Conocimientos, habilidad o talento. Los concursos televisivos suponen un gancho para telespectadores y participantes en los que, casi siempre, la premisa es la misma: hacerse con un premio económico demostrando ser el mejor en alguna disciplina. La fórmula, casi tan antigua como la aparición de la pequeña pantalla en los hogares, sigue hoy vigente, pero en pocas ocasiones ha estado tan ligada a la diosa fortuna como en el caso que hoy recordamos.
Viajamos hasta el año 2004, una época en la que, para poner en contexto, Telecinco aún no contaba en su parrilla con uno de los que sería su producto estrella en temporadas posteriores, Pasapalabra. Con este concurso en el rival por antonomasia, Antena 3, en la cadena de Fuencarral optaron por otro producto de Endemol, la misma que dio forma al aclamado Gran Hermano, para competir en esa franja horaria. Así, y con una fama excelente ganada a pulso en otros países, desembarcaba en España Alla tú, un espacio que seguía el modelo de Deal or no deal ('Trato o no trato'), en un claro ejemplo de las traducciones libres que se suelen hacer en nuestro idioma.
Como se apuntaba en párrafos anteriores, este programa poco o nada tenía que ver con la inteligencia, los conocimientos o la destreza de los concursantes. En el plató se daban cita 26 participantes, supuestamente representativos de cada una de las 50 provincias que integran nuestro país (se iban turnando), y cada uno tenía en su poder un maletín.
El elegido tenía que ir escogiendo las cajas que tenían sus compañeros para saber qué premios contenían y, por tanto, saber las cantidades de dinero a las que ya no podría optar. Para dar más emoción, el presentador de turno iba recibiendo llamadas de la banca para ofrecer posibles trueques económicos al concursante.
Huelga decir que si los premios que salían en las otras cajas eran bajos y la banca ofrecía una alta cantidad, el participante podría caer en el error de creer que tenía en su poder la cifra más alta (300.000 euros en las primeras temporadas, y después 600.000 euros), desestimar todas las ofertas y después encontrarse con una realidad bien diferente.
Por si faltaban alicientes, después de alguna temporada, la dirección decidió incluir una novedad interesante y apetecible: los telespectadores, a través de llamadas y envío de SMS, optaban a hacerse con el mismo premio que el concursante, desde su propia casa.
Ligeros cambios: presentadores y cadena
La agilidad del concurso, el hecho de que hubiera representantes de toda España y su horario de emisión favorecieron a que Allá tú se consolidara como en la parrilla de Telecinco, donde permaneció entre 2004 y 2008, primero con Arturo Valls (44 años) y Silvia Jato (48) como presentadores, antes de ceder el testigo a Jesús Vázquez (54), quien pasó más tiempo al frente del show. Sin duda, fue el gallego el que mejor supo encarnar ese rol de suspense y complicidad con los concursantes que auguraban unos excelentes datos de audiencia.
Aunque en 2008 el espacio daba el salto a Cuatro, lo cierto es que la acogida entre los telespectadores siguió siendo positiva, llegando incluso a celebrarse galas especiales donde se repartieron premios que alcanzaban los dos millones de euros. Unos años después, en 2011, Alla tú se despedía de sus seguidores, a pesar de contar con más de 1.000 emisiones a sus espaldas (entre Telecinco y Cuatro) y tener varios programas ya grabados. Por el camino quedaban momentos históricos, como el vivido el 19 de julio de 2007, cuando un concursante tarraconense se embolsaba el mayor premio que había en ese momento: 600.000 euros.
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