Kiko Matamoros (63 años) está viviendo un delicado momento de salud. Sólo tres días después de extirparse la vesícula, el colaborador volvía a ingresar de urgencia aquejado de una pancreatitis cuyo diagnóstico final ha sido una infección contra la que sigue luchando.
Este malestar, no obstante, no le ha impedido afrontar desde su convalecencia varias de las polémicas que le rodean. Matamoros ha dado la cara para hablar del conflicto que mantiene con su hija menor, Anita Matamoros (20), y ha protagonizado una exclusiva en Lecturas en la que arremete duramente contra sus compañeros de Sálvame, a los que dedica titulares como que "tienen un nivel nulo" o que le envidian y le odian.
Una de las damnificadas por los dardos del colaborador ha sido Laura Fa, a la que Kiko define como "engendro feísimo". La colaboradora respondía tajante desde plató: "Él juega contra mí porque quiere vengarse de algo, pero atacarme con que soy fea me da risa, y es lo que le queda porque intelectualmente, por ejemplo, tengo más estudios que todos sus hijos juntos, e incluso sumando a su novia también".
Esa venganza de la que habla la catalana hace referencia a un conflicto que nació hace justamente un año y dinamitó la sintonía entre ambos compañeros. Y es que este verano está siendo un auténtico déjà vu para Kiko Matamoros, no sólo por este motivo.
La pelea surgió, como ha ocurrido ahora, por un asunto relacionado con la salud del colaborador. El 6 de agosto, Matamoros era operado de varios tumores en la vejiga que, finalmente, resultaron ser benignos.
En aquel momento, Kiko también comercializó con su enfermedad y protagonizó varias exclusivas. Fue precisamente el tono dramático de sus declaraciones lo que desató las críticas de Laura Fa desde Sálvame, que acusó a su compañero de exagerar sobre su estado. Aquello generó un fuerte enfrentamiento entre ambos y una enemistad que persiste en la actualidad.
Poco antes de ese enfrentamiento, en julio del 2019, Matamoros lucía en el plató de Sálvame un nuevo retoque estético: se había sometido a la técnica del microblading para presumir de unas pobladas cejas que no consiguió tener con el injerto capilar al que se sometió en 2016.
Un año después de tatuarse las cejas, el 25 de julio de este año, las redes sociales ardían por el aspecto del rostro del colaborador, que aparecía en Sábado Deluxe con la cara hinchada y amoratada. El revuelo fue tal que Kiko tuvo que explicar que se había inyectado ácido hialurónico en la clínica de su nuera, Carla Barber (30).
La última historia que se repite un año después tiene que ver con el conflicto familiar de Matamoros. Mientras ahora la relación con su hija Ana es nula y muestra una actitud poco conciliadora con ella, hace 365 días se producía la misma situación, pero con Diego Matamoros (34), a quien el colaborador dedicaba durísimos ataques e incluso se negaba a verle en plató.
Por el momento, tanto su infección como su relación con Anita y con Laura Fa parecen encalladas, por lo que habrá que esperar para ver al colaborador superar los obstáculos dejar atrás este verano que, por segundo año consecutivo, se ha convertido en uno de los peores de su vida.
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