Nada hacía presagiar ninguna de las tres trágicas noticias a las que ha tenido que hacer frente este verano la familia Goyanes Lapique. Cuando comenzó la época estival, y como hacían cada año, todos mantenían la agenda habitual que siguen desde que sus hijas y nietos son pequeños. La casa de la urbanización Guadalmina, en el municipio malagueño de Marbella, era el cuartel general de Carlos Goyanes y en el que los recuerdos han quedado impregnados desde hace años.
Se trata de una localización que no solo era la residencia de verano de la familia, también fue el lugar donde pasaron el confinamiento y parte de la pandemia, convirtiéndose en una especie de refugio para todos.
Sin embargo, nadie podía imaginar que el paraíso familiar de los Goyanes Lapique acabaría convirtiéndose en el lugar donde se han vivido las mayores tragedias este verano.
El 7 de agosto fallecía Carlos Goyanes, a los 79 años, a causa de un repentino infarto. 19 días después la tragedia se repetía y volvía a derrumbar a la familia con la muerte de Caritina a los 46 años, madre de dos hijos, Pedro (13 años), y Mini Cari (10). Pero sólo 24 horas antes de Caritina decía adiós Tito Goyanes, hermano de Carlos y tío de Caritina.
Con el fin de apaciguar el dolor por la pérdida de un querido padre, marido y abuelo, la mayor parte de la familia ponía rumbo a Mallorca y dejaba atrás la que había sido su refugio durante años. En la zona de Formentor, Miriam, hermana de Cari Lapique (72), tiene un chalet que comparte con sus hijos, nueras y bebés. Una casa en la que una desolada viuda podía descansar después de la repentina muerte de su marido. Sin embargo, otra trágica noticia caía sobre el seno de los Goyanes Lapique.
Pocos días después de dar el último adiós a Carlos, Cari Lapique recibía en Mallorca la noticia de la repentina muerte de su primogénita, Caritina. En la misma vivienda que fallecía su padre y por la misma causa, la mayor de los Goyanes dejaba desolada y rota de dolor a su familia.
Caritina, dueña de la empresa de catering Six Sens había regresado días antes desde Baleares para retomar el trabajo. A principios de septiembre tenía dos eventos importantes y quería supervisar los últimos detalles. Ahora, según ha podido conocer Vanitatis, el negocio promete seguir en pie y correrá a cargo de su marido, Antonio Matos.
La pérdida de su marido y su hija en cuestión de tres semanas ha dejado un vacío enorme en Cari Lapique, quien encuentra en su hermana Miriam uno de sus mayores apoyos. Tal y como ha podido conocer el citado medio, la familia se ha trasladado a la finca de Retuerta del Bullaque, en Ciudad Real, un campo donde vuelven a estar todos unidos para poder llevar lo mejor que puedan una tragedia difícil de definir. Como decían los amigos que acudieron al tanatorio de Tres Cantos en Madrid para despedir a Caritina Goyanes, "no hay palabras para tanto dolor".
En pocas semanas, los dos hijos de Caritina dirán adiós al verano más atípico y cruel de sus cortas vidas y tendrán que hacer frente al nuevo curso escolar. Afortunadamente, los pequeños vivían junto a sus padres en el mismo edificio que su abuela Cari y estaban acostumbrados a verse todos los días. Carla Goyanes (41), por su parte, vivía en otra casa no muy lejos, pero las visitas de sus hijos a los primos eran habituales, como se ha podido ver en alguna que otra ocasión a través de sus redes sociales.