"Tenemos curiosidad por todo. Todo nos interesa hasta el último detalle. Por eso, todo lo que pasa te lo contamos cada día en La Mañana de La 1", aseguraba María Casado (41 años) en 2016 cuando se ponía al frente de La mañana tras el adiós de Mariló Montero (53), su presentadora titular hasta la fecha. Era una apuesta arriesgada para el espacio después de siete años sin cambiar de rostro. Hasta entonces, Casado era la antecesora de la navarra al frente de Los Desayunos. Acababan estos y arrancaba el espacio matinal.
Sin embargo, cuando Montero decidió abandonar el espacio para "cazar sueños personales" la cadena pensó en ella, en María, para coger el timón del buque insignia del ente público. Y no se equivocaron. Tras un verano en el que Silvia Jato (48) condujo el magacín estival, Casado estrenaba temporada por todo lo alto, y con los evidentes nervios que acarrea la responsabilidad del trabajo bien hecho. Sin duda, se trataba de un ascenso en su carrera profesional, una oportunidad de oro a la que decir que no era impensable.
Ella misma ha reconocido que no fueron unos comienzos fáciles, que tuvo que hacer frente a una titánica lucha de autoexigencia por coger las riendas de un programa que ya tenía años de vida y recorrido vital. "Necesité unos meses para adaptarme a ese cambio de registro, me pasó como a los niños que cambian de colegio", aseguraba en una entrevista a Vertele. Ese nivel de exigencia, apuntaba, de la cadena pública "siempre es bueno y sano".
Hay que recordar que Casado tomaba el timón de la octava temporada de La mañana con importantes novedades. Era el tiempo del cambio. De probar cosas nuevas. Así, el programa incorporó a Fernando Díaz de la Guardia (47), que copresentó con María Casado la sección de actualidad. Por su parte, Jota Abril (44) continuaba informando de la opinión de los espectadores y acompañando a Casado en la sección de entretenimiento. Además, en ese momento el programa sufrió un severo lavado de imagen y desembaló un nuevo decorado y horario de emisión, de 10:00 a 12:00 horas.
La cadena se volcó en su franja matutina, pero los esfuerzos no terminaron de surtir el efecto deseado. Pese a la buena audiencia, había que mejorar. De cara a la temporada 2018-2019, el cambio de administración de TVE realizó sustanciales cambios. De este modo, el programa fulminó la sección de corazón, prescindió de Jota Abril fichando en su lugar a Fernando Timón. Del mismo modo, el formato renueva su identidad gráfica.
Después de tanto tiempo, el programa ha alcanzado una cierta estabilidad y, si bien sigue siendo la tercera opción en la mañana, goza de una fidelidad. Tras las turbulencias, ha llegado la calma. Como prueba, un dato: la novena temporada -la segunda con Casado- cerró con un aceptable 9,7 por ciento de cuota de pantalla, más de una décima por encima de la octava (8,4). Y al frente sigue, férrea, María Casado, una de las presentadoras más consolidadas de TVE y, por tanto, preferida de Rosa María Mateo (77); ha esquivado baches, crisis y purgas, tanto de audiencia como de fichajes, por las que ha atravesado el ente público. De su propio programa han ido cayendo ideas, secciones y personas, y llegando savia nueva, pero ella se ha mantenido fuerte en su puesto. Contra viento y marea.
Ha dado la cara en los momentos más críticos, como cuando en el Día Internacional de la Mujer en 2018 se quedó sola ante la cámara por la huelga que realizó la redacción del programa. Sea como fuere, el sacrificio de Casado hoy ha tenido su recompensa: su consolidación en la cadena y los 'privilegios' de que dispone: poder participar en programas de la competencia, como Pasapalabra.
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