A diferencia de muchos artistas exitosos que sucumben a la esclavitud de la grandes multinacionales, Manu Tenorio (49 años) se independizó hace bastantes años porque quería, por encima de todo, libertad. El camino es mucho más duro y solitario, pero merece la pena.

En este largo viaje se encuentra Silvia Casas (50), su mujer desde hace dieciséis años. Ella trabajaba en Europa Press cuando se conocieron un viernes 13 muy nevado de 2006 en una exposición pictórica de Alejandro Sanz (55) donde el cantante había sido invitado. En la actualidad Silvia lleva la prensa a su esposo. Fruto de ese amor inquebrantable nació Pedro (12). "Es un espectáculo -puntualiza el feliz papá- Que nada más levantarte por la mañana te sonría hace que la mitad del día ya esté hecho".

Hace dos años, el cantante se lió la manta a la cabeza para lanzar La verdad, la primera parte de una trilogía que homenajea a los clásicos autores de la canción melódica y sus intérpretes hispanos como Julio Iglesias, Lucho Gatica, Dyango… En los últimos días ya suena en todas las plataformas digitales Momentos, el primer single de la segunda parte bautizada como El origen. Poco a poco va dando vida a los temas con los que respiró de pequeño.

¿De dónde saca esa fuerza para conseguir sus retos?

La música es mi vocación, me sale de forma natural y llevo tantos años en esto porque la profesión tiró de mí. Lo hago con ilusión, con ganas y motivado. También desgasta mucho porque estamos 24/7, pero cada vez que escuchas un arreglo te motiva más y vuelve la energía.

Con las nuevas tecnologías uno se puede quedar absorto del resto del mundo, ¿cómo se puede llegar a conectar con lo melódico si tenemos tanto ruido en las cabezas?

Uno tiene que ver la música melódica como un medio para desconectar y enfocar de manera que se pueda encontrar la paz. Los temas están llenos de matices, colores, armonías preciosas, por lo general suele ser muy orgánica porque hay músicos tocando, la música no está enlatada…

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El cantante durante la premier de 'La verdad'. Gtres

Y esas canciones también son perfectas para enamorarse.

También. En lo melódico encuentro mucha belleza en la forma de escribir, de componer y en sus intérpretes. Esa belleza me estimula y me da mucha paz interior. Y si la letra va dirigida a alguien en concreto ya entramos en el terreno del amor. La forma de realizarse es diametralmente opuesta a la de ahora. Por ejemplo, Momentos no tiene estribillo, cuenta una historia de arriba a abajo y en la actualidad estamos acostumbrados a estribillos machacones. ¡Y eso es arte!.

¿Por qué compone la mayoría de sus canciones en Ibiza?

Llevo yendo muchísimos años. Esa parte más denostada como la fiesta y la noche, me pilló muy mayor y ya no me interesa. Está muy bien, pero prefiero la parte payesa. Tengo amigos payeses, me gusta ese rollo rural de la isla. Sus paisajes, las playas y esa pequeña isla, Es Vedrà, que tiene tal magnetismo que los atardeceres son para volverte loco. Si no te inspiras allí no lo vas a hacer en ningún lado (risas). Mejor que te retires.

Lo que decíamos, hay mucho ruido en el ambiente.

Nos están embutiendo la cabeza con tantos imputs como los conflictos políticos, las redes sociales, que hay que ir al gimnasio o estar más delgados que nos va a reventar la cabeza. Como no te apartes de ese ruido y no te busques un espacio en silencio no te vas a escuchar a ti mismo. Está todo diseñado para que no se logre. Nos quieren convertir en autómatas.

No se casa con las multinacionales, ¿por qué lleva tantos años siendo independiente?

Quería desarrollar un estilo musical y una vocación artística concreta. Y como soy bastante terco mental y emocionalmente todo es más jodido. Si no hacía eso, yo iba a ser un puto infeliz. Es aquello de yo podría hacer lo que tú quieres, pero si lo hago, entonces no hago lo que yo quiero. Puede que ganara más dinero, pero me subiría al escenario llorando.

¿Cuántas horas le echa cada día?

No sabría decir porque hay muchos frentes. Es cierto que no estoy solo porque sería imposible, pero hay muchas llamadas que nadie puede hacer por mí. Mi abuela solía decir que "no hay mejor trabajo que el que uno hace" y parece que la estoy viendo cómo me lo dice (carcajadas). Desde el cielo está como diciendo "qué hija punta qué razón tenía", ja, ja. Es una pena que nuestros mayores se tengan que morir para darnos cuenta de lo que significan.

Manu Tenorio y Silvia Casas en Sevilla. Gtres

Al menos, junto a Silvia las penas son menos densas.

Ella es un bastión, mi timón, llena un vacío. Sin ella esta andadura hubiera sido mucho más dura. Me da una motivación y confianza constante que para un artista es vital. Desde hace unos años está trabajando conmigo, pero como profesional del periodismo podría haber tenido mucho éxito en otra parte.

¿Cómo definiría a su hijo Pedro?

Es un espectáculo y tengo pruebas fehacientes. Te cuento una anécdota de cuando un día íbamos en el coche y me quedé loco. Empecé a componerle la canción Paso a paso cuando estaba en el vientre de su madre y siempre le cuento que la terminé de escribir cuando le tuve brazos y nos miramos a los ojos. Ambos llegamos a la conclusión, sin palabras, sin ruido, solo a través de nuestras miradas que vamos a estar ligados de aquí a la eternidad. Incluso cuando yo no esté seguiremos unidos, nuestras almas estarán para siempre juntas.

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Y…

Me acuerdo que con 7 u 8 años estábamos en el coche, le puse la canción y detrás mío noté cómo empezaba a irse hacia abajo, a escurrir el culo del asiento y se mete en la esquina para que no le viera. Le dije: "¡Pero hijo, Pedro, para qué te escondes!, saca la cabeza que no te veo". Y cuando lo hizo, el chaval emocionado y llorando me dice: "Es que yo no me puedo creer que tenga la suerte de tener un padre que escriba canciones como la que tú me has escrito a mí porque eso no lo tiene ningún niño del colegio". Si en algún momento he necesitado una justificación de por qué me dedico a esto, aquellos cinco segundos fueron suficiente para expresar mi existencia humana en la Tierra. Le dije: "La escribí porque tú te mereces un caudal de canciones como esta. ¿Tú sabes lo que haces con sonreírme por la mañana?".

Y encima cuando te dice ese 'te quiero' matutino?

Es lo máximo. Mira, tengo un tío que se llama Pedro y es como si fuese mi padre porque aunque lo he tenido no fue un ejemplo a seguir. Tengo claro que no nací con un manual de instrucciones y que la forma de relacionarme con mi hijo no será desde la dictadura, ni desde la superioridad.

Es decir, el no porque no, no existe.

A veces hay que aplicarlo, pero si me equivoco también soy humano. No podemos estar todo el día pasando las cuentas pendientes.

Muchos personajes no desean que el rostro de sus hijos salga pixelado pero, por ejemplo, Shakira y Piqué decidieron que no se hiciera. ¿Cuál es tu postura?

No me importa mientras no se explote comercialmente ni de otra manera. Lo veo bien. Otra postura sería si mi hijo ha decidido no salir, entonces no tengo porqué decidirlo.

¿Os sigue pidiendo hermanitos?

(Risas). De momento hemos comprado un perro y a ver qué pasa. Pero sí, ahí sigue el tío, pero ya lo veo complicado (ja, ja, ja).