Si nos ceñimos al mundo profesional, se puede asegurar que Mónica Naranjo (45 años) atraviesa un momento dulce. Varios meses después, la artista de de Figueres regresaba a El Hormiguero, en esta ocasión el motivo no era hablar de su aventura televisiva, Mónica y el sexo, sino de Renaissence, el disco con el que celebra sus bodas de plata en el mundo de la música.
Tras un sentido abrazo con Pablo Motos (54), explicó que “llegaba muerta” al plató porque llevaba todo el día con la presentación del disco. Por ejemplo, había pasado por el barrio madrileño de Chueca para inaugurar una exposición en su honor, aunque el presentador de El Hormiguero le echó en cara que no estuviera en ‘la noche de Mónica’. “Es un reconocimiento precioso, lo que pasa es que a las 9 de la noche yo tengo mucho sueño”, se excusó la cantante.
A partir de ese hilo, Mónica Naranjo confesó que llevaba despierta desde las 5 de la mañana “porque sabía que tenía un día ajetreado”. “Cuando entro en etapas de trabajo como esta me voy a la cama activa y me levanto activa. Quiero que todo salga muy bien”. Ese descanso nocturno de la cantante no era compartido por Pablo Motos, quien invirtió su rol con la invitada y acabó pasando a ser el entrevistado: “Hago deporte por la mañana para no salir por la noche, me gusta más la fiesta que a un tonto un lápiz. Me pongo muy pedo, pero de buen rollito, con la vocalización bien, sin babear, pero cuando me dicen que pare ya estoy bailando en una tarima. Cuando salimos normalmente es Trancas el que me dice que frene”.
Sobre los excesos nocturnos, la invitada destacó que “nunca me pongo pedo”. “El alcohol deshidrata y eso es un problema a la hora de cantar. Lo más sabroso del mundo es una tabla de quesos, con una baguette y una copa de vino. El queso y el pan me lo zampo, pero el vino no lo bebo. No me desmadro, soy una controladora, hago que mis amigas se descontrolen, yo no”.
Al recordar algunas de las juergas en las que había estado, la cantante evocó algunas noches épicas en México. “He estado muchos años allí y he vivido muchas cosas, sobre todo las salidas de chicas, que allí es brutal. Cuando visito ese país hago todo lo que tengo que hacer y el último día bebo mezcal o tequila. Aquella vez, con 19 años, mis amigas salían a quemar la noche y la noche acabó devorándolas a ellas. A mi el cuerpo me pide ya noches más controladas, una buena película, una buena manta y una chimenea”.
Sobre sus proyectos
Al margen de las confesiones, Mónica Naranjo también tuvo tiempo para presentar su disco recopilatorio, sobre el que se siente muy orgullosa “he visto la maquetación de este pack, lo he sacado, lo he mirado y he pensado: “Sí que has trabajado, Naranjo”. El álbum lleva por nombre Renaissence, “algo evocador”, porque “así es como últimamente me he sentido yo. La propia vida te agita de la zona de confort, todos hemos venido aquí a algo. Todo está predestinado. Somos un conjunto de almas que antes de venir a la vida ya venimos con un plan firmado, incluso las cosas que más nos duelen, pero no nos acordamos. Hablo de lo que nos toca ahora hacer para seguir creciendo”.
La entrevista entró de nuevo en un plano íntimo y ahí Mónica Naranjo reflexionó sobre la vida en pareja, primero para argumentar que “la vida nómada no todo el mundo la entiende, es difícil. Este año, por ejemplo, he estado mucho fuera. Al final escoges tener un compromiso contigo misma”; y, además, reconoce haber aprendido mucho sobre el sexo gracias a su programa televisivo: "Al final mola la monogamia y, sobre todo, un dato muy importante: a las mujeres nos cuesta hablar de sexo y decir a nuestra pareja determinadas cosas sobre qué nos gusta en la cama. Es una base fundamental en el sexo, hablar y reírse".
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