Begoña Ameztoy (69 años) se hizo popular en la década de los 2000 por su participación en todo tipo de tertulias del mundo del corazón. Sin embargo, la donostiarra provenía de un mundo, aparentemente, alejado de las polémicas televisivas: el de la cultura.
Escritora y pintora, en los años 70 formó parte en San Sebastián del grupo cultural CLOC de inspiración surrealista y creado por Fernando Aramburu (61), Álvaro Bermejo (61) y José Félix del Hoyo. Bermejo fue la pareja de Begoña durante casi 20 años.
Según el autor de Patria eligieron el nombre del grupo por "el ruido que hacen los garbanzos cuando caen desde un octavo piso sobre las cabezas huecas de los transeúntes". Las acciones que llevó a cabo el grupo les hicieron muy populares. Por ejemplo, llegaron a realizar pintadas sobre la escultura El peine del viento de Eduardo Chillida, crearon una radionovela paródica o tiraron octavillas sobre el bulevar en las que se leía "¡viva la Coca-cola!". La más comentada de sus acciones fue presentarse a un concurso de poesía del Ateneo de San Sebastián plagiando una poesía de Pablo Neruda. Quedaron en segundo lugar. Cuando se supo que lo habían hecho para dejar en ridículo a los miembros de esta institución el asunto generó una enorme polémica.
En esos años Begoña recogía la información cultural del País Vasco en la revista Kantil donde tenían mucho eco las acciones de CLOC y gracias a la que inició una relación de amistad que duraría toda la vida con el escultor y poeta Jorge Oteiza.
Con el paso del tiempo Begoña comenzó a dedicarse al mundo de la pintura y la escritura. Su debut literario fue con El Círculo (1991), le siguen las novelas El asesino de Baltimore (1994), El ángel (2000) y El sueño de Orión (2010) y los ensayos Escuela de mujeres (2001), Cuarentonas (2002) y Amor Caliente, Sexo Frío (2007).
En cuento a la pintura, se destacó sobre todo por los retratos y ha sido objeto de varias retrospectivas como Geometria del Verde, Cielos de Parga o La Vía Láctea. En una entrevista aseguró que dejó de pintar durante años para volcarse en la literatura "pensando que así era más fácil hacerse rica y famosa". Lo cierto, es que la fama le legaría a través de la televisión.
El salto a la televisión
Fue en los 90 cuando la periodista dio el salto a los medios de comunicación. Desde 1992 firma columnas de opinión en El Diario Vasco. Tras una experiencia como guionista en Televisión Española en 1999 comenzó a colaborar el late night veraniego El candelabro.
Entonces, Javier Sardá (62) se fijó en ella y decidió ficharla en el año 2000 para Crónicas Marcianas. Pensó en hacer con ella lo mismo que con Juan Adriansens (84), darle un punto culto a las tertulias catódicas sin escatimar en polémica.
En un principio sólo participaba en las tertulias de política, actualidad y sucesos. Luego también dio el salto a las del corazón y los programas de telerrealidad. Tras el cierre del programa de Sardà en 2005 pasó por Antena 3 con A tres bandas, el programa vespertino donde formaba parte del grupo de periodistas que, como Pepe Calabuig (73) o Cristina Fernández, entrevistaban a los famosos que se sometían al polígrafo como Cristina La Veneno o Marujita Díaz.
Su salto a Sálvame entre 2010 y 2011 fue mucho más complicado ya que en el programa quisieron convertir parte de su vida en contenido del show. Vivió duros enfrentamientos con Kiko Matamoros (64) o con Mila Ximénez (68). Harta de estos momentos de tensión decidió abandonar la televisión a donde en la actualidad no ha vuelto.
Hoy Begoña sigue viviendo en su San Sebastián natal y ha vuelto a la pintura, actividad que retomó en 2004. En abril de 2020 volvió también a la literatura con Yo fui la elegida: Los hijos de Amets. La novela cuenta la historia de Maravillas Asparren, la protagonista de esta singular historia, se adentra en los retorcidos laberintos de su memoria para recuperar su infancia perdida y llevarnos de la mano a través de un mundo misterioso, tan inverosímil como cierto.
Además, Begoña se ha convertido en youtuber. Sus vídeos suelen ser opiniones sobre aspectos sociales o políticos.
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