¿Os podéis creer que me he emocionado un pelín cuando las luces del plató se han apagado, cuando el confeti, tras la victoria, ha sido pisoteado? Como algo ya caduco. Gran Hermano VIP ha terminado, una edición más. O una menos, según se mire. Y oye, siendo sinceros, el reality es como esos miembros de tu familia a los que no soportas, que te caen mal, que detestas incluso, pero que cuando una Navidad no están... generan un hueco. Un vacío. ¡Aunque solo sea para criticarlos!, pero ya no están. Se fueron. Pues eso me pasa con Gran Hermano VIP 7. ¡Con la de gloriosos momentos que nos dio, Dios mío!
Esas polémicas en la casa, esos enfados de Mila Ximénez (67 años), ese amor de Adara (26), esos anunciantes que se fueron... Ay, ¿ven? Vuelvo a emocionarme. Trato de recomponerme un poco. ¡Madre mía, madre mía, madre mía! Qué gran noche, qué gran final. GH VIP se ha coronado en una noche mágica, cargada de emoción, de reconciliaciones, de perdones. En las caras de Mila, Alba Carrillo (33) y Adara solo se veía felicidad, buen rollo, alivio incluso... Después de 102 días, ¡regresaban a casa! Vale, hasta aquí mi punto lacrimógeno. Vamos a lo mollar, al click. A lo que de verdad importa.
Qué soberbios y arrogantes son los jefes de Gran Hermano. Justo en el día en que se conoce que Pasapalabra se muda a Antena 3, ¡ellos sacan pecho, se vienen arriba y obligan al pobre de Jorge Javier Vázquez (49) -gracias, Jorge: me ha alegrado verte de nuevo en plató. Eres el alma de GH y solo tú sabes hacer de ti tan bien- a pavonearse de los históricos datos de share del programa! "Hemos hecho récord de audiencia cada día y lo que nos queda", "Hemos hecho unas audiencias estratosféricas, nunca antes vistas desde 2003. ¡16 años después! Y ahora con tantos programas y cadena de TV", soltaba Jorge a las tres finalistas, al inicio del programa.
Así, todo muy normal. Muy natural, sobre todo. Nada guionizado. "Y lo que nos queda", puntualiza Jorge Javier. Como diciendo: eh, anunciantes, que no os tenemos miedo, que no os necesitamos. Que vamos a sobrevivir, que con esta media del 32 por ciento de cuota de pantalla... ¿quién dijo miedo? ¿quién habló de hundimiento? ¿quién? Y yo les pregunto a ellos, a los hercúleos: ¿por qué no os desinfláis un poco? ¿por qué no os calláis? ¿por qué no optáis por no retrataros tanto y tan mal? De verdad, no hace falta. Que habéis perdido 52 anunciantes, que a la cadena -por otras cuestiones, claro está-, se les ha ido Pasapalabra... ¡que no hay mucho por lo que brindar!
Que esto, en definitiva, terminará explotando de algún modo. Y peor, me escribe un amigo: "Si tuvieran tan claro que el público de GH no se fuese a revolver en su contra, no harían estos alardes". Lo firmo totalmente. Es que no es necesario. Mejor, corrijo: es que no os lo podéis permitir y quedáis como esos fantoches a los que les da la pataleta cuando se les hiere el orgullo alfa. Admiro Telecinco, admiro Gran Hermano, me gusta la cadena; soy de los que lo digo: veo Telecinco. Y #VivaGranHermano. Sí, todo eso, pero insisto: sois muy arrogantes. Habéis hecho una edición de altura, pero dejad de fardar de las audiencias: siempre las medallitas ha de ponértelas el público. Nunca tú.
En otro orden de cosas. ¡Cambio de registro! "Amor, amor, amor, amor... Quisiera detener ahora el tiempo, por estarme contigo siempre sintiendo; como yo siento ahora nunca he sentido. Me hace soñar despierta, me siento niña. Amor, amor, amor, amor...", canta Lolita Flores (61). El amor, señores. Ese Gianmarco hincado de rodillas -vale, no se hincó, ¡pero para mí sí!-, esa Adara arrobada de amor, de admiración, subyugada por la belleza italiana. Gianmarco ha subido a la casa con un ramo de flores y le ha susurrado cadenciosamente al oído a su amada, con ese dejo seductor a rabiar del país alpino: "Dime si tú estás lista para salir de aquí conmigo".
Ay, ¿quién no? ¡Quién no! 'Sí, quiero', se me ha escapado desde el sofá de casa. Y él, como si me hubiera oído, extiende su sonrisa, amplísima y blanquísima, como si sus comisuras no le pusieran límite. En ese momento, me llega un mensaje de Cristina: "Qué cursi eres, tío!". Pues sí, lo soy. Pero solo con Gianmarco.
Más cosas de la noche: Mila se ha reencontrado con su Jorge Javier, su gran amigo. Qué emoción; Mila cuando se emociona de verdad -no interpretando- le tiemblan las piernas, se encoge y su cuerpo se colapsa por un segundo: esa es la Mila de verdad. La auténtica. A mí me ha gustado mucho Mila en la casa. Eso sí, digo: tiene que ser agotador para cualquiera intentar durante 102 días ser la mejor posibilidad de ti misma. Tener sobre la espalda, como un yunque, esa vocecilla: "Eres la más cara y tienes que generar vídeos". Alba, ¿qué decir de ella? Que la considero una loca divertida, una tía muy buena gente, que tiene que volver majaretas a los hombres, pero... ¡que Santi Burgoa la espera fuera! Pese a todo, la espera. ¡Viva el amor! Y sí, #VivaGranHermano. Felicidades, compañeros.
Ganadora de 'GH VIP 7': Adara Molinero
Segunda finalista: Alba Carrillo
Tercera finalista: Mila Ximénez
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