Mónica López (45 años) está muy contenta con los resultados de audiencia que está cosechando su programa La hora de la 1, en TVE. No ha sido ni está siendo un camino fácil, en absoluto; se diría que todo lo contrario. Crear fidelidad con un producto nuevo es tarea ardua, pero ahí está Mónica y su equipo, remando por una televisión "en la que se apueste por los temas que le interesan a la gente, sin líneas rojas".
Porque así lo asegura Mónica en su conversación con JALEOS: en TVE no hay vetos ni censura. Al menos, en su programa eso no existe. Hay pluralidad y se preocupan y ocupan por abordar cuestiones sociales diferentes, y aunque "solamente las vea una familia" a la que se pueda ayudar, le basta. Siente especial orgullo Mónica, por ejemplo, por el tema del suicidio que se trató hace unos días en su programa. Desmontando tabúes y quitando miedos, normalizando.
Ese es el servicio público, lo que TVE debe y quiere. Esto se hace extensible, cuenta, al área de la crónica social que capitanea Cristina Fernández. El ente público tiene su estilo de hacer las cosas y en esa línea seguirá. Sea como fuere, Mónica está feliz, sus jefes, desvela, también están felices con los resultados de audiencia, y sostiene que no ha podido hablar con María Casado (42) en estos convulsos meses en los que la parrilla de TVE ha sufrido tantos retoques, pero que le desea lo mejor y "la envidio por vivir en Málaga".
Imagino que estarán contentos con 'La hora de la 1'
Sí, estamos contentos. Contentos por cómo está pasando todo. Cómo está evolucionando, a pesar de que llevamos poco.
El 'share' le está respetando
¡El lunes hicimos un 10! En total, con la sección política y de actualidad. Estamos contentos, pero ¡queremos más!
¿Cómo surgió la idea de que usted cogiera el testigo?
Surge de repente, sin previo aviso. Me lo propusieron y dije que sí sin pensarlo, en el momento. Estoy muy contenta y me apetecía mucho este reto.
Presentar la mañana es toda una suerte
Era una opción maravillosa, y a mí, que me gusta contar historias, estoy disfrutando. Explicamos y contamos lo que le preocupa a la gente.
¿Existen líneas rojas en su programa?
No tenemos ninguna línea roja, tenemos que hablar de todo lo que le afecta a la gente. Hay temas que le interesan más a unos que a otros, pero hay que hablar de todo. Así creo que debe ser una televisión pública. Tenemos que apostar por eso, por que no haya líneas rojas y por que no haya temas que se diga que no funcionan. Hay que olvidarse un poco del dato, e informar. Si hay un tema que hay que abordar, tenemos que hacerlo.
El suicidio, por ejemplo. Que lo han abordado
Así es. Es un tema por el que otras televisiones no apuestan porque es un tema muy duro, del que no apetece hablar. Si hablando de las cosas se previenen, ¡allá que vamos! Lo tengo muy claro.
¿Qué cree que funciona ahora en TVE que antes no?
No lo sabría decir, esto es un programa completamente nuevo. Una de las cosas que tenemos es que huímos del formato tertulia por tertulia, el estándar. Entiendo que es el más barato, y lo encuentras en todos los formatos de todas las cadenas. En esas tertulias tienes a gente hablando y dando su opinión todo el rato. Nosotros no queremos eso, quiero aportar y ayudar. Siempre tenemos personas cualificadas, y también los que dan su punto de vista. En temas sociales, siempre intentamos contar con todas las versiones, siempre.
Hacer cosas diferentes al resto, ¿no?
Mira, hace unos días vino un niño transgénero. Fue con su madre y me puso los pelos de punta. Y yo le preguntaba '¿qué le dirías a un niño que está en tu situación?'. Le pregunté si era feliz, y me dijo que sí. ¡Se me ponen todavía los pelos de punta! Si alguien vio esa entrevista desde casa, unos padres, y ven a una mujer y a un hijo que hablan de eso... Si tú tienes esa historia en tu casa, ha merecido la pena.
¿Ha hablado con María Casado en este tiempo?
No la he visto, ni he podido hablar con ella porque fue todo muy rápido, y nos pilló en medio de toda la historia del confinamiento. Luego empezó el verano y vino este programa. Pero me alegro un montón por ella, la veo bien, la envidio un montón viviendo en Málaga. Está contenta y consiguiendo su objetivo.
¿Cómo se maneja usted en la sección de corazón?
Yo no piloto mucho, la verdad, pero Cristina se basta ella sola. Esa parte la lleva ella fenomenal y está funcionando muy bien de audiencia también.
Es un corazón más amable
Yo creo que la crónica social de TVE tiene un estilo muy distinto a otras cadenas. Eso también está bien. Yo creo que en ese sentido Cristina tiene perfectamente cogido el espíritu que tiene TVE.
Entonces, ¿hace un buen balance?
Estamos muy contentos y los jefes también están contentos. Pero lo más importante es que la gente esté contenta. Ellos, los espectadores, son los que hacen posible mi trabajo. Eso lo tengo clarísimo. Mi trabajo lo hacen posible los ciudadanos. Yo estoy contenta cuando alguien me dice 'qué bien has dicho eso o explicado lo otro'.
Cuenta que ella empezó a interesarse por la información meteorológica cuando estaba en la universidad estudiando Física. Se presentó "por chiripa" a una beca del tiempo en TV3 y, tiempo más tarde, le cambió la vida. "Mi madre me decía que no me iban a coger, que no sabía hablar. Y mírame ahora. Las cosas surgen así, por mucho que planifiques, luego las cosas salen como les sale de las narices", relata orgullosa.
¿La han tentado alguna vez de una televisión privada?
No, la verdad. Estoy contenta donde estoy. Estoy haciendo lo que quiero aquí. La televisión privada es complicada. Aquí tengo libertad. En la pública se hace la tele que se cree que se tiene que hacer. Y es que, al final se acaba haciendo la televisión que crees que la gente quiere ver. Y no, hay que apostar por lo que creemos que se merece el espectador.
¿Conoce a Ana Rosa y a Susanna Griso?
No. Y de hecho, con ellas nunca he coincidido en ningún sitio.
¿Aspira a ser la 'reina de las mañanas'?
Yo aspiro a ser la opción que la gente quiera ver. Ser la opción para acompañar a la gente. Eso es lo que me gustaría.
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