Quedan pocas dudas de que La casa de papel es una de las series del momento, uno de los pocos productos de ficción con sello español que ha logrado traspasar fronteras. Esa fama ha hecho que su legión de seguidores espere con cierta impaciencia su tercera temporada, cuyo estreno tendrá lugar en la plataforma Netflix el 19 de julio.
La cercanía de esa fecha y el hecho de que la serie echara a andar en Antena 3 suponían razones de sobra para que dos de sus actores fueran los invitados en el cierre de temporada de El Hormiguero. Álvaro Morte (44 años) y Úrsula Corberó (29) visitaron este miércoles a Pablo Motos (53) para hablar de la nueva temporada y de muchas cosas más.
Quizás por ser la última entrega de la temporada, el programa varió su formato, comenzando con una exhibición de un regurgitador profesional, Stevie Starr. El número, un tanto desconcertante y con un punto desagradable, fue la antesala de una entrevista que arrancó, como no podía ser de otro modo, con una pregunta sobre cómo están llevando esta fama. Para Álvaro Morte es "inevitable" pensar en lo que está sucediendo, aunque reconoce que trata de que "no afecte al trabajo".
Úrsula Corberó fue un poco más allá, valorando que "lo imposible sería no pensarlo, sería distorsionar la realidad". Sin embargo, no considera que este masivo reconocimiento tenga influencia sobre el reparto: "Hemos hecho dos temporadas juntos y hay unos roles asignados, a pesar de todo lo que ha pasado, todo surge con normalidad".
Dolor y placer
Al paso habitual por publicidad le sucedió el visionado del tráiler, momento que aprovecharon los invitados para destacar que "hemos visto los tres primeros capítulos y tenían muy buena pinta". El producto final es, según ellos, resultado de haberse "dejado la piel". Dicha afirmación llevó a Pablo Motos a preguntarles si se hacían daño grabando algunas de las numerosas escenas de acción. Corberó se encargó de responder: "Yo me hago daño todo el rato, tengo muchas escenas de acción, me ven fuerte pero peso 47 kilos. Tiene una parte heavy, que lo sufres, pero luego lo disfrutas mogollón".
Todos esos inconvenientes quedan paliados cuando llega el cariño del público, algo que quedó muy patente durante el rodaje en Florencia, tal y como recordó Álvaro Morte: "Estuvimos grabando en varios sitios. En el Duomo, la gente estaba alrededor súper respetuosa. Se nos ocurrió acercarnos para dar gracias y se rompieron las vallas, todos querían saludarnos".
Otro país que ha pisado el equipo de La casa de papel es Panamá, donde Úrsula Corberó no lo pasó especialmente bien. "En Panamá las cucarachas tienen ojos como sapos, tengo una gran fobia. En Tailandia también había bastantes. Es como la ley de la atracción, cuando piensas en algo acabas buscándolo. Dormía con una mosquitera, llegué a poner un candado para que no entraran, pero acabaron entrando en la cama. Eran grandes y voladoras".
Al margen de las anécdotas y otros aspectos del making of, a Pablo Motos le interesaba conocer cómo se enfocaba el regreso de un personaje, Berlín, que en temporadas anteriores había fallecido. Morte cortó cualquier posibilidad de spoiler: "Tenemos un contrato de confidencialidad que es una mezcla de Biblia y Corán que no lo vamos a romper".
Y hablando de ladrones de ficción, estos dos actores tuvieron que responder a la pregunta de si alguna vez habían robado en la vida real. Morte fue muy claro: "Robé de adolescente cuatro mierdas en una gran superficie, por aquello de la adrenalina y de que con esa edad haces el imbécil. Afortunadamente nunca me pillaron". Esa confesión quedó totalmente en un segundo plano tras los comentarios de su compañera de reparto: "Me fui con el colegio al Aquarium de Barcelona y entramos en una tienda que vendían cosas pequeñas, cogí una chapa que ponía 'Deja de mirar mi culo'. Me pillaron, fue un desastre. Y desde entonces nunca más".
Parecía que ahí acababa todo, pero Pablo Motos aún guardaba sorpresas. Preguntó a Úrsula Corberó sobre cierta fama de que roba los calcetines del rodaje. "Sí, son muy gustosos", reconoció, antes de sonrojarse por otra cuestión más incómoda: "¿Robas bragas?". A la actriz le cambió el semblante para devolver la pregunta a Motos: "¿Quién te ha contado esto?". El presentador quitó hierro al asunto y tiró de humor para comentar que había sido "la misma persona que me ha contado lo anterior, pero no puedo decírtelo por la cláusula de confidencialidad".
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