Ya sí que es verdad que La isla de las tentaciones se ha fundido a negro. Ya no hay calzonazos; ya no existen infieles, ya no veré más músculos ni pechos turgentes femeninos. ¡Se ha acabado! Bueno, a ver, digamos que lo que cuento no es real del todo: este viernes hay un debate final, finalísimo de verdad, de los de sin réplica, en el que se verán las caras todos los concursantes. Sí, pero yo sé lo que me digo: esto es como con Supervivientes o Gran Hermano VIP: es un refrito. Ya se han visto las caras y retozado en República Dominicana. Lo demás, está de más.
El martes pasado el percal estuvo muy bien con la última hoguera, pero este jueves, seis meses después -zas, cómo pasa el tiempo-, ¡no se ha defraudado a nadie! Todos, parejas y terceros/terceras, se reencontraban ante una guapísima y excelsa Mónica Naranjo (45 años). 24 semanas después, ahí se veían las caras los unos con los otros. ¡Ese duelo! En Madrid, golpetazo con la realidad. Así, sin hamacas todo es más duro, ¿verdad?
Como cosas superfluas antes de arrancar con lo mollar: Estefanía está envejecida; mejor, avejentada; Álex, más engreído y déspota; y José y Adelina, listos para meterse en una tarta de Navidad muy algodonosa y dulzona. ¡Vamos allá! Me permiten mi apreciación antes de nada: Christofer, el único calzonazos que ha perdonado una infidelidad y ha vuelto. Esto no quiere decir que aquel que perdone una sea calzonazos, no, pero... ¡Christofer sí!
Fani y Christofer: el pringado que perdona
Yo, que me perdone el resto, tengo que empezar por la pareja importante: Estefanía y Christofer. Este tema, confieso, me indigna mucho y, por qué no, me cabrea otro tanto. Fani se sienta con Mónica de riguroso negro -aunque con atrevidas transparencias y una raja en la que uno se puede perder- y se zambulle en el personaje de La dolorosa. ¡Cuánto cuajo tienes! "Estar aquí es remover mucho, todo lo que he vivido", suelta. Y se explaya: "Me enamoré, me enfadé..." Aunque no tengo reparo en reconocerte que el mejor momento que pasé allí fue con Rubén.
"Ojalá volviera a la isla", llega a suspirar, con anhelo, Estefanía de sí misma. Insisto, hasta el momento háganse a la idea equivocada de que no ha vuelto con Christofer, de que está soltera- y se rompe por Chr... Ah no, por Rubén: "Nunca he vuelto a ver a Rubén, nada, nada. Se fue y desde la última hoguera hasta el día de hoy... Me dejó sola, me porté tan bien, me regaló los oídos... Fue tan falso, tan mentiroso, tan manipulador... No entendí nada". Qué desgarro el que relata Fani ante Naranjo.
Y prosigue: "Me sigue faltando confianza. Es un falso. Supo cómo conquistarme, yo caí en la tentación pero bien. Pensé en pedirle explicaciones, pero no me voy a rebajar a él". ¡Claro que no, mujer! En lo alto lo hubiera dejado si no fuera porque aparece Rubén y caes rendida, ¡alma de cántaro! El turno de él: "Nunca fui falso, me dejé llevar... Si te pasó allí, te puede pasar fuera y yo no me quiero quedar con esa duda nunca. No hubo nada de mentira". Él le trata de razonar porqué estuvo tan raro en los últimos días y, atención, es decirle lo guapa que está y Fani... sonríe bobaliconamente.
"Orgullo tengo muy poquito. Hueles tan bien...", confiesa ella, ya en sus caníbales brazos. Y cuando parece que Christofer quedó en el pasado más remoto, llega con su amplia sonrisa y anuncia... ¡que están juntos! Algo que ya se sabía, sí, pero no de este modo... ¿Se puede ser más calzonazos? ¿Más pringado? ¿Alguien puede decirle a este chaval que se la va a volver a jugar, que quien es así no cambia? Habla ella: "Estoy bien, feliz. Llegué a mi casa, sola, echaba mucho de menos a Christofer. Empecé a llamarle, escribirle, le pedí perdón por todo lo que había sufrido por mi culpa... Al principio, se negó, pero al final sí. Hemos vuelto".
Y remata él, arrobado: "Mantuvimos una pequeña conversación, se dio cuenta de su fallo. Y se dio cuenta verdaderamente de quién era el amor de su vida". Tú, cariño, siempre tú. ¿Rubén? ¿Quién es ese? En ese punto del relato, Fani redobla tambores: "Sé que me he portado fatal, he actuado duro, te pido mil veces perdón, pero te lo quiero pedir delante de toda España. Te quiero, no sufras más". Está bien que todos queramos seguir adelante, pero no me creo nada.
Ismael y Andrea: ¿celos con motivos?
Bueno, que vamos con estos dos. Si me tengo que posicionar, lo hago del lado de Ismael, ella me da mala vibra. La veo manipuladora, mala de telenovela, engatusadora, y, sobre todo, una fea que tiene un complejo galopante. Ojo, no es por maldad. Apunte objetivo. La tía se permite el lujo de revolcarse con Óscar y, ay, permitir que Ismael, por despecho, haga el ridículo, porque mira que lo hizo, ¡eh? Las cosas como son.
Mientras que Andrea solo se preocupa en la sala de visionado por colocarse bien la diadema, Ismael se sincera con Mónica: "No me arrepiento de haber roto con ella, me sentí liberado. No era feliz. No es que fuera celoso, es que ella es irrespetuosa. Me sentí mejor. Yo la perdono, pero me di cuenta de que yo eso no lo quiero en mi vida. Sufrí mucho". Y tras el mensaje que me escribió su tentación -en el que le dejaba la puerta abierta a una posible vuelta y el propio Ismael aclaraba que habían intimado, Andrea 'la ex' clavaba el estoque: "¿Y para qué me escribe?".
"Es falso, qué dice", se revuelve él. Vamos, nada revelador. El caso es que aparece Óscar, el tentador de Andrea y con el que sigue a día de hoy. La guerra estalla. Andrea le reprocha a Ismael que la anulase y este replica, henchido -qué lejos aquellos tiempos de llorón, ¿no?-: "Y tardas un año y medio en darte cuenta? Y ella explica; "Sí, porque no teníamos una relación sana. Yo he cambiado porque tú me obligabas" Y cuando Andrea volvía sobre los celos enfermizos de él, este explota: "Yo no he sido infiel, tú has sido irrespetuosa. Cuando llegue a Madrid tú querías estar conmigo". Bombas desmentidas a golpe de besos con Óscar, con el que ha confesado querer casarse, tener hijos y vivir. ¿Que bonito es el amor?
Susana y Gonzalo: lruptura del año
A Susana siempre le ha quedado, seis meses después, una conversación pendiente con Gonzalo: "Lo he pasado muy mal tras la hoguera". Y explica: "Tengo lagunas de la parte final. Nunca quise terminar con Gonzalo ahí, en la hoguera. Me machaco mucho. Si no hubiese sido ahí, no lo hubiera hecho. Tenía que protegerme yo. Yo me llevo bien con él, pensaba que lo mío eran celos, pero lo que buscaba era un motivo para acabar la relación". Más claro no puede hablar.
Escúchenla, puede ser un faro: "Fue un proceso, pensé en celos, en que me molestaban sus comentarios... Yo lo quiero como un amigo o un hermano, pero no como pareja. Gonzalo era mi familia. Él se cabrea, tengo que ser doña perfecta con él. Hace tiempo que sentía que no tenía el control de nada. He descubierto cosas de mí que me gustan". Ante ese discurso, ¿quién no se rinde? Vale, sí, también tengo otro, el Jesús maléfico: Susana, amor mío, ¿no sabías a quién comprabas?
El caso es que narra Susana que de nada sirvió la conversación que mantuvieron tras La isla de las tentaciones: "Puso las cosas complicadas, se justificaba. Me decía que era su forma de ser... Me da pena que no me entienda y que tenga que buscar un culpable. El momento en que me fui de casa fue horrible. Era Gonzalo, la casa, la cosas, la familia...". Hoy, no mantienen relación. Ni siquiera se presenta, como adelantó en exclusiva JALEOS.
Solo manda un mensaje: "En primer lugar, nada me hubiera gustado más que estar ahí, pero tú me conoces bien porque no me quedan fuerzas. Estos seis meses han sido como si fueran años, aun me pregunto el porqué. Con el paso del tiempo me he dado cuenta del valor de los pequeños detalles. Estar ahí hubiera supuesto más dolor. Esta historia se acabó en la brasa de la última hoguera". Qué bonito, ¿se lo habrán escrito al cafre de Gonzalo? Puede ser. El caso es que termino reflexionando: qué mona es ella y...¿dónde está Lewis?
Fiama y Álex: un niñato y una listilla
Bueno, esta historia me ha tenido intrigadísimo desde el principio. Ella es una lianta, una maltratadora emocional -yo las he conocido bien en mi vida-. Alguien que tiene atacado en corto a Álex, con una soga que se tensa a cada nimiedad. Porque Fiama, en el fondo, cree en lo que yo cuando se complica: la teoría del embudo; el ancho para mí y el estrecho para ti. Pero, claro, la clave es el equilibrio y para alcanzarlo hace falta algo capital -eso de lo que carecen ese tipo de personas como Fiama que mastican piedras o son capaces de degollar por un minuto de gloria-: inteligencia.
Recordarán que ellos cancelaron boda e ilusiones. Fueron al reality, según ella, por los celos enfermizos de él. ¿He oído un bostezo por ahí? ¡Cómo se puede ser tan mentirosa como ella! Él puede ser mentiroso, sí no es esto un cajón de sastre. ¿Qué tal se practicamos un poquito de autocrítica? Dice ella lo que sigue: "Tras el reality se jugó, porque lo echaba de menos. Volvimos a lo mismo, a discurtir y a faltarnos el respeto". Y ella aclara: "Claro, porque tonteabas con tu compañero de trabajo. ¡Cuenta las cosas, por Dios!".
Y ella se aviene, a medias: "Yo no le hacía feliz ni él a mí. Nos hacíamos año, amor tóxico. Él, a la semana de dejarlo ya tenía novia. Mi madre me decía que yo era la tonta. Se acabaron el nosotros, ahora soy yo". Álex se niega a reencontrarse con ella, pero al final consiente y todos piensan lo mismo: ¡menudo cambio de actitud el de él! De llorar a moco tendido, a chuleta de barrio. Ahí lo dejo.
José y Adelina: amor maduro
Y termino con ellos...porque son ¡tan de cierre! Monos, idílicos, tan de marco, tan Rose y Jack de Titanic... Irrompibles, amorosos, leales, fieles... Ay, Dios. Lo digo, ¡¡¡tan empalagosos!!! Porque, mira, sí, son el contrapunto ideal, eso que todo programa necesita, sí, pero... ¡para ver algo así me pongo Titanic y chimpún! Entraron prodigándose carantoñas, amor y parabienes... y así han terminado. Que sí, que el amor debe triunfar, pero... ¡con un límite! Os diré que se adoran, que todo se ha superado, que la boda sigue en pie, que quieren tener hijos y que... ejem, ejem, ¿José se ha inyectado botox?
PD, REPITO: Christofer, el único calzonazos que volvió y perdonó.
[Más información: Las humillaciones de Fiama y Gonzalo en La isla de las tentaciones que hacen buena a Fani]