Parece que poco a poco, y al abrigo de las cifras más halagüeñas que está arrojando el coronavirus, la vida vuelve, con timidez, a recolocarse. De forma responsable y paulatina España parece volver a latir, aunque a medio gas. Los niños pueden salir a la calle, dentro de unos días los adultos podrán hacer deporte y esta nota alegre también se puede ver en los programas de televisión. Ya se atisba más movimiento en la rueda televisiva, las parrillas vuelven a prometer lo que fueron y van camino de alcanzar la velocidad de crucero.
Poco a poco las plantillas de los espacios televisivos volverán a estar completas, retornarán las grabaciones de muchos espacios, como es el caso de Pasapalabra y MasterChef 8, ambos ya en funcionamiento. Todo cogerá carril a pleno pulmón, estoy convencido, para hacerlo a pecho descubierto en un suspiro. Y los invitados podrán sentarse en los programas de manera libre. Como antes, como hace casi nada. Y yo, en medio de esta algarabía, insisto que tímida, me pregunto: ¿y qué pasa con el público de los programas? ¿Regresará también en breve? ¿Veremos las gradas de nuevo ocupadas?
Entiendo que no de forma completa, eso es obvio, pero, respetando todas las medidas de prevención y distancia, ¿volverán los programas a contar con aplausos humanos? ¿Retornará ese calor? Y si es así, no puedo dejar de pensar en el marrón al que se enfrenta Telecinco. Ya sé que otras cadenas cuentan con varios programas con público, como El Hormiguero o Espejo Público, pero estoy seguro de que estarán de acuerdo conmigo en que Mediaset es la cadena más viva por excelencia y que, en la mayoría de los casos, se nutre del público y lo hacen partícipe. ¿Qué hará entonces la cadena de Fuencarral?
¿Cómo gestionará esta crisis que se le viene encima? ¿Harán test masivos, diarios y constantes en cada uno de sus programas? No puedo por más que imaginarme esa escena como un caos bestial. ¿Se imaginan filas kilométricas para asistir a Sálvame, a Sábado Deluxe, a Viva la vida? ¿Se imaginan por las mañanas la que se puede liar en el hall de Telecinco con el público que acuda a Ana Rosa y a la grabación de Mujeres, Hombres y Viceversa? Todos allí, citados a horas intempestivas para, uno a uno, someterse a las pruebas. Madre mía, no, decididamente no: debe ser una locura lo que yo estoy pensando.
Y qué me dicen de las publicidades. Se les acabó a los que acuden como público eso de ir al servicio o a estirar las piernas. Sería muy peligroso para todos. Y sigo desbarrando a esta hora de la tarde: ¿y cómo lo harán? Es decir, ¿irán todas las personas con guantes y mascarillas? No sé, sería algo extraño, pienso yo. Aparte de poco práctico y de un derroche pelín frívolo. Claro que no queda de otra más que acostumbrarse.
Pero, al igual que hace unas semanas reflexioné por aquí de que el público ya no es tan imprescindible para mí, solo me cabe volver a preguntarme: ¿y si no hay público en los programas hasta 2021? Oye, visto lo visto, lo veo lo más sensato, tanto para la tranquilidad de los asistentes en primer lugar, como para que la cadena no se vuelva loca, es que las gradas se quedan vacías de momento.
Y ya lo siento yo por esas empresas que se dedican a convocar al público de los programas. Saldremos, lectores, saldremos de esta, claro que sí. Y cuando lo hagamos esas personas que se ganaban un dinerillo acudiendo a los platós, ¡lo volverán a hacer! ¿Cuánto pagan por ir de público?, os estaréis preguntando a la vez que saliváis. Ya lo expliqué hace unas semanas, pero lo vuelvo a dejar por aquí para que comiencen, con tiempo, a hacer números. La horquilla económica se encuentra, generalmente, entre los 8 y 20 euros por emisión.
En el caso de Ana Rosa Quintana (63), por verla en directo pagan 8 euros; a Susanna Griso (49), 20; El Intermedio, 9; Pasapalabra, 10,50; Supervivientes, 9; Zapeando, 9 y Mujeres y Hombres y Viceversa, 9. Cabe destacar que estos casos, en los que se gana dinero por ir a la tele, son solo algunos casos, no todos. Ahí, los amantes de Sálvame: no suelen pagar al público, aunque sí lo agasajan con comida y bebida. Si se desea asistir a este espacio, hay que ponerse en contacto directamente con la productora La Fábrica de la tele.
¡Y tan panchos ellos! Ojo, que es un público muy fiel el de Sálvame. En fin, os podría estar explicando toda la tarde cómo acudir a más programas, pero ese no es del todo mi cometido aquí: yo lo quiero es que haya esperanza, que estemos unidos: público de programas, ¡ya tendréis tiempo de aplaudir y montar la algarabía del siglo! De besuquear, de pedir fotos, de reíros con los colaboradores, de llorar, de incluso salir al plató... Ya habrá tiempo. Veámosle el lado positivo a todo.
[Más información: ¿Es posible el futuro de los programas sin público? ¡Yo ya me he acostumbrado a las gradas vacías!]