Peio H. Riaño Lorena G. Maldonado

Nadie quiere hacerse responsable del fraude. Hace una semana Manu Carrasco y Vanesa Martín anularon sus conciertos en la Plaza de toros de Las Ventas, donde habían sido convocados sus seguidores para escuchar las canciones de los músicos. A cuatro días del concierto ninguno de los dos artistas sabía si podrían celebrar su actuación en el mítico emplazamiento, y así lo expresaban en sus redes sociales. Pero la decisión llevaba meses tomada. Mucho antes, incluso, de que los productores del espectáculo pidieran permiso para su celebración, a finales de julio.

Este periódico ha tenido acceso a los informes del Área de Gobierno de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid, fechados el 11 de agosto, a las dos semanas de la petición. El informe emitido por el consistorio a la Comunidad de Madrid, dueña de la Plaza, aclara que la documentación técnica aportada no prevé la adopción “de las medidas correctoras de seguridad en caso de incendio, de seguridad de utilización, ni de accesibilidad”. Por lo tanto, el espectáculo no garantizaba la seguridad del público y el Ayuntamiento no recomendaba su celebración. En este caso, los informes del equipo de Manuela Carmena no son vinculantes para el equipo de Cristina Cifuentes.

La cantautora Vanesa Martín.

No era la primera vez que ocurría. Semanas atrás se habían anulado los conciertos de Taburete, Hombres G y el espectáculo Odies But Goldies por la misma razón. De hecho, la primera vez que el Ayuntamiento expuso la preocupación de la precaria situación de la Plaza, en materia de seguridad y accesibilidad fue el 19 de diciembre de 2016, tal y como figura en los informes. Desde hace casi un año se han mantenido citas entre las tres partes implicadas para solventar la grave situación del monumento.

Patrimonio a respetar

Todas las partes han manifestado en todas esas reuniones “las dificultades” que implica acometer estas actuaciones sobre un edificio de los años veinte del siglo pasado, y la necesidad de compatibilizarlas con el elevado grado de protección del edificio catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). El adjudicatario de la explotación de la Plaza, Nautalia, ha señalado en estas reuniones que “las actuaciones de adaptación tendrían un impacto traumático para el programa de conciertos y actividades extraordinarias que pretendía desarrollar”.

Entonces, ¿por qué se convocó a los seguidores de Martín y Carrasco a que compraran entradas para la Plaza de Toros de Las Ventas si no se iba a celebrar allí?

El Red Bull Fighters en Las Ventas. Efe

La Comunidad de Madrid intenta lavarse las manos. Desde el gabinete de comunicación informan a este periódico que no son ellos “quienes acuerdan con las promotoras que se celebren conciertos en Las Ventas”. Señalan Plaza 1 como gestora y responsable última. Se trata de la empresa que ganó el concurso para explotar comercialmente la Plaza y de la que forma parte Nautalia, la agencia que organiza viajes culturales. Plaza 1 paga un canon a la Comunidad de Madrid y se encarga de alquilar o ceder la plaza para la celebración de eventos extraordinarios (no taurinos), además de las habituales corridas de toros.

“Esa empresa conocía de la dificultad que estaba poniendo el Ayuntamiento para realizar informes de seguridad positivos. Nos costa que Nautalia informó a los promotores de la situación (en este caso Universal Music y 33 producciones y management), y nos consta que hay otros promotores que han ido buscando locales alternativos”, añaden desde la Comunidad de Madrid a EL ESPAÑOL.

Esquivar la responsabilidad

Pero, ¿quién es el responsable de inhabilitar Las Ventas para espectáculos no taurinos, si efectivamente, según los informes, no está preparada, por su antigüedad, para acoger conciertos? “Nadie. Es una plaza de toros y está perfectamente autorizada y en orden para celebrar espectáculos taurinos, que es su función. Si, además, se quiere usar para otro tipo de espectáculos, ya se va viendo uno a uno. Los conciertos son un ‘además’”, esquivan desde la Comunidad. Recuerdan que “la Comunidad sólo es propietaria y firma las autorizaciones para los eventos”. Pero si la seguridad no reúne las características necesarias, no firma el consentimiento. “Esta es nuestra única responsabilidad”.

El responsable de comunicación de Plaza 1, José Ramón Lozano, explica a EL ESPAÑOL que ellos son adjudicatarios “bajo un pliego de condiciones, por el cual ofertamos y ganamos el derecho a su explotación”. “Nosotros, en este caso, le alquilamos el espacio a un promotor o a un productor, y a partir de ahí el promotor es el dueño del espectáculo y, temporalmente, de la plaza: ellos son los encargados de solicitar permisos, informes, etc”. Es más, con la no celebración de los conciertos de Vanesa Martín y Manuel Carrasco, su empresa, dice, está perdiendo dinero.

“Somos los primeros perjudicados”, añade. “Nosotros hemos pagado a la Comunidad un canon anual por un espacio en el que se podían hacer conciertos, y ahora resulta que no se pueden hacer. Hemos alquilado un espacio con unas condiciones y lo subarrendamos con las mismas condiciones. Si se emiten informes que dicen que no, no podemos hacer nada”. El problema, finalmente, recae en el propietario: la Comunidad de Madrid, que, si quiere que Las Ventas siga siendo un espacio para la música, tendrá que reformarla para adaptarla a las condiciones de seguridad recomendadas por el Ayuntamiento.

“Confiamos en que sea así. Nosotros ahora mismo estamos a la espera de que Las Ventas vuelvan a convertirse en un lugar multiusos, que es lo que nosotros hemos comprado”, explican desde Nautalia a EL ESPAÑOL.

Más que toros

Sin embargo, no lo es. Es más, en una de las reuniones mantenidas por las tres partes, el Ayuntamiento y la Comunidad coinciden en alterar el decreto que aprueba el Catálogo de espectáculos públicos para que la Plaza de Toros “pase a ser un edificio multiusos” y que los conciertos y eventos deportivos no sean considerados como algo “extraordinario”. Tras varias reuniones entre el personal técnico parece que la adaptación de la Plaza de Toros de Valencia se convierte en el referente para llevar las obras pertinentes. Pero no se hace.

El pasado 20 de abril, meses antes de la petición de los conciertos anulados, la CAM convocó una reunión a gran escala para zanjar la situación. En ella estuvieron Paloma Sobrini, Directora General de Patrimonio Cultural de la CAM, el Director General de Seguridad de la CAM, el Director de Asuntos Taurinos, la Directora general de control de la edificación del Ayuntamiento de Madrid, el Director general de la Nautalia y sus equipos técnicos. Acordaron realizar espectáculos extraordinarios por fases.

“Para ello resultaba imprescindible acometer un extenso plan de medidas correctoras que permitiese que en las zonas donde se fueran a realizar fueran suficientemente seguros, con el compromiso y objetivo último de culminar con la adaptación integral de la Plaza”, se puede leer en el informe al que ha tenido acceso este periódico. Sin embargo, nunca más se tuvo noticia del proyecto integral de reforma que debe acometer la CAM.

Cifuentes lo sabía

EL ESPAÑOL ha cotejado varios informes sobre seguridad y protección civil, emitidos por la Dirección General de Control de la Edificación del Ayuntamiento, en los que se expone la precaria situación de seguridad y accesibilidad de la Plaza. De hecho, la adaptación de la Plaza es un asunto que conoce la Comunidad de Madrid desde hace años. En mayo de 2011 presentó cinco posibles soluciones: desde la menos gravosa (intervenir sin modificar el graderío, con bancos prefabricados de hormigón) a la mayor (intervención de modificación de graderío con banco de granito).

El proyecto que tiene la CAM sobre la mesa concreta unos plazos estimados entre 5 a 16 meses, con presupuestos que oscilan de los 3,5 millones a 12 millones de euros. Y reducciones de aforo entre el 44% y el 39,5% y la reducción del ruedo, entre otras medidas que nunca, en estos seis años, se han llevado a cabo.

Las Ventas es lo más parecido al Triángulo de las Bermudas: todo lo que toca, desaparece.

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