Quién no se ha fijado alguna vez en los 'bronceados' que lucen algunos rostros televisivos incluso en invierno. Aunque el detalle más curioso de ello es cuando ese color oscuro de su piel no va en concordancia con sus manos o brazos. ¿Por qué los presentadores y colaboradores se exceden en el uso de maquillaje? Habrá casos que lo hagan por gusto, pero en general responde a exigencias técnicas.
Trabajar ante las cámaras conlleva un agotamiento físico para la piel. El estado del rostro es esencial para el trabajo en televisión, y hasta el más mínimo poro ha de estar tapado y controlado. De ahí que los profesionales del medio tengan que acudir con horas de antelación a los departamentos de maquillaje de cada canal de TV, porque la 'chapa y pintura' hace el milagro de que una cara pueda ser 'emitible' o no. Lo de menos es casi verse guapo o feo, lo importante es que estén ideales para las personas que hacen posible el programa...¿los espectadores? No, los iluminadores.
La luz en televisión lo es todo. Transforma los ambientes y hace posible llegar a las casas de toda España con la calidad que merece. Por eso, y más aún inmersos en el universo del 4K, mostrar un rostro impoluto es el primer requisito de los técnicos de iluminación.
Es entonces cuando entra en juego la piel de cada uno, y ahí es donde se encuentra el mayor dilema para los maquilladores e iluminadores. ¿Que salga en directo con la cara medio naranja pero que salga, o que directamente no pueda salir en antena? Pues no hay duda, la primera opción.
Los expertos en maquillaje de las cadenas de televisión contabilizan por decenas de kilos al día las cantidades de crema y polvos con color que tienen que aplicar a los personajes del medio. Además de una capa gruesa de maquillaje fundente, en la que no se deje ver ni un poro ni grasa, la magia final la logran los polvos compactos que se deshacen de cualquier brillo rebelde.
La textura de la piel, el color de base, el cómo afectan los focos a la dermis... todos estos aspectos alteran la forma en la que aplicar el maquillaje y por tanto, la forma en la que después saldrán en televisión. Lo importante es combatir los efectos que la luz del plató produce en el cómo se ve la piel en antena, por lo que, si hay que aplicar más kilos de maquillaje, se hace. Y si se acaba con una tez anaranjada, no importa porque se ha logrado lo se pide: cumplir con las exigencias técnicas de iluminación.
Muchas veces, el rastro naranja o marrón sucio que se aprecia en las caras de presentadores y colaboradores no responde al tono del maquillaje sino a la combinación de colores que surge entre el bronceado de la crema y la luz amarilla de algún foco.
Sea como sea, lo relevante es que los contenidos lleguen a los telespectadores y una cara bonita no desvirtúe una información o un espacio para el entretenimiento, aunque para ello sí haya que desvirtuar o deformar, a veces, la cara de algunos.
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