Estoy que fumo en pipa, enfadadísimo. No, mejor: indignadísimo. No se puede ser más machista y cruel que Cristian Suescun (33 años) en La casa fuerte. Lo que ha pasado este jueves en el reality es de vergüenza, no entiendo cómo el programa lo ha permitido. ¡Esa humillación a la pobre de Yola Berrocal (49) no se la merece nadie! Y si ya sumamos al percal la actitud de Oriana Marzoli (28), ¡apaga y vámonos! Pero, ¿quién se ha creído ella para dar lecciones sobre amor y fidelidad! ¡Ella! ¡habráse visto!
Eah, pues una vez vomitado todo esto, os explico qué es lo que ha pasado. Resulta que el tonteo, el roneo, el flirteo y la atracción sexual -porque la ha habido y mucho, diga Cristian lo que diga- entre el hijo de Maite Galdeano (51) y Yola Berrocal ha saltado por los aires este jueves. Ha desaparecido de un plumazo y la perjudicada de la historia no ha sido otra que Yola, a la que han humillado públicamente de forma cruel y sin miramientos. Y en directo, sin que nadie hiciera nada y con Jorge Javier (49) partiéndose la caja.
A todo esto, inciso importante antes de seguir: Cristian tiene novia fuera del reality, una tal Jessica. Importante dato. Apúntenlo, porque habrá momentos en el pasaje en que se les olvidará cuando vean lo que es capaz de hacer este tipejo al dejar de pensar con la cabeza para hacerlo con otra cosa. Todo ha surgido a raíz de una cena romántica que Leticia Sabater (54) les ha preparado a los tórtolos. Ellos, hay que decir, no han dejado de protagonizar escenas tórridas en los últimos días: que si masajes por aquí, que si tocamientos por allá, que si abrazos y besos bajo las sábanas, que si tal y que si pascual. Vamos, un tonteo desde que el mundo es mundo.
Incluso, hay una escena en la que Cristian, arrobado y azorado a partes iguales, mete su mano en la parte íntima de Yola. Pues esa especie de limbo algodonoso en el que se anda cuando estás enganchado hasta el tuétano se ha desinflado de forma súbita. En la cena romántica han irrumpido los demás concursantes con carteles y pancartas en las que se podía leer el nombre de Jessica, la novia oficial de Cristian. Querían boicotear ese amor porque lo consideran impuro, sucio, impío. La cabecilla de este aquelarre no es otra que la fiscal del amor eterno y la fidelidad: Oriana Marzoli. La misma que le puso los cuernos a Tony Spina en un reality se pavonea ahora como el adalid de la corrección. ¡Tócatelos, Manolo!
Hay que tenerlos cuadraos. Es vergonzoso lo de esta chavala. Pues a grito en cuello de no a la infidelidad, todos somos Jessica, Oriana ha fastidiado la cena. El amor, la esperanza y las mariposas en el estómago de Yola, todo al garete. Se conoce que a Cristian se le ha removido algo -ojo, algo que no le zarandeaba cuando se dejaba hacer en la cama ese masaje y cuando se rozaba, y cuando metía la mano donde no debía, y cuando..., y cuando...-, ¡ay, la conciencia, qué caprichosa es! Pues resulta que ahora el menda niega en directo a Yola, desmiente que sienta nada por ella, sostiene que siempre se lo ha dejado bien claro y que nunca se ha sobrepasado con ella. Amigos, todo son paranoias tuyas.
¿Perdona? ¿Really? Y se queda tan pancho el tío ante una Yola a punto de llorar. "Le voy a decir a Cristian que no se preocupe, que yo lo espero", le confesaba horas antes de la cena la pobre a su amiga Leticia. La percepción de la cena, y de la relación, de Cristian, es esta: "Yo fui a esa cena para comerme un chuletón y darle un trago al crianza, lo siento por Yola". ¡Acojonante! Nada más que añadir, señoría. No me salen más palabras ahora mismo. A ver, que yo no me chupo el dedo, ¿eh? Sé que esto es un reality, y todo lo que vosotros digáis, pero sí me he creído el enamoramiento, el encaprichamiento de Yola.
A Yola no le salían las palabras en directo mientras los ojos se le inundaban de lágrimas. De impotencia, de humillación, de vejación... "Si yo he querido dar un paso más allá es porque él me ha dicho que ha querido dejarla en varias ocasiones", se intentaba excusar la pobre con un hilo de voz que creo que solo he oído yo. Y entonces, en plena marejada y cataclismo emocional, cuando está Yola hecha un guiñapo de dolor, Cristian va y suelta la estocada definitiva para terminar de rematarla: "Yola me dijo hace unos días que cuando saliésemos de aquí iba a hablar con mi novia para decirle que esto es falso y que no quería nada conmigo". No me creo nada, ¿no será que esa era tu intención, querido?
Total, que hoy soy Yola Berrocal. Me siento identificado, me uno a su dolor. Todos hemos sido Yola en algún momento de nuestras vidas y se pasa muy mal cuando un depredador emocional te utilizaba y te tira a la basura a su antojo como un trapo sucio. Fatal me parece que no se le haya puesto en su sitio al tipejo de Cristian Suescun. Al troglodita, al analfabeto emocional, al ruin, al manipulador. Sí, todos hemos sido Yola, a todos nos han roto el corazón y nos han hecho creer en cuentos de hadas.
DOBLE EXPULSIÓN DE PAREJAS:
María Jesús Ruiz y Juani
Macarena y Labrador
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