La vida de un deportista de élite pega un giro radical cuando su carrera toca a su fin. En ese momento toca reinventarse y buscarse la vida en otro ámbito, como bien ejemplifica Almudena Cid (39 años), quien tras dejar la gimnasia se ha lanzado, entre otras cosas, al mundo de la interpretación. Precisamente, con motivo de su aparición en El secreto de Puente Viejo, la vitoriana visitó este martes El Hormiguero.
La entrevista empezó un poco más tarde de lo habitual, ya que en esta ocasión Pablo Motos (54) dio prioridad a Juan Ibáñez (39) y Damián Mollá (39), quienes por un momento dejaron de ser Trancas y Barrancas para protagonizar una parodia del polémico encuentro entre el ministro Ábalos (60) y la venezolana Delcy Rodríguez (50).
Tras el sketch, Cid hizo acto de presencia en el plató, para empezar fuerte con una pregunta al presentador de El Hormiguero: "¿Cuándo es lo de la tarjeta esa platino?". Motos se quedó un tanto descolocado, ya que si bien Almudena Cid ha estado en pocas ocasiones en el programa en calidad de entrevistada sí que lo hizo como colaboradora. De hecho se proyectaron algunos vídeos de sus intervenciones. "Tú estás mejor que yo, todo hay que decirlo", valoró Motos.
Tras la introducción, llegó el momento de hablar de la interpretación de la invitada en El secreto de Puente Viejo, donde encarna el papel de una mujer similar al de la "señorita Rottenmeier". Su participación en la serie es un síntoma más de la longevidad de esta producción: "Soy el número de actriz o actor 726, llevan más de ocho años. En Italia es muy vista. Lleva muchísimos años a esa gran oleada de profesionales que han ido dejando paso a los que somos nuevos. ¡Os quiero a todos!", explicó.
Una de las cosas que más curiosidad despertaba en Pablo Motos era conocer cuánto trabajo hay detrás de una serie que se emite a diario. Almudena Cid explicó que "a mí me recogen a las 6:30, la última secuencia de la tarde se termina como a las 19:30 y cuando llegas a casa tienes que estudiar. Cuando llega Christian Gálvez (39) nos vemos las secuencias en Atresplayer Premium. Al principio me costaba verme, porque soy muy crítica, pero Christian me da juicios más positivos".
Preguntas incómodas
Hasta este punto parecía que la entrevista caminaba por los derroteros esperados, pero hubo un momento en el que Motos dio un paso hacia el morbo para saber si a Almudena Cid le ha costado "que te respeten y que no te traten como la gimnasta que ahora es actriz".
La invitada reconoció que "he tenido de todo. Contaré una anécdota: entré en el Centro de Arte Dramático Nacional, leí un tuit en el que me criticaban mucho, di un me gusta para que el autor viera que lo había leído, me escribió a mi web para pedirme disculpas porque era fruto de su frustración como actor. Le invité a ver mi obra y le encantó".
Dichas explicaciones no le convencieron del todo al presentador de El Hormiguero que insistió: "¿Cómo gestionas a la gente chunga?". Aquí, Almudena Cid dio una lección de cómo llevar dichas críticas: "He aprendido mucho en estos últimos años a valorarme a mí misma. Cuando dejé la gimnasia me di cuenta de que en la élite había reprimido las emociones y que con la interpretación podría transitar por ellas. A final haces un parapeto para que no te afecte todo esto".
A continuación, la invitada ahondó un poco más en ese proceso traumático de dejar el deporte de alto rendimiento: "Vivimos una jubilación anticipada, sientes que ya no eres competente en nada. La gente te ve por quién fuiste y tú no, entras en un conflicto. La gente tiende a juzgarte y nos cuesta mucho reciclarnos y reinsertarnos. Una iniciativa bonita es juntarnos exdeportistas que tenemos ese sentimiento en común, ayudaba a normalizar esa transición. Hemos creado una asociación que se llama El último vestuario".
Después de su retirada, la exgimnasta valoró que "lo que me ayudó mucho fue la paciencia, contenerme, no coger el primer trabajo que me ofrecían. Podía ser entrenadora, pero no me llenaba. Tuve la valentía de enfrentarme a un trabajo muy complicado, sentía que era el camino que debía coger". A partir de esa experiencia, contó un recuerdo muy emotivo: "Lo que me ayudó era que cuando era gimnasta era saber que la creatividad me hacía diferente al resto de competidoras. Y eso me ha servido en esta nueva etapa. Creo que lo cogí de mi abuelo que cogía muchas cosas y creaba cosas; una vez hizo un ave fénix y dijo que era yo, que siempre resurgía".
Eso sí, a pesar de su salto al mundo interpretativo, Almudena Cid no deja los entrenamientos. "Sí, el deporte te deja lesiones crónicas y no puedes dejarlo así como así. Cuando me levanto y apoyo los pies sigo pensando que me van a doler, ahora ya no. Cuando cambia el tiempo aún lo siento. Eso sí, no puedo correr, el podólogo me dijo que si no me mirara a la cara diría que, solo con las pruebas de mis pies, tendría 60 años".
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