Este pasado martes Pablo Motos (53 años) se volvía a poner frente a la cámara para presentar El Hormiguero y lo hacía, para sorpresa de los espectadores, con unas muletas tras haberse sometido a una operación de rodilla hace unos días. Eso sí, este imprevisto de salud no le ha impedido, en absoluto, bailar con su equipo la mítica sintonía del programa al arranque del mismo, y tampoco entrevistar a su invitado, Bertín Osborne (64).
Una vez más -no es, ni mucho menos, el único revés que ha sufrido el presentador a lo largo de estos años-, el valenciano ha dejado claro que nada puede con él. De hecho, hay un dato revelador que certifica que Motos está hecho de hierro: nunca ha faltado al programa en la historia del mismo, ni en su etapa en Cuatro ni en la actual en Antena 3. Pablo jamás se ha ausentado como presentador y, por tanto, en ningún momento ha tenido que necesitar la ayuda de un sustituto.
Y eso que esta tesitura la tiene muy meditada, como aseguró en una entrevista a elPeriódico en 2016: "Si me ocurre algo, mi sustituto sería Jandro. Es más, siempre está preparado para hacerlo por si a mí me pasa algo". Jandro es su mano derecha en El Hormiguero, el hombre al que le consulta todas las cuestiones logísticas del programa y sus zozobras personales. No obstante, aún no ha llegado el momento -por fortuna- de que Pablo precise de un sustituto: puede jactarse de ser casi el presentador más insustituible de la televisión.
Tan solo casi porque Motos no está solo en esta suerte de fortaleza y de récord. Ahí está el ejemplo de Jordi Hurtado (61), el legendario conductor de Saber y ganar, el programa de preguntas y respuestas de La 2. Como Motos, Hurtado nunca se ha visto en el brete de ausentarse de su puesto de trabajo por ningún motivo ni de salud ni personal. La única diferente que se aprecia en esta comparativa es que Pablo Motos presenta casi siempre en directo -con el valor añadido que ello supone- y los espacios de divulgación de Jordi son grabados.
Sea como fuere, lo que no se puede negar es que se trata de dos grandes figuras de la televisión que han demostrado una profesionalidad innegable en sus trabajos. Volviendo al espacio de las hormigas más famosas de la televisión, Pablo siempre se ha repuesto de todo; de la tristeza por la muerte de sus padres y de los reveses que le ha dado la salud. En lo que respecta al fallecimiento de sus progenitores, el primero en decir adiós fue su padre en 2016. En ese momento, el show debió continuar y el valenciano escondió el dolor y entrevistó esa noche a Alejandro Sanz (50). No hubo ni lágrimas ni homenajes.
Tan solo el espectador conoció la triste realidad por la que pasaba el presentador cuando Sanz, en un momento propicio de la charla, aseveró solemnemente: "El jefe estará orgulloso de ti". Ahí, Motos, visiblemente nervioso, toreó la emoción volviendo a su rol como entrevistador. En el caso de la muerte de su madre, Amelia, en 2018, el tratamiento fue muy distinto. En este caso, Motos sí lo compartió con el público del programa, ya que Amelia fue 'colaboradora' de su hijo cuando llamaba por teléfono para opinar o preguntar alguna curiosidad a la celebridad de turno.
"Hoy quiero dedicar el programa a mi madre que ha fallecido esta mañana", aseguró echándose a llorar sobre los hombros de Laura Pausini (45), la invitada de la noche, en un gesto muy humano y con los ojos anegados en lágrimas. Sin embargo, ni en esos duros momentos personales Pablo ha flaqueado, lo que habría sido absolutamente entendible. En otro orden, la salud también le ha dado más de un quebradero de cabeza a uno de los presentadores estrella de la televisión privada.
Aparte de las muletas con las que se ha presentado esta semana como consecuencia de la operación de rodilla, ya en diciembre de 2018 sufrió una ruptura de la fascia plantar que le obligó a estar tres meses con muletas. Así lo desveló el propio periodista a través de sus redes sociales con una publicación en la que bromeaba sobre cómo iba a presentar El Hormiguero mientras intentaba bailar con las muletas: "Me he roto la fascia del pie y tengo para tres semanas con muletas. Así es que vamos a intentar ensayar el baile para ver qué soy capaz de hacer con esto".
Además de estas lesiones, en 2015 estrenó la décima temporada de El Hormiguero dando un susto a la audiencia con el brazo en cabestrillo por una caída en sus vacaciones de Jávea mientras practicaba uno de sus grandes hobbies, el submarinismo. Sea como fuere, lo que demuestran estos imprevistos de salud y los varapalos personales es que Pablo Motos es un hombre curtido en mil batallas y que le da prioridad a la profesión por encima de todo. Y es que, siempre, pase lo que pase, el show debe continuar.
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