Su música traspasa fronteras, como demuestra el hecho de que ya haya anunciado nuevas fechas para su gira por Latinoamérica. Manuel Carrasco (38 años) atraviesa un momento dulce en el plano profesional y en el personal (recientemente anunció que será padre por segunda vez) como quedó demostrado en su visita de este miércoles a ‘El Hormiguero’.
Tras la ovación de rigor nada más entrar en el plató, Pablo Motos (54) destacó que “vaya subidón, pero tú vives así”, justo antes de ponerse a hablar del disco ‘La cruz del mapa’ que contiene el concierto que dio el artista onubense en el Wanda Metropolitano. Carrasco lo define como “un sueño complicado, es algo extraordinario, no sucede todos los días. Allí había 55.000 personas”.
Después de ver algunas imágenes de aquella actuación, el cantante reconoció que todavía se emociona: “El niño que fui, al que le regaló su padre una guitarra, fue el que se subió aquel día al escenario”, aseguró con alborozo. Los fans que compren este disco también podrán disfrutar de un documental en el que se repasan las horas previas al concierto. “Había una mezcla de cosas que casi no se pueden explicar. El documental abarca los tres días previos”, completó Manuel Carrasco.
Lo que sus seguidores desconocían aquel día es que la noche de antes el andaluz se lanzó a componer una canción para Madrid. “Me acojonó cantarla en medio de la pasarela a piano y voz. No sabía si ir hacia delante o para atrás. Tenía miedo, pero las caras de la gente me hicieron cantarla. No me acordaba de la letra. Creo que hay que hacer cosas especiales en los conciertos. La gente me devuelve esa energía, me hacen sentir fuerte y valiente”, explicó.
Más gira
Llegado el momento, el invitado le regaló una camiseta a Pablo Motos de su última gira, antes de anunciar una primicia: “En principio habíamos acabado la gira pero nos hemos quedado con muchas ganas de volver a la carretera. Hoy quiero anunciar el último concierto de esa pequeña gira: será en Sevilla, en el Estadio Olímpico de La Cartuja. Allí caben 70.000 espectadores. Ya estuve en la gira anterior y quería acabar con una gran fiesta, la guinda perfecta para devolver al público todo lo que nos da”.
Tras esa comunión que se produce con el público no es de extrañar que el artista onubense reconociera en El Hormiguero que nada más acabar el concierto del Wanda rompió a llorar. “Tenía mucha responsabilidad y autoexigencia. Bajé del escenario y me puse a llorar como un niño chico. Había venido mucha gente de toda España, me gusta mirar a las caras de la gente, eso me lo bebo. Hay una mezcla de vértigo y emoción infinita”.
Tras presumir de las amistades que mantiene en su Isla Cristina natal, Manuel Carrasco contó dos anécdotas de lo más divertidas. La primera de ella habla de la timidez que le caracterizaba de pequeño: “Iba a la playa para ver a una chica que me gustaba, pero no me atrevía a decirle nada. Después de tres años persiguiéndola, en una discoteca me acerqué a decirle que estaba enamorado de ella y me respondió que no, que a ella le gustaba otra persona. De ahí surgieron las primeras canciones”.
La otra tiene que ver con una consecuencia de una actuación. “Sí, fui a un juicio por una pandereta. Me llamaron a una vista por haber presenciado una pelea que yo no recordaba nada. Era una jueza y me dijo que en un concierto tiré una pandereta y me preguntó que a cuál de dos personas se la había dado. Ni me acordaba de esto, ni de la pelea, ni de las chicas. El trago de pasar por allí fue tremendo. No he vuelto a lanzar panderetas al público”, remató.
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