Querido Máximo Huerta (48 años): antes de nada, lo felicito por esa renovación en TVE al frente de A partir de hoy. Ha sido tan merecida como inesperada. Me dirijo a usted, vaya por delante mi admiración hacia su persona. Me gusta desde siempre, desde que se asomaba a España desde el sofá de Ana Rosa Quintana (63) en Telecinco con esa timidez tan entrañable. Incluso, para ser justos, desde años atrás, cuando se ponía serio en Informativos Telecinco. Aquel hombre que se quitó el traje y se arremangó para hablar con la misma soltura de sucesos que de crónica social, se merecía una condecoración. Por no hablar, Dios, de sus libros. Los tengo todos y a veces hasta los releo una y otra vez. Me sé la historia de todos, sí, pero hago como que no de tanto como me gusta su forma de escribir. En mi estante sobresale, provocativo como su temática, el lomo de Que sea la última vez que me llamas Reina de la Tele. Ah, y El susurro de la caracola o esa maravilla de La noche soñada.
Me pierdo. Vuelvo. Es usted un profesional. Y un tipo polifacético; ha tocado todos los palos. Ya no me refiero a los lugares comunes rollo televisión y radio. Bah, eso son migajas: ¡ha sido ministro de Cultura y Deportes de España con Pedro Sánchez (47)! Vale que durara seis días en el cargo, pero hizo lo que pudo. Y no, no se puede luchar contra los elementos externos. Dimite y desaparece un tiempo para volver como presentador en TVE. Como proclamó Rosa Benito, ese era su momento. El ave fénix que renace, ese junco que no se dobla. Así es usted. La pena es que estrena en la pública A partir de hoy -en la misma franja que estaba la maravillosa Inés Ballester (60)- y pincha.
Ese 5,9 por ciento de share no le hacía justicia. Ni a usted ni al contenido del programa. Ni ese mínimo de 5,6 ni tampoco ese máximo de 6 por ciento. Ahí hay calidad, elegancia, educación, buen gusto... pero, nada, Máximo, la gente cambia de canal y se va a El programa de Ana Rosa. Estamos de acuerdo en que hay otros canales y programas, pero Ana Rosa es el buque insignia. ¡Desagradecidos! Vale, sí, he hecho la comparativa por puro morbo. Para qué nos vamos a engañar.
Ay, confieso que me emocioné, Máximo, con su discurso inaugural. No por el fondo -que también- sino por la forma. Ahí va. "12.25 horas. A estas horas siempre estaba mi madre en el balcón esperándome a que llegara del colegio o viendo cómo jugábamos con un polo en la mano. En el último año me han llamado de todo, el de la tele, el ex, el de Ana Rosa, el breve... Han sido tiempos convulsos, mucho, y tal vez por eso he querido recuperar la O de Máximo, el de mi padre. Volver a las cosas que te gustan es bueno. Es como llegar a casa y ésta es su casa. Bienvenidos. Mi madre ya estará mirando por la ventana y espero que ustedes también, pasen", soltó seduciendo a la cámara.
Algo así se merece brillar. Alguien como usted no se merece el fracaso. Pero este, malvado, llega y te destruye. Eso dicen o eso se cree, pero usted ha demostrado estar por encima de esa lacra. Cuando ya creía yo que le iban a dar boleto, a echar por la puerta de atrás en TVE -el programa, en principio, se enfocó solo para el verano-, la sorpresa me alegra el alma: ¡le renuevan, que se queda! ¡Se le quiere! Al segundo, se escuchan voces maliciosas de fondo, preñadas de envidia: Que cómo es posible que TVE sea tan ciega de no ver que su programa es un fiasco, que qué barbaridad, qué descalabro. Que a qué juega el ente público con usted y José Mota (54). Que, que, que... Ni caso, Máximo. TVE ha sido inteligente. Fíjese que hasta hace nada usted era 'Màxim El breve' y ahora 'Máximo El duradero'. Cómo puede cambiar la vida, ¿verdad? La respuesta solo está en el sacrificio y la tenacidad.
En el fondo, reflexione: tuvo usted que dimitir para ver la luz al final del túnel, para ganarse la libertad que el traje le empezaba a encorsetar. Para retornar a su medio: la tele. La cámara, el público. Y encima, atención, ¡cobrando mucho más que como ministro! En estos dos meses, cuentan por ahí, se ha embolsado 46.800 euros mientras que un ministro de Cultura gana 5.800 al mes. ¡Eso era peccata minuta para su talento! Soy partidario de que uno debe cobrar lo que vale. Y si le han aumentado el parné con la renovación -lo desconozco-, ¡mejor que mejor! ¡Brindemos!
Total, hay que decir que no le ha hecho usted ganar en audiencia a TVE, esa es la verdad, pero tampoco perder. Como canta Melendi, ni le dio esperanzas al ente ni tampoco se las quitó. Ni ese mínimo que hizo de 5,6 por ciento es un fracaso para la cadena, ¡se queda como estaba! Es, más o menos, la media que logran los magacines más populares de la cadena. Así que, ya sabe; a quien se meta con usted dígale que mantenerse igual no es fracasar. Tampoco triunfar. Pero, ¿qué es triunfar? Está sobrevalorado. Tengo una amiga que siempre dice que de los chollos hay que aprovecharse. Pues eso. Con la cabeza muy alta.
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