Rosario Bermudo (72 años), reconocida judicialmente como hija de Leoncio González de Gregorio y Martí, marido de la duquesa de Medina Sidonia, vivió el pasado lunes, 27 de mayo, un día muy especial en su vida. Especial y emocionante, también un tanto duro: se celebró en Soria un juicio en el que ella reclama a sus hermanos la millonaria herencia de su padre.
Bermudo, de la mano de su letrado, Fernando Osuna, lleva tiempo batallando con denuedo por recibir lo que por ley le corresponde como hija legal de Leoncio, tal y como sentenció el Tribunal Supremo en 2023. La hijastra de Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa roja, acudió al juicio -adelantado en exclusiva por EL ESPAÑOL- junto a sus hijos y asesorada por Osuna.
Llamó especialmente la atención la asistencia de uno de los hermanos de Rosario, Gabriel González de Gregorio y Álvarez de Toledo, con quien incluso ésta se fundió en un caluroso abrazo a la salida del juzgado. Hasta la fecha, la propia Bermudo había admitido, en charlas con este periódico, que la relación con sus hermanos, Leoncio, Pilar, Gabriel y Javier, era inexistente, tensa y difícil.
De ahí, la sorpresa mayúscula de los allí presentes en el juicio, el pasado lunes, cuando Gabriel hizo acto de presencia. "Aparte de estas pendencias, es una alegría ver a mi hermana y a mis sobrinos. (...) A ver si llegamos a algún acuerdo antes de que nos coman los gusanos", aseguró el vástago de Leoncio. Ahora bien, ¿por qué acudió? ¿Qué ocurrió intramuros en el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Soria?
EL ESPAÑOL ha tratado de dar respuesta a estas cuestiones en conversación con Fernando Osuna. En primer lugar, el letrado de Bermudo deja claro que su cliente está "feliz" y "muy satisfecha" con lo conseguido tras abrirse las diligencias previas de este proceso, tan lacerante para Rosario. Sostiene Fernando que por su parte hay voluntad para llegar a ese acuerdo.
Un entente que, según Osuna, fue la jueza quien les instó a alcanzarlo, pues, en caso contrario, ambas partes se enfrentarán a "consecuencias muy negativas". Principalmente, de carácter económico. Fernando desliza que ambas partes se juegan mucho a ese respecto. La primera, su cliente: "Si perdemos, Rosario se queda sin un euro".
Alcanzar ese acuerdo evitaría, además, el pago de las costas, las cuales, según Osuna, estarían fijadas en torno al "ocho o nueve por ciento" en relación con el dinero que se reclama de la herencia. El letrado estima que la herencia podría oscilar entre 1.250.000 euros y 2.300.000 euros, dependiendo de los criterios aplicados.
Insiste Fernando que su cliente desea el acuerdo y que, de hecho, su despacho ya está trabajando y "gestionando" una reunión con los abogados de los hermanos González de Gregorio. El día del juicio hubo un intercambio de números de teléfono y esa reunión se producirá, al menos ese es el ánimo de Osuna.
Retomando la cuestión arriba expuesta: ¿por qué fue Gabriel al juicio? Osuna arguye que Gabriel siempre ha sido una persona "muy comunicativa" y se ha mostrado muy dispuesto a ayudar -a Rosario-. El letrado, además, desliza que la relación entre los hermanos González de Gregorio no estaría pasando por su mejor momento y se vería marcada por los "pleitos" entre ellos.
Acuerdo o nuevo juicio
Sea como fuere, Rosario se tendrá que poner de acuerdo con sus hermanos para cobrar la herencia que le corresponde o tendrán que ir a juicio las dos partes el próximo 9 de octubre.
Es la resolución que se adoptó el pasado día 27, por mediación del titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Soria, donde se vieron las diligencias previas. Las dos partes se encontraron en el juzgado soriano en lo que ha calificado de "jornada meramente técnica", y tras presentar los argumentos el juez les han instado a que negocien un acuerdo.
El letrado vaticina que "haya que ceder en la negociación", pero ha subrayado que "siempre será mejor" terminar con un proceso que lleva casi 12 años en los juzgados. El 5 de diciembre de 2018, el titular del Juzgado número 77 de Madrid reconocía a Bermudo como heredera legítima tras aportar al proceso una prueba de ADN con el 99,99 por ciento de coincidencia, el máximo que se puede obtener.
El final de este pleito se produjo después de un proceso de seis años y de que el 23 de marzo de 2017 se exhumaran en el cementerio de Quintana Redonda -Soria- los restos de Leoncio González para poder contrastar el ADN con el de la demandante.
"Estoy un poco nerviosa, pero contenta de haber llegado hasta aquí. Confío mucho en el abogado y sé que todo saldrá bien", expresó Rosario, el pasado lunes, a las puertas del juzgado.
Rosario expresó su deseo de que el litigio termine pronto debido a las dificultades familiares que enfrenta: "Este año ha sido muy duro. Mi marido se ha quedado inválido y no puede salir a la calle. Mi hijo también va a ser operado. Necesito que todo esto termine para poder descansar".
A la salida del juzgado, Gabriel González de Gregorio y Rosario Bermudo se fundieron en un abrazo. Rosario le dijo a su hermano que no siente rencor hacia él, a lo que Gabriel respondió: "A ver si llegamos a algún acuerdo antes de que nos coman los gusanos".
En ese momento, la hija de Bermudo le advirtió a Gabriel que su hermana Pilar podría no ver bien este acercamiento, a lo que Gabriel respondió: "Pilar es mejor persona de lo que creéis, sólo está enfadada porque se le pide mucho más". Rosario remachó: "Bueno, tampoco mucho más".
Bermudo no quiere guerras con sus hermanos, antes al contrario: busca la paz y la conciliación. "Yo les diría que llevan razón en que estén dolidos porque el padre no ha querido nunca contarles la verdad. Lo comprendo, pero no es para que me odien a mí", aseguró, conciliadora, Bermudo, cuando charló con este medio.