En una Nochevieja tan atípica, con reuniones familiares limitadas y sin posibilidad de acudir a macrofiestas, es posible que más de uno llene las primeras horas del 2021 navegando por Internet. No hace falta tener una bola de cristal para saber que hay muchas probabilidades de que, a esas horas, el nombre de Cristina Pedroche (32 años) sea trending topic en Twitter.
La razón, al margen de lo que suceda en las campanadas, será el vestido que lleve la madrileña para despedir el año, ya que, una vez más, será la encargada de dar la bienvenida al ansiado 2021 en Atresmedia. Como si fuera a pasar por el altar, el traje que portará vuelve a ser uno de los secretos mejor guardados, por lo que había cierta expectación por su visita a El Hormiguero de este miércoles.
A ritmo de reguetón y subida en un coche descapotable por ser miembro platino, Pedroche entró al plató con un traje de lentejuelas no menos llamativo. “Podría ser, pero no es el vestido de las campanadas. Es espectacular”, definió a modo de bienvenida. Pablo Motos (55) estaba gratamente sorprendido: “Estás perfecta. Claro, no comerás nada”, comentó a raíz de la figura que lucía, aunque la invitada lo negó: “Como de todo, pero sano y rico, es lo bueno de estar casada con un tres estrellas”, presumió en relación a su marido, Dabiz Muñoz (40).
En referencia al traje, Pedroche destacó que “esto solo lo he hecho para El Hormiguero, el mejor programa de entretenimiento de la televisión”. Tras el piropo y el halago, llegó la puya: “Aunque ya hablaremos tú y yo para recuperar mi sección”, le espetó a Pablo Motos.
Siguiendo la táctica del palo y la zanahoria, la madrileña obsequió al presentador con una de sus debilidades, el dulce. “Te he traído un roscón de Reyes de GoXo, que están agotadísimos. Es de frambuesa y guayaba y tiene sorpresa por dentro. Da buena suerte comerlo antes de las campanadas. Esto que tiene arriba es chile escarchado”, señaló mientras cortaba un trozo generoso para Motos.
Mientras daba buena cuenta del roscón, el presentador sugirió a la invitada que “tú no puedes comer esto, si no, no entrarás en el vestido”. Otra vez Pedroche llevó la contraria: “Sí, claro que entraré, voy a ir muy cómoda. Quién sabe, a lo mejor voy en chándal”, vaciló. Antes de dar paso al corte publicitario, Pablo Motos seguía sin cortarse, comiendo roscón como si no hubiera mañana y preguntando si “¿lleva droga?”.
Pistas
Al regresar de la pausa, Motos ya había acabado de comerse el trozo de roscón. Y para recuperar el hilo, nada mejor que otro piropo a la invitada: “Este es el séptimo año que lo haces. Hasta que llegaste tú todo el mundo veía las campanadas en La 1 y ahora lo ven en Antena 3”. La receta de Pedroche es que “no tenía ningún tipo de pretensión, solo divertir a la gente. Poco a poco se han ido sumando más, estoy muy agradecida por el cariño de la gente. Eso es lo máximo que puedo tener”.
Tomando la palabra de nuevo, Motos habló de que en Nochevieja existe “el efecto Pedroche, hasta que no ves el vestido, no estás tranquilo esa noche; para bien o para mal, a todo el mundo le genera algo”. Tras allanar el camino, el presentador trató de sonsacar algo del secreto del vestido. Pedroche se cerró en banda, aunque dio algunas pistas: “Es muy lo contrario a lo que llevo hoy. Esto es precioso, que también lo tiene mi vestido oficial, pero el que voy a llevar es muy cómodo”.
Tras una serie de preguntas reconoció que podrá sentarse con él puesto, podrá ir al baño sin problema y que podrá de comer de todo. Saliendo por la tangente, Pedroche valoró que “quiero dar este año brillo, luz, esperanza, este año ha sido muy complicado”.
En ese instante, salieron Trancas y Barrancas para dar un poco más de alegría a la conversación. “A lo mejor no hay traje, quizás sea un rollo Campanilla”, comentaron antes de que la invitada reconociera que “esse día no leo los comentarios, si no, me tendrían que ingresar. Me quedo con los comentarios de la gente cercana. No los miro hasta el día 2 o 3, cuando voy a Zapeando necesito por estar al tanto”.
Sin desvelar la incógnita, Pedroche hizo unos comentarios que reflejan muy bien su personalidad: “Si dicen qué bonito, qué elegante, no sería yo. No me gusta pasar desapercibida”. Eso sí, una de las cosas que más le molesta es “que digan que no tiene trabajo el vestido, no por mí, sino por todos los profesionales que hay detrás, maquillajes, los zapatos o lo que sea que lleve… Lo que sea, todo está muy pensado por un equipo de profesionales a los que estoy muy agradecida”.
Íntimo
En ese momento, Pablo Motos dejó aparcado momentáneamente el asunto vestido para contar que “hay una cosa de tu marido que nos has traído que es genial”, dando paso a un vídeo grabado en casa. Antes de emitirlo, Cristina Pedroche explicó que “él no me puede gastar bromas a mí, me entran ganas de llorar. Estoy haciendo pis y me apaga la luz. Eso lo tengo prohibido. Él se asusta muy bien, se pone muy guapo, aunque lo paso mal. Durante el confinamiento me hizo una broma, llevaba varios días sin ver a mis padres, Dabiz estaba sin olor… Estábamos tensos, y me hizo esta broma”.
Después de verlo, con las risas de Pablo Motos y las hormigas, Pedroche matizó que “como él no me hacía caso, empecé a llorar más aposta, qué desgraciado, me había dejado el bogavante y no me venía a consolarme. Estaba muy irascible, era como una regla multiplicada por diez”.
Aunque después comentó que en Tik Tok es la red donde se más se meten con ella, Pedroche no se libró de las críticas en Twitter, tanto por su vestido como por la reacción a la broma de su marido:
Eso sí, en honor a la verdad, también hubo tuiteros/as que defendieron a la invitada:
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