Rosario Bermudo en una fotografía facilitada hace un tiempo a EL ESPAÑOL.

Rosario Bermudo en una fotografía facilitada hace un tiempo a EL ESPAÑOL.

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Cuenta atrás para el juicio final de Rosario Bermudo contra sus hermanos: una esperanza y un vínculo roto

Será el próximo 9 de octubre, en Soria, cuando Bermudo y sus hermanos se vean las caras tras haberse roto las negociaciones: "Puede ocurrir de todo". 

2 octubre, 2024 03:02

El 16 de agosto, EL ESPAÑOL se hizo eco de una información que desvanecía, en parte, la esperanza que conservaba Rosario Bermudo (72 años), la hija reconocida de Leoncio González de Gregorio y Martí. Los lectores de este periódico estarán al tanto de que Bermudo lleva años batallando contra sus hermanos, Leoncio, Pilar, Gabriel y Javier, por conseguir su parte de la millonaria herencia que dejó su progenitor. 

Rosario desea irse de este mundo habiéndose hecho justicia; que merezca la pena tanto desgaste. Conocida en su localidad natal, Écija -Sevilla-, como la 'condesilla', ya que se conocía que era hija del marido de la 'duquesa Roja', nunca fue su interés el económico, sino que la ley le entregue lo que es suyo. Bermudo ni lo dudó: se puso en las mejores manos, las del letrado Fernando Osuna.

Las partes se vieron las caras hace unos meses en Soria, y la jueza les instó a llegar a un entente. Lo procuraron, pero las negociaciones se rompieron en el verano. Por tanto, ambas partes se vieron abocadas a la celebración de un juicio, que tendrá lugar el próximo miércoles, 9 de octubre, en la localidad de Soria. 

[Giro inesperado en la lucha de Rosario Bermudo por su millonaria herencia: una negociación "rota" y el juicio]

El abrazo entre Rosario Bermudo y Gabriel González de Gregorio, el pasado mes de mayo, en Soria.

El abrazo entre Rosario Bermudo y Gabriel González de Gregorio, el pasado mes de mayo, en Soria. Europa Press

Será el juicio final, el definitivo, el que esclarezca una resolución. Sostiene Osuna en conversación con EL ESPAÑOL que todo sigue su curso, que nada ha cambiado en estas semanas: "Sigue sin haber acuerdo. Tenemos muchas posibilidades de ganar". 

Al mismo tiempo, añade Fernando, vía telefónica: "Todo está muy complicado, puede ocurrir de todo". El escenario está más convulso que nunca y se detalla que no existe ningún tipo de comunicación entre los hermanos, tan sólo sus letrados son los que están en comunicación. 

Sostiene quien puede hacerlo que, lógicamente, cuando Bermudo se enteró de que las negociaciones se habían roto se llevó un "disgusto". Ella conservaba grandes esperanzas, sobre todo desde que en aquella cita en Soria se fundió en un abrazo con uno de sus hermanos, Gabriel González de Gregorio y Álvarez de Toledo. Entendió que sería aquel un puente determinante.

Se equivocó, porque luego las partes no llegaron a ningún entente. Bermudo ha pasado un verano relativamente tranquilo, pero no se esconde que esta situación la tiene, principalmente, desgastada y "apenada". Es consciente de su edad, de los achaques y, encima a sus obligaciones y preocupaciones debe asumir otra: el cuidado de su marido, aquejado de una débil salud. 

Rosario Bermudo en una fotografía facilitada a EL ESPAÑOL.

Rosario Bermudo en una fotografía facilitada a EL ESPAÑOL.

"A ver si llegamos a algún acuerdo antes de que nos coman los gusanos", fue la frase que entonó Gabriel González de Gregorio, y se pone hoy de manifiesto, en conversación con este periódico, para hacer ver que, en efecto, hubo interés y buena voluntad. Pero de nada sirvió: el 9 de octubre, en Soria, un juez tomará la palabra. Rosario, como ya ocurrió en la anterior ocasión, acudirá junto a sus hijos.

El pasado mes de mayo, en aquel día de la primera vista que Bermudo guarda en su corazón con gran cariño, la jueza instó a los letrados que capitanean este litigio a que alcancen un acuerdo

Detalló a este medio Fernando Osuna que la jueza puntualizó que, en caso de no conseguir ese entente, se enfrentarían todas las partes a "consecuencias muy negativas". Esos efectos perjudiciales puede que se materialicen. El quid de la cuestión -del desacuerdo- es obvio: no hay consenso en la cantidad que ha de percibir Rosario como herencia.

Este periódico se puso, el pasado agosto, en contacto con el abogado que defiende los intereses de Bermudo. Osuna sostiene al otro lado de la línea: "Pilar -una de las hermanas- tiene que darle a mi cliente más que sus hermanos. (...) Es muy probable que entre ellos -los hermanos- haya muchas diferencias. Han cambiado de abogado muchas veces. (...) Las costas de abogados, procuradores y peritos pueden ser muy altas. Puede haber condena en costas a ellos". 

Rosario Bermudo, posando, sonriente, ante el objetivo de la cámara.

Rosario Bermudo, posando, sonriente, ante el objetivo de la cámara.

Precisamente, por todo cuanto se jugaban las partes, detalló a este periódico una fuente solvente, estuvieron algún tiempo sin intervenir en los medios de comunicación ni conceder declaraciones. No interesaba en modo alguno que los puentes que se fueron construyendo terminaran por derruirse, como al final ha ocurrido.

"Si perdemosRosario se queda sin un euro", manifestó Osuna hace un tiempo a EL ESPAÑOL, para reflejar que aquí perderán todos. La última palabra, ahora, la tiene la jueza, cuando dicte sentencia. Rosario ha transitado por la alegría, cuando ha visto que sus titánicos esfuerzos daban resultados, y por la decepción en aquellos casos en que parecía que todo eran trabas.

Rosario Bermudo, en una de sus últimas apariciones públicas, en 'Y ahora Sonsoles'.

Rosario Bermudo, en una de sus últimas apariciones públicas, en 'Y ahora Sonsoles'.

Fernando Osuna estimó, hace unas semanas, que la herencia podría oscilar entre 1.250.000 euros y 2.300.000 euros, dependiendo de los criterios aplicados. Conviene recordar que Bermudo fue reconocida como hija de Leoncio después de cinco años de pleitos tras autorizar un juez la exhumación del noble español para la obtención de muestras óseas con las que poder contrastar el ADN del fallecido con el de ella.

El hecho de que sea el Juzgado número 2 de Soria el que decida sobre la herencia de Rosario Bermudo, es debido a que el bien de mayor cuantía de la herencia, -que ya recibieron los hijos del duque de Medina Sidonia a su muerte-, es el palacio de Quintana Redonda, valorado en su momento en unos cinco millones de euros.

La -otra- batalla de Rosario

La vida personal y familiar de Bermudo va más allá de esta circunstancia legal que, inevitablemente, ha marcado su vida. "Este año ha sido muy duro. Mi marido se ha quedado inválido y no puede salir a la calle. Mi hijo también va a ser operado. Necesito que todo esto termine para poder descansar", apuntó Rosario el pasado mes de mayo, a las puertas de los juzgados de Soria. 

Bermudo no quiere guerras con sus hermanos, antes al contrario: busca la paz y la conciliación. "Yo les diría que llevan razón en que estén dolidos porque el padre no ha querido nunca contarles la verdad. Lo comprendo, pero no es para que me odien a mí", aseguró, conciliadora, Bermudo, cuando charló con este medio.