Carta abierta a Sálvame: ser presentador no es una tómbola, ¿a qué juegas con Rafa Mora?
A veces, en este campo abierto de posibilidades laborales, somos nosotros mismos quienes tenemos que ponernos coto. ¿Qué será lo próximo?
16 octubre, 2019 04:29Noticias relacionadas
Cuando este pasado lunes me puse frente a la pantalla del ordenador para ver Sálvame a eso de las cuatro de la tarde, lo primero que pensé era que mi visión me estaba jugando una mala pasada. Aquello debía ser el sopor onírico tras la comida, pero después de parpadear varias veces ahí seguía la imagen, torturadora: Rafa Mora (36 años), presentador de la sección Limón del espacio. Sí, sí, han leído bien: Rafa Mora. El hombre sustituía a Jorge Javier Vázquez (49) por una hora, e incluso había contado con su beneplácito. Ese valenciano que se estrenó en televisión como pretendiente de Tamara Gorro (32) en Mujeres y Hombres y Viceversa.
Luego vendrían otros logros, todos televisivos y económicos y, puede, empresariales. Porque sí, no me voy a meter en excesivos fangos que no me pertenecen, simplifico: Rafa es un tipo de éxito a ojos de cualquier persona que, desprejuiciado, le echa el ojo a su cuenta corriente. Sin entrar más en valoraciones, Mora se ha labrado una carrera en el mundo de la televisión bastante excelsa. En lo suyo, sí, pero ahí está. Ha sido colaborador, concursante y, como buen maestro de la telerrealidad, ha vendido su vida, sus desamores y sus dramas. Vamos, que a ojos de Dios Rafa es una personaje del 'mundo Mediaset' de primer orden.
Como ven, no tengo nada en su contra, ni mucho menos, pero antes de este lunes pensaba que aquí cada uno vale para lo que puede o, directamente, para lo que le da la gana. Quiénes somos nosotros para fiscalizar las carreras de los demás. Me he educado bajo una premisa que la llevo por bandera: si todo el mundo tuviésemos una carrera, ¿quién nos arreglaría el enchufe de casa o nos atendería en un supermercado? Bien, dicho esto, añado: ¡Rafa Mora no está cualificado para presentar un programa de televisión! Hay límites que no se deben traspasar y creo que a Sálvame no le termina de penetrar esta idea: ser presentador no es una tómbola, no es esa vacante u ONG de personas descarriadas a las que hay que recoger y aupar: "Venga, sí, te doy una oportunidad y ya veremos..." ¡¡No!!
No, señores, zapatero a sus zapatos. Yo soy periodista y nunca se me ocurriría operar a nadie a vida o muerte o hacer un edificio. No, por muchas razones. Entre otras, porque no me gusta y, lo más importante, porque no estoy cualificado para ello. Ya hay personas que lo hacen, y muy bien. La antípoda de ese concepto es lo que, peligrosamente, se está expandiendo en todos los sectores, pero, sobre todo, en el mundo de la televisión. ¡No todo el mundo vale para todo! ¡No todo el mundo se puede o debe poner bajo una cámara de televisión! Y actuar con esa frivolidad conlleva a menospreciar o minusvalorar a los que aman y hacen televisión. A los que comunican desde las tripas.
Perdonen, pero el caso de Rafa Mora ya me ha superado sobremanera; ha sido la puntilla definitiva. No pienso entrar en los fallos que ha cometido como presentador, escarbo más allá: ¿qué hace de presentador? ¿Quién lo ha puesto ahí? ¡Cuánta gente hay cualificada, y bonísima, esperando esa oportunidad! ¿Cuántas personas se han escamado viendo a Rafa Mora? Y digo Rafa por no soltar una ristra de nombres; ahí, Kiko Hernández (43), Paz Padilla (50), María Patiño (48)... Y no rizaría más el rizo, pero lo hago: tampoco ser director -ejem, ejem- de un programa es óbice para que seas un buen presentador. Que se pueden dar casos, sí, pero no hay por qué darlo por hecho.
No sé si me he explicado con claridad, pero la idea es esa: que no todo el mundo vale para todo. Que a veces, en este campo abierto de posibilidades laborales, somos nosotros mismos quienes tenemos que ponernos coto. Dice mi abuelo que lo peor que hay en esta vida es que te digan guapo y te lo creas. Habrá por ahí quien apostille, con mala baba (no seré yo): "Bueno, al menos Patiño y Paz Padilla tienen carrera, aunque no sea la de Comunicación Audiovisual". Yo ahí no entro. No puedo evitar cerrar este artículo acordándome de esas profesionales que no están en primera línea como antes: María Teresa Campos (78), Alicia Senovilla (50), Sandra Barneda (44), Luján Argüelles (42), Irma Soriano (56), Carlos Lozano (56)... y sigue la lista. Mi consuelo: todavía Belén Esteban (45) no ha presentado el Informativo de Pedro Piqueras (64).
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