Al escasear los programas de corazón me ocurre algo curioso: me zampo, cual bulímico del entretenimiento más castizo, todo reality show que me pongan por delante. No sé, con esto del confinamiento lo devoro todo, sin filtro ni red. Y tengo que confesar que me ha dado pena que termine Ven a cenar conmigo: Gourmet Edition. Es un programa fresco, divertido, donde puedes hacerte una idea -nunca es tal cual, no seamos ilusos-, de cómo los famosos se desenvuelven entre fogones.
Hombre, en esta edición se han coronado, estarán de acuerdo conmigo: Bibiana Fernández (66 años), Víctor Sandoval (53), El Dioni (70) y Carmen Borrego (53). Hay proyectos, créanme, que por justicia deben funcionar. Justicia y olfato televisivo. Y este ha sido el caso: gracias, Cuatro, por conseguir evadirme, reírme, con este formato hilarante a cachos, desternillante por momentos y, sobre todo, compacto y condensado en frasco pequeño. De los que duran poco y sacan milenios en la conciencia. Eso es lo que necesita el espectador actual: engancharse en calidad y no en cantidad. Y la versión Gourmet lo ha conseguido.
Este miércoles se despedía la temporada en la casa de Carmen Borrego y lo cierto es que ha estado a la altura de lo que se esperaba. No en vano, incrédulos, la hija de María Teresa Campos (78) abría las puertas de su casa. No me sean cínicos, todos habéis pensado lo mismo cuando os enterasteis de que Borrego recibía en su casa: esta, hija de la Campos, debe vivir en un casoplón. Debe tener una casa majestuosa, como Teresa, y nadar a golpe de silbato para que el servicio la satisfaga. Pero 'no', y el no está entrecomillas porque hay que tener mucho cuidado en estos tiempos.
Carmen vive en una casa bien, espaciosa y con todo tipo de comodidades y detalles, sí, pero, no sé, esta mente de proletariado piensa de más. A mí lo que más me ha impactado de esta noche, lo siento, han sido dos cosas: que la menda llame al conocido chef Mario Sandoval (43) para "rematar" el postre -me río yo de ese eufemismo- y que se reconcilie con Payasín en su propia casa. Me dicen por mensaje que "la idea de que Payasín fuese a su casa fue de la productora y Carmen solo pidió..." Ahí se calla mi informante. Dinero, se me dice por lo bajo, para corregirse al acto: "Más dinero".
¡Por pasta baila el perro!, como diría la Campanario. En ese caso, Payasín. Bueno, aquí os dejo algunas píldoras de la doña antes de empezar con la cocina, hinchada como un pavo: "Me encantaría ser chef", "Yo soy de cocina tradicional, como cocinera me pongo un ocho. Ya verás tú lo que me van a poner los demás". Ay, ladrona de libros, con un chef dándote el toque final así cualquiera. Vale, sí, oficialmente solo te ayudó Mario Saldoval en el postre, pero... ay, no sé, ¡se le hizo demasiado corta la visita! Uno no llama a un chef a su casa para tan poco tiempo. "Dime si le ayudó en algo más, seguro que se lo supervisó todo", azuzo a mi informante. "Jesús, no, solo lo que viste del postre", se me responde.
"¿Y fue todo lo que vimos?", agoto mis últimos cartuchos. "Bueno, a lo mejor no todo...", se me hace ver de forma enigmática. ¡Ja!, lo sabía yo. Total, que me pierdo, que Carmen Borrego ha hecho un menú compuesto por: entrante, Perdidos en la naturaleza; primero, Bocaditos a la rubia; y de postre, Deseo Tropical. Todos más o menos sobresalientes, sin grandes sobresaltos. Decir que en el famoso postre, cuando la visita Mario Sandoval, ella arguye en un momento dado: "Luego dirán que me has hecho el merengue". Los tiene muy cuadrados.
Borrego, quien, por cierto, tiene una casa muy rara para ser Campos -prejuicio modo ON-, se permite el lujo durante la cena de espetarle a Víctor que su cena no es de lata, como la suya. Brava su autoestima. Y cuando esos plebeyos le preguntan por su condición de Campos, ella tiene a bien bajarse al vulgo: "Soy normal, pero soy Campos y a mucha honra. He sido anónima durante años. Cuando salgo a la palestra, todo toma sentido"
Y se deshace en halagos hacia su madre sin que nadie se lo pida: "Mi madre ha sido la gran profesional de este país. Durante años ha sido Mari Tere Campos en la radio de Málaga junto a Diego Gómez". Eso sí, por Dios, "las Campos somos muy normales". Menos mal, de verdad. Ah, que se me iba: Carmen ha hecho las paces con Víctor durante el programa. "Hemos hecho las paces. Lo que digas tú sí me importa, Víctor. He recuperado al Víctor de hace 20 años", suelta la tía a punto de la lágrima. ¡Ver para creer! Money, money, escucho de fondo.
Dejando de lado la homofobia de El Dioni hacia Víctor Sandoval -que me parece digna de pegar con sus huesos en la cárcel sin esperanza de salida-, y que no pienso reproducir ni un ápice por estos lares, hay que decir que se han vivido ciertos momentos de tensión durante la cena. El Dioni se ha quejado de favoritismo de Borrego hacia Víctor: mientras que el resto de platos eran cerdo, a él le ha puesto pollo. Ahí entiendo al del furgón. Sí, lo comprendo.
Para terminar: ¡la presencia de Payasín! Yo, aún sabiéndolo, me he quedado loco. Loquísimo. Os cuento a los que no conocéis: este payaso es experto en tirar tartas por sorpresa y durante Sálvame Okupa le lanzó una a Carmen... con tan mala suerte que esta acabó 'gravemente' herida, ya que le dio en la parte de la cara que tenía recién operada. Como ven, todo de juzgado. Esto provocó que ella se enfadase con el programa, con La fábrica de la tele y con Telecinco entera. Se sintió maltratada... y así lo denunció.
Hubo meses de tensión que provocaron, incluso, la salida de su hermana Terelu de Sálvame. Todo muy congruente, e incluso digno... hasta que por pasta, por puro dinero, Borrego invita a su casa a Payasín. "Mira que te he invitado, no sé si asustarme o no....¿Vienes en son de paz?", tira de broma Carmen. "He conseguido hacer las paces con Payasín, viene en son de paz. Para que luego digan que no tengo humor", aclara Borrego. El mundo al revés, señores. Sí, por dinero baila el perro.
Ganadora: Carmen Borrego
Víctor: 9
El Dioni: 5
Bibiana: 9
Votos finales: Víctor: 18/ Bibiana: 22/ El Dioni: 18/ Carmen Borrego: 25.
[Más información: El Dioni y su penosa cena en Ven a cenar conmigo: ¡aburrimiento, unas esposas y un policía poco creíble!]
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