadora no informó a casi nadie de su destino. Además de la directora de la agencia de viaje, sólo tenía información de ello su asistente personal.
La que fuera presentadora de Las mañanas de La 1 y su amiga se alojaron en un bungaló del Hotel Intercontinental Le Moana y "disfrutaron de largos periodos en la terraza frente al mar en la seguridad de que se encontraban en un ámbito de intimidad propia del lugar que en aquel momento constituía su domicilio temporal, permaneciendo en la misma en pijama, en bikini y, en el caso de Montero, en algún momento desprendiéndose incluso de la parte superior para tomar el sol".
Así, la periodista fue inmortalizada en unas imágenes íntimas que posteriormente intentaron venderse a Lecturas, remitiendo una copia de las mismas a su director, Luis Pliego, "quien entendió que no eran publicables". José Muro, representante de Mariló Montero, advirtió a la revista de que su publicación supondría "un acto ilícito" y de que las instantáneas habían sido tomadas en un lugar privado. El reportaje nunca salió a la luz, pero la periodista aseguró que pasaron "de mano en mano" en las redacciones.
Cabe puntualizar que los paparazzi acusados también recurrirán la sentencia de este pasado jueves, 29 de febrero, según reveló a EL ESPAÑOL Diego Arrabal. Además de los 10 meses de prisión, tanto él como Gustavo deberán pagar una multa de seis euros diarios durante ocho meses.
La sentencia también señala su inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo por el tiempo de la condena y para el ejercicio de cualquier actividad relacionada con la propia de las agencias de prensa por el mismo periodo. Por otro lado, "la mitad del pago de las costas, incluidas las de la acusación particular".