El 20 de mayo de 2017 arrancaba en las tardes de los fines de semana de Telecinco un programa con un nombre muy alegre, Viva la vida. Toñi Moreno(46 años) se ponía ante la cámara para ejercer de presentadora. Sin embargo, un año y medio después, el magacín sufrió un cambio radical. El 10 de noviembre de 2018, la andaluza era intercambiada por Emma García(46), por lo que la de Sanlúcar tomaría el mando de Mujeres y Hombres y Viceversa. Este movimiento de Paolo Vasile(66) supuso una gran polémica que enfrentó en redes a los seguidores de Moreno contra los de la vasca. Pero el tiempo trajo nuevas y más bruscas transformaciones al programa.
Este fin de semana se cumple un año del aterrizaje de Raúl Prieto (44) en Viva la vida. El magacín cambió de arriba abajo. El andaluz es uno de los maestros fundadores de la gran máquina de entretenimiento que es Sálvame y por eso su fichaje por el programa de Emma se fraguó con intención de que su mente privilegiada para el éxito consiguiera salvar un formato que estaba cada vez más hundido.
Prieto hizo un lavado de cara general a Viva la vida. La era Toñi Moreno desapareció por completo y dio paso a una versión más limpia y con algo menos de caos que Sálvame pero imitando los espacios y formas de actuar que han hecho únicos al cortijo vespertino de Jorge Javier Vázquez (49).
El truco del recién llegado director en 2019 fue readaptar la presentación y dar dinamismo y movimientos continuos al programa. En sus inicios, el magacín era más lento y con entrevistas más profundas. Y Prieto metió mano en la escaleta enseguida, coloquios nuevos, paseos por detrás del plató hacia los pasillos de Telecinco y alteró los escenarios aplicando más color a los muebles y sillones. De hecho, hasta la iluminación del programa cambió para volverse más intensa y con muchas menos sombras.
En cuanto al listado de colaboradores, Raúl tiró de su agenda de Sálvame y llamó a los más polémicos, dejando de lado así también, la versión más correctita que tenía hasta el momento Viva la vida. Y este hecho repercutió directamente en Emma García.
La presentadora debutó en el programa con gran rectitud y seriedad. El ponerse al frente de un espacio de entonces cuatro horas -ahora son cinco- y en directo se convirtió en un reto. Tras años grabando las emisiones de Mujeres y Hombres y Viceversa, retomar el ritmo y la dinámica de un espacio con feedback real e in situ con la audiencia se le antojaba más duro. Sin embargo, la guipuzcoana ya sabía lo que es exponerse al directo y a un magacín de ese estilo, ya que su mayor éxito en Telecinco fue A tu lado.
Pero los espectadores, inevitablemente, compararon. Echaban de menos la frescura, improvisación y naturalidad de Toñi, porque Emma se mostraba más fría a la hora de informar y de relacionarse con los invitados y los rostros más mediáticos.
Durante los primeros meses de García, cuando aún no estaba Raúl Prieto, los datos de audiencia no despegaron y de hecho se estabilizaron a la baja. Así se preparó el fichaje estrella del sevillano y coincidió con la actitud más abierta y espontánea de la vasca.
Emma se mostró más cómoda con los giros radicales que dio Prieto al guion y la llegada de colaboradores populares como Suso Álvarez e Isabel Rábago, así como la entrada de las hermanas Campos -grandes amigas del director, que produjo además su reality- consiguieron alzar los datos de telespectadores.
La versión más rigurosa de la presentadora se transformó en una vertiente más divertida con la que ha logrado transmitir cómo sabe disfrutar de cada sección del programa. Emma García ha sabido encontrar su hueco y encontrarse cómoda en este formato tan vivo que solo puede salir de una mente tan innovadora como la de Prieto. El paralelismo entre Sálvame y Viva la vida es real. Pero el estilo de los presentadores es muy distinto. He ahí la gran diferente. Sin embargo, ambos han sabido dar al público lo que quiere.
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