Hay días que son históricos, que horadan tu vida de una forma especial. Que pasan y ya tú no vuelves a ser el mismo. De hecho, conforme escribo estas líneas me doy cuenta de que algo en mi interior ha cambiado. Algo se ha fracturado, puede que la capacidad de asombro, para siempre. Después de ver MasterChef Celebrity este miércoles puedo decir que nunca más seré el mismo, ¡lo he visto todo! Me puedo retirar. ¿Que exagero? Pobres ignorantes, ¡cómo se nota que no habéis visto lo que yo! Ahí va un aperitivo, nunca mejor dicho: Tamara Falcó (37 años), esa alma cándida, que habla a trompicones gourmet, que habita dentro de esa niña de 37 años pillada en falta, ¡desollando conejos! A machete y sin mirar atrás. Hups, ya verás mamá.
Como lo leen. ¿Me dan ya algún crédito cuando hablo de 'día histórico'? Porque en el programa de cocina de TVE pueden ocurrir cosas grandes; estamos de acuerdo, sí. O en la televisión o en el mundo. ¡Ni siquiera cuando Isabel Pantoja (63) se tiró al barro en Supervivientes sentí lo mismo! Siempre hubo escalafones, supongo, pero que la hija de la mismísima Isabel Preysler (68) y de Carlos Falcó (82) se arremangue con desenvoltura en la prueba de exteriores, coja un hacha, como si no hubiera hecho otra cosa en su vida, y despedace a un conejo, es para que se pare el mundo. Por decencia, por justicia.
Y encima, por si ya el impacto no fuera suficiente, Tamara nos da más y añade a lo épico dosis sublimes salpimentadas de frases que son para enmarcar. "Coger ese hacha y hacer ¡zas! es muy gratificante", suelta Falcó con la mirada cabrilleante de adrenalina. Como una niña pequeña. Como esa que se escapa a hurtadillas de casa, que hace fechorías. Sí, vale, a los 37, ok. ¿Y qué? Tamara es feliz desollando conejos, ha encontrado, parece, su punto de desahogo. ¡Dejadla en paz! Quiso estar con Dios y no salió bien, ¡pero esto sí!
Hay que decir que los concursantes debían cocinar como antaño en una masía de Cuenca y, para ello, tenían a su disposición conejos, cerdos y perdices. Yo, conforme se informaba de en qué consistía la prueba, me frotaba las manos. Lo bucólico y Tamara Falcó, ¿quién da más? "Nunca me han dejado hacerlo en casa, no sé, es una cosa frustrada que tengo", apunta ella mientras rebana dos patas de un tajo a un conejo. Ella, casi fuera de sí, continúa con su machaque mientras Jordi Cruz (41) le pregunta si algún día sería posible que su madre, Isabel Preysler, acudiera al programa. En ese momento, pienso en ella, en PREYSLER. Y la visualizo en Villa Meona, al frente de uno de los 34 televisores de casa, diciéndole a Mario Vargas Llosa (83) algo así como 'mañana, querido, que no se nos olvide ir a la notaría, ¡la desheredo!'.
Pura fantasía, lo sé. Pero no es para menos. Tamara se ha convertido en mi concursante favorita desde ya. A lo mejor está feo, e inapropiado, que lo diga así, pero tal cual lo siento. Cuando ha terminado el percal, he salido de mi burbuja con Tamara y he visto que en redes sociales el debate era otro muy distinto: que a los animales no hay que hacerles eso. Y la realidad ha vuelto de golpe. Tienen razón las redes, sí, pero ese rato... Ay, ese rato con Tamara.
Vicky, una déspota de mucho cuidado
No todo ha sido Tamara, ¿eh? Tengo que decir más cosas. Por un lado, no soporto a Vicky Martín Berrocal (46) ni a Marta Torné (41). No se puede ser más engreídas y déspotas que ellas. Ay, el karma. ¿Se acuerdan que la semana pasada se mofaron de Ana García Obregón (63)? ¡Pues, ahí la lleváis! Este miércoles, durante la primera prueba, han recibido el delantal negro -el castigo que los lleva a eliminación directamente- por tener la cocina hecha unos zorros y por no respetar un mínimo de higiene.
Y en vez de reconocerlo, las tías se ponen farrucas con Jordi Cruz y se encaran a él. ¡Tendrán morro!, cuando están cocinando con basura cerca y con cigalas y gambas en el suelo (en el caso de Vicky) Encima la menda se permite soltar, con un par: "Como me vaya me vais a echar mucho de menos". A ver si es pronto, hija.
Y de Marta Torné... ay, qué pereza. De ella no tengo nada que decir. Lo siento. Como cierre, me encanta Almudena Cid (39) y cada día me acerco más a Ana Milán (45). Vamos rompiendo muros. Ah, y muy sospechoso lo de Los Chunguitos, ¿eh? Han pasado de ser unos ineptos la pasada semana a unos chefs de estrella Michelín esta. ¿Alguien se lo explica? Mejor, ¿alguien se lo cree?
Segundo expulsado: José Miguel Antúnez
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