TVE está atravesando el peor momento de su historia a nivel de audiencia y cerró temporada con un paupérrimo 8,7 por ciento de cuota de pantalla. Su mínimo histórico. No cabe duda de que, ante tamaña crisis, el ente público necesitaba para su verano más complicado un valor potente, un sello con carácter, un espacio que reflotara los audímetros y le otorgara cierto vigor a la sequía informativa propia del periodo estival.
Uno de los formatos más rentables a nivel de coste y de seguimiento para TVE que se descubrió el verano pasado: Lazos de sangre, un programa que repasa a través de un documental biográfico la vida y obra de los personajes públicos más relevantes del país y que pone su broche de oro con una mesa de debate. Durante el verano de 2018 estaba al frente del mismo Inés Ballester (60 años), la cual llegó a reunir un notable 12,9 por ciento de share y una media de 1.646.000 espectadores, unos sorprendentes datos que aliviaron a la cadena y que propiciaron la renovación del espacio.
Sin embargo, con varias modificaciones sustanciales. La primera, el cambio de presentador. La abrupta salida del canal público de Ballester tras la cancelación de Amigas y conocidas hizo inviable su continuidad al frente del espacio de retratos. Para tal menester, este año se ha confiado la conducción del formato -que, para muchos, remeda el mítico Hormigas Blancas que emitía Telecinco, y del que también se alimenta Huellas de elefante en Telemadrid- a Boris Izaguirre (53), uno de los rostros más afincados en el canal después de su participación en MasterChef Celebrity 3 y la reciente presentación de Prodigios junto a Paula Prendes (36).
Así, el venezolano, emisión tras emisión, se ha ganado la confianza del público y el respaldo de sus 'jefes', pese a desembarcar con un tímido 7,6 por ciento de cuota de pantalla, cuatro puntos menos de los que arañó Inés. Lo cierto es que Boris aporta en Lazos de sangre su sapiencia televisiva, su saber estar y elegancia, unas cualidades que lo están haciendo brillar en el Prime Time de cada jueves, sin ser la primera opción de la noche. Si bien sus audiencias no gozan de la 'salud' de las que cosechaba Inés Ballester -claramente, los números rojos en los que se halla la cadena han jugado en su contra- cabe decir que sus audímetros, aun tímidos, entran dentro de lo aceptable, superando, con algunos especiales, incluso, la media de TVE.
De hecho, la pasada semana, durante la emisión del especial sobre las luces y sombras de Isabel Pantoja (62), el formato logró su máximo de temporada: sedujo al 11,1 por ciento de la audiencia y a 1,3 millones de espectadores. En otras palabras, Boris está siendo ese presentador que TVE necesita en su verano más complicado, ya no solo a nivel de audiencia, sino también en lo que respecta al toque diferenciador en cuanto al contenido y el tratamiento del mismo. En ese punto de optimismo moderado, no se descartaría que el ente público decida renovar el formato por un verano más y que cuente nuevamente con los servicios de Boris, "el cual está feliz al frente del programa y comenta que ha encontrado un espacio en la televisión española a su medida", como se desliza a JALEOS.
La trayectoria de Izaguirre en TVE viene de lejos. Después de haber ejercido como guionista y coautor de telenovelas para Televisión Española, fue en 2010 cuando la cadena confió en Boris como presentador y le dio la oportunidad de conducir el programa de entrevistas Humanos y divinos. No obstante, en aquella ocasión el venezolano no tuvo tanta suerte y el programa se retiró por escasa audiencia. Más tarde, la cadena, en un inteligente giro, confío en él como jurado de Mira quién baila tanto en 2008 como en 2010. Ahora, después de varios años colaborando en distintas cadenas de televisión -incluso probando suerte en Miami- Boris Izaguirre ha aterrizado en TVE, esa vieja amiga, y parece que para quedarse. El éxito ha decidido acompañarlo en la pública.
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