Un acto celebrado en febrero de 2003 sería el detonante de una relación polémica y mediática que llenaría los titulares de los medios de comunicación y coparía horas de televisión durante dos décadas. Julián Muñoz, alcalde de la localidad, padre de familia y enamorado de su mujer, Mayte Zaldívar (67 años), coincidía con Isabel Pantoja (68) en la Feria Internacional de Turismo (FITUR) en Madrid. 

Sería ahí donde él le propondría ser imagen de la ciudad de Marbella por su valor artístico para la región. Las apariciones públicas no cesarían, momento en el que comenzaron los rumores de una posible e inesperada relación entre ellos. Todo esto a espaldas de su por entonces mujer, que fue la encargada de confirmar lo que había sido un secreto a voces.

No tardarían en publicarse las primeras imágenes de la pareja disfrutando de tiempo en El Rocío. Fue ahí cuando se convertiría en la todopoderosa primera dama de la Costa del Sol, su vida dio un giro de 180 grados y la vida rodeada de lujos pasó a formar parte de su día a día. 

Julián Muñoz, Maite Zaldívar e Isabel Pantoja en Marbella. Gtres

Su historia de amor duraría seis intensos años. Juntos se hicieron con Mi Gitana, una mansión de lujo ubicada en la urbanización de La Pera y que convertirían en su nidito de amor, de privacidad y donde fueron felices hasta que el caso Malaya estalló. 

Los altos muros que rodeaban la propiedad impedían ver la extensión del terreno, así como los lujos que se encontraban detrás de sus paredes. En total, eran más de 3.500 metros cuadrados donde fueron felices hasta su detención y posterior ingreso en prisión. 

Finalmente, en 2009 sería Isabel Pantoja la que confirmaría en una entrevista que su relación con el exedil ya había terminado. A pesar de la ruptura, tuvieron que vivir juntos -aunque no revueltos- uno de los juicios más mediáticos que se recuerdan en la historia de España y en el que se condenaría a los tres protagonistas de este triángulo amoroso a prisión. 

Julián Muñoz e Isabel Pantoja en Buenos Aires en febrero de 2006. Gtres

Pese a la separación, el pasado les perseguía y la cantante quería deshacerse de todo lo que tuviese relación con el que había sido durante casi una década su razón de amor. Esto incluía su querida finca Mi Gitana, que salió a la venta en 2015 mientras ella se encontraba en la cárcel cumpliendo condena. Fue Agustín Pantoja quien se encargó de todo el papeleo. Acordaron ponerla a la venta por un valor de casi cuatro millones de euros, pero nadie quiso comprarla a ese precio tan elevado. 

Finalmente, los hermanos Pantoja aceptaron los 2,2 millones de euros que les ofrecía una sociedad española, registrada a nombre de una sociedad británica. Casi 10 años después, sigue siendo un misterio quién es actualmente el propietario de la finca. 

Pero nada queda ya de aquel nido de amor en el que Julián Muñoz e Isabel Pantoja vivieron los años más felices antes de que estallase la tormenta. El propietario decidió derruir la edificación para construir viviendas de lujo. 

Estado en 2021 de la parcela donde antes había estado 'Mi Gitana'. Gtres

Sin embargo, parece que la polémica en lo que respecta a esta vivienda todavía persigue a la cantante de Marinero de Luces. Hace unos meses se conocieron ciertas irregularidades en el proceso de venta. De confirmarse, podría volver a enfrentarse a los delitos de estafa, apropiación indebida o alzamiento de bienes.