Ya sí que es verdad que Supervivientes 2020 toca a su fin. Esta noche el reality de Telecinco despide una nueva edición. Y como ya es tradición, toca hacer apuestas y balance de temporada. Qué rápido pasan los meses; parece que fue ayer cuando veía a los supervivientes, más orondos, llegar al aeropuerto de Adolfo Suárez para poner rumbo a Honduras. Esa Rocío Flores (23 años) rota ante las cámaras cuando le preguntaron si tenía la esperanza de que su madre viera el programa. Y sin una respuesta para esa pregunta -ni qué decir un apoyo público-, han pasado tres meses.
Cerca de 12 semanas en las que los concursantes han demostrado su capacidad de supervivencia y de convivencia, su pericia para pescar y superar las pruebas. Días de hambre, de peleas, de climatología adversa. Cada semana han ido cayendo expulsados hasta que tan solo cuatro han entrado en la final, en la gran final que se vivirá este jueves: Rocío, Ana María Aldón (42), Hugo Sierra (45) y Jorge Pérez (37). Dos hombres y dos mujeres. Cada uno, con su personalidad aplastante. Rocío, puro fuego en la pelea; Ana María, madre y pescadora nata; Hugo, la competitividad en persona, pero el antisocial; y Jorge, el guerrero silencioso.
Se trata de cuatro perfiles muy potentes, que se merecían llegar a la final, cada uno por sus razones. No todos los perfiles son iguales, ni siquiera con la misma carga mediática, pero todos han dado el callo. Han luchado, han aguantado y han demostrado estar hechos de otra pasta. Incluso, se han llegado a compenetrar a las mil maravillas: mientras que Ana María pescaba, Rocío peleaba o hablaba de su madre; mientras que Hugo se quejaba de falta de equidad en una prueba, Jorge la ganaba por goleada. Son un buen cuarteto que esta noche pisará el plató de Supervivientes 2020 y que, a través de pruebas, pronto serán tres, y dos... y uno, ¡el ganador que se llevará 200.000 euros! Y aquí os dejo mi ranking de ganador y perdedor... y mis explicaciones.
1. Ganadora: Ana María Aldón
Antes de hacer el petate para viajar a Honduras, era la discreta mujer de José Ortega Cano (66), esa madre y profesional de la costura que siempre estuvo a la sombra -por voluntad propia- del diestro. Por eso, junto con el de Rocío Flores, fue uno de los fichajes más impactantes y novedosos de la edición. Ana María pisó la isla con fuerza y dejando clara una cosa: ese era su concurso, era libre y Rocío, por muy familia que fuese, no iba a intervenir en su día a día. Yo soy yo y tú eres tú.
Con personalidad, Aldón ha sido la concursante diez: la que más peces ha pescado de todas las ediciones, la que también se ha peleado, ha llorado, ha reído, ha cantado y ha desvelado aspectos divertidos -como el de su vida marital con Ortega y la fogosidad de este en la intimidad-, pero también dramáticos, como los malos tratos que sufrió de pequeña a manos de su padre. No se puede decir de ella que haya andado de puntillas o que no se haya metido de lleno en una refriega cuando ha tocado. Como broche, su corte de pelo al raso por tres platos de lentejas. Hondureña de diez, Aldón regresa con el premio, pero con entidad propia a nivel mediático. Ya es Ana María, no la mujer de Ortega Cano.
2. Perdedora: Rocío Flores
Llegar a una final tiene mérito, y eso no se le puede quitar a Rocío Flores. Ella ha aguantado y ha sabido ir dejando semanas atrás. Siempre dije que iba a llegar a la final, lo tenía claro. Ahora bien, no se merece ganar y no lo hará. Rocío Flores era ese fichaje bomba, esa persona que toda cadena de televisión en su sano juicio querría tener: hija de Rocío Carrasco (43) y Antonio David Flores (44), y nieta de Rocío Jurado. No hay más que añadir, señoría. Esa era su carta de presentación, muy poderosa. Pero también, ahí, agazapada, había una trampa que nadie quisimos ver: Rocío no iba al concurso para hablar de su madre y para contar aspectos de su vida personal. No, iba a darse a conocer como Rocío a secas.
Y ahí, me perdió. Y me decepcionó. Me hizo ver que no entiende cuál es su lugar ni realmente por qué está donde está. Rocío no ha hecho un buen concurso para mí: ni se ha superado a nivel selvático ni de supervivencia -creo que ha pescado tres veces y a regañadientes porque madrugaba mucho-, ni ha entrado en el juego que se le pedía. Para mí, siempre ha estado a medio gas y ha hecho equilibrismos sobre una cuerda hasta el final. Vale que ha llorado, que ha dicho que quiere ver a su madre, reencontrarse, saber cómo ha pasado el coronavirus, pero... se me quedaba corto. Y, claro, si eso no lo compensas con un buen concurso y con una superviviente nata en las pruebas... pues se desinfla. A mí no me ha gustado. Aún así, felicidades por llegar hasta aquí.
3. Hugo, el estratega oscuro y antisocial
Lo dije en otro blog: no soporto a Hugo Sierra. Ni al concursante ni a la persona que se deja ver en los medios de comunicación. Como concursante, no puedo decir que no haya sido bueno, pero con matices, como se dice en el polígrafo de Conchita: bueno en cuanto a la competitividad en los juegos, pero llegó un momento en que me cansé de verlo quejarse por todo, de que se enfadase por ver supuestos favoritismos en las pruebas hacia otros compañeros.
Hugo entró al reality relativamente bien, pero se convirtió en un ser huraño, hosco, enfadado con el mundo, aislado y sin querer relacionarse. Y eso, para mí, no es ser un buen superviviente. Entró potente y acabó convirtiéndose en una sombra de sí mismo. Por no hablar de su relación sentimental con Ivana. Nunca me creí el juego de estos dos, vaya por delante. Fueron inteligentes y aprovecharon el momento, pero el final de su historia-montaje me pareció humillante por parte de Hugo: la 'dejó' sin explicación y sin mirarla a la cara. Ahí se cargó su concurso. Ella, llorando -impostada, puede-, y él a lo suyo. Frío como un témpano. No, esta persona no se merece ganar un concurso. Y para terminar: su relación con su exsuegra Elena tampoco la supo gestionar bien. Regresa a España peor que se fue... y sin premio.
4. Jorge, el hondureño silencioso
Jorge Pérez era un auténtico desconocido para mí más allá de esa foto, vestido de Guardia Civil, que se hizo viral en la redes. Guapo y de buen porte, al principio no me decía nada. ¡Cuántos casos de musculados, jóvenes entrenados han pisado Honduras y no se han comido una rosca en la supervivencia! Incluso, me atreví a ponerle el título de engreído sin conocerlo. Sin embargo, conforme transcurrió el concurso me fue ganando. Es cierto es que no es el típico perfil de concursante polémica, que sabes que te va a dar guerra y contenido día sí y día también. Pero Jorge ha aportado otras cosas, muy necesarias.
En medio de la guerra, él ha sido paz. Siempre el contrapunto, y acertado. Ha hecho un concurso diez, pero en silencio: ha pescado, ha ganado pruebas y ha hablado de su familia, de sus hijos y de su mujer, otro amor que he descubierto. Me encanta ella, cómo lo ha defendido en los platós. Jorge es bondad y lo ha demostrado con su amistad verdadera con Albert Barranco. No ganará Supervivientes, pero es que a lo mejor el problema es que no se ha creado todavía un reality idóneo para él. Me ha gustado verlo llorar por los suyos, cuando creyó haber perdido la amistad de Barranco... y me pareció un señor frente a José Antonio Avilés y sus desbarres. Estoy convencido de que con el tiempo se valorará más su concurso. Gracias por todo, Jorge.
[Más información: La poderosa familia que ha traído a los supervivientes en avión privado... y la noche que Avilés se inmoló en TV]
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