Quieren transformar la sociedad, no a hacer milagros. ¿Cómo lo conseguirán? La Unidad Popular de Alberto Garzón insiste en desmontar la teoría del voto útil para arañar a los indecisos de la izquierda. Para ello apuestan fuerte por “una cultura de acceso gratuito” y “acceso libre y gratuito a todos los museos y al patrimonio arquitectónico y cultural”. No tienen muy claro cómo lo lograrán, pero aspiran a lo máximo. Marga Ferre (Buenos Aires, 1968) es la secretaria de elaboración política y programas de Izquierda Unida Federal, la coordinadora general de áreas y la voz de la cultura dentro del partido, a pesar de que ella, periodista y locutora de profesión, ha centrado su actividad política en “el medio ambiente y el mundo del trabajo”.
¿Qué diferencia al programa de Izquierda Unida del resto?
En dos cosas. La primera, la propia concepción de la cultura. Hasta el momento el programa de cultura de Izquierda Unida no era prioritario, ni de la política del partido. Pero en los últimos tiempos, a partir de la reivindicación del estatuto del artista, hay una nueva revisión que hace que veamos la cultura no sólo como siempre la ha visto la izquierda: como un elemento central de discurso crítico, de acceso popular que favorezca la cultura de base y no tanto la cultura de espectáculo. Nosotros hemos percibido que la cultura puede ser un sector económico muy importante.
¿Cómo lo han descubierto ahora?
Este país tiene todos los elementos para ser una potencia cultural, en momentos de crisis económica. Una potencia económica cultural quiere decir que tiene un peso en el PIB como el turismo, que es un 14%. Es un sector que puede dar trabajo, con una inversión mucho menor que otros sectores que exigen más inversión, como la automoción. Nuestra idea fundamental es que la cultura debería ser un sector productivo esencial en nuestro país.
¿Cuál es el otro punto que diferencia a IU del resto?
La cultura espectáculo y mercantilizada. En los últimos cuatro o cinco años ha habido una americanización sangrante de la cultura. Paseas por la Gran Vía y da la sensación de que estás en Broadway, en un Broadway de segunda mano. O el boom de series de televisión de las que todo el mundo habla, que son todas series norteamericanas. Lo mismo ocurre en el cine y el teatro. Cómo es posible que un país en el que das una patada y te salen siete músicos, tres escritores, cuatro bailarines, casi todos de primera línea, no tenga las herramientas mínimas para que ese gran espíritu creador se refleje.
¿Y eso a dónde nos lleva?
A que la cultura debe estar protegida. Si dejas al libre mercado entender la cultura lo hará sólo como cultura del entretenimiento. Los americanos van a arrasarnos. Si no pones medidas protectoras perderemos un bagaje enorme. Insisto, la cultura puede ser un sector económico importante.
¿Qué harán contra esa americanización que critica?
Para empezar obligar a las televisiones privadas a que inviertan más en la producción de películas españolas. España, que tiene un teatro increíble, hace diez años que no se toca en España a Joaquín Rodrigo y sí ocurre en Nueva York. Es una ceguera. No es mejor Mamma Mia! que Joaquín Rodrigo. Y Mamma Mia! me encanta. No se tiene que favorecer sólo a la industria de gran consumo. España es un país que disfruta mucho con Joaquín Rodrigo y con Falla, no todo tienen que ser canciones americanas.
Concrete alguna medida que haga su programa especial.
La excepcionalidad cultural. Con el TTIP alertábamos a los sectores culturales que no se hayan leído la letra pequeña, porque impide cualquier medida protectora. Es la entrada de manera masiva de las grandes multinacionales del espectáculo de los EEUU. Todo lo que signifique un hecho diferencial, que no sea el meramente mercantil, el TTIP lo eliminará. Francia e Inglaterra y los daneses están peleando mucho por mantener las excepciones. Pero España no está haciendo nada. ¿Sabes por qué pasa esto?
¿Por qué?
Hay muchas respuestas, una de ellas: los cuarenta años de Franquismo. Destrozaron la capacidad creativa de un país. La Transición intenta retomarlo de nuevo. Creo que el PSOE se equivocó al crear una red de subvenciones, absolutamente clientelar. Y del PP ni hablamos.
¿Cómo sería el proyecto de Izquierda Unida si estuviera al frente del Ministerio? Por cierto, ¿de Cultura y Deporte, de Cultura e Industria...?
Está claro: Ministerio de Cultura. La primera medida sería desarticular alguna de las medidas que ya existen, que no favorecen. Como la del IVA y la de la excepción cultural. La financiación del cine francesa no me parece mala, tiene un sistema de autofinanciación bueno: cada entrada aporta un porcentaje que va a un fondo de protección de la propia industria. Hay que invertir en la industria del cine. Debemos convertir Televisión Española en una BBC para América Latina es una idea que comparte mucha gente. Requiere mucha inversión al principio. Tenemos una ventaja enorme frente a cualquier otro país del mundo, porque nosotros tenemos el privilegio de vivir en la cuna de uno de los idiomas más hablado del mundo. No entiendo cómo no lo hemos aprovechado con un cine que tiene un mercado tan amplio.
Es decir, proponen medidas proteccionistas e inversión pública.
Eso es, una inversión pública en obras en español, así como en los espacios públicos que entendemos se han degradado en los últimos años. Una de las medidas más terribles para la cultura ha sido quitarle poder a los ayuntamientos. Parte de algo bueno que hizo el PSOE en los ochenta fue crear las Casas de Cultura de los pueblos, que era donde los profesionales de la cultura tenían un espacio en cada pueblo para actuar. Funcionaba como una red de teatros. Hay muchísimo trabajo por hacer y es muy bonito.
¿Cómo se rompe con la red clientelar de las subvenciones a la que se refiere?
No te voy a mentir, no lo tengo tan claro. El sector que yo más conozco es el editorial y ahí hay que acabar con todos esos premios amañados de las comunidades autónomas.
Entonces, ¿cómo se acaba con esa red clientelar?
No te puedo dar una respuesta. Sé que el problema existe y que hay que proteger y hacer sostenible la cultura.
¿Y cuál es el planteamiento de la financiación para hacer sostenible esos proyectos?
En lo que nos queremos empeñar es en que la cultura puede ser un sector productivo. Si lo miras desde ese punto de vista con poca inversión puedes tener alta rentabilidad y, cómo decirlo, la cultura te hace sentirte orgulloso de tu país. La cultura tiene algo que no se puede medir. Insistimos en la autofinanciación, porque es posible.
Cuando hablamos de un modelo productivo de la cultura, la Ley de Propiedad Intelectual es básica, ¿cuál es la propuesta de Izquierda Unida?
No nos gusta la reforma actual y creo que la Ley Sinde tenía buenas intenciones. Hay una parte del debate que creo que es falsa: entre el usuario que se descarga en internet y el creador hay muchos intereses económicos entre medias que parecen que no juegan y sí juegan. Así que pretendemos que se pague al creador y se pague en serio. Seguro que conoces a escritores que reciben sólo el 5% o el 2% de la venta de sus libros. Quien se queda el dinero no es el creador. Pero también defendemos el libre acceso al conocimiento y a la lectura: hay sectores que han sabido acomodarse mejor a las nuevas tecnologías como es el de la música y otros que no como el cine. Adele saca una canción lo ven cien millones de personas en Youtube sin haber sacado el disco y gana dinero. Gana dinero ella. Con el sector del cine no ocurre así. Tiene que modificarse la ley porque han cambiado los soportes.
¿De qué manera IU reducirá la piratería?
Creemos en el Software libre. La cultura tiene que ser accesible. No puedes penalizar a la gente que piratea por no tener dinero. Cuando se habla de 13 millones de personas que no llegan a fin de mes, y quieren comprarse un libro, ir al cine o a un concierto, se tienen que gastar 100 euros al mes. No son consumidores, son personas que quiere acceder a la cultura, pero que tiene el precio muy alto para la capacidad adquisitiva del ciudadano medio en este momento. No todo va a ser proteger a las grandes multinacionales que ven afectados sus números a final de año porque hay muchas descargas de Iron Man. No te voy a mentir, esas empresas no son nuestra prioridad. Debemos proteger al creador y el acceso a la cultura. Hay una concentración de empresas muy preocupante en España.
¿Cómo rompe el Estado con esa concentración?
Con política de subvenciones. Una es, en el sector editorial, favoreciendo a las pequeñas editoriales. Pero el problema es la distribución. El Estado podría hacer muchas cosas para favorecer la distribución de las pequeñas editoriales. Los editores me explican que una de las cosas que más les ha afectado es la retirada de ayudas a los libros de texto, que es de donde las editoriales sacaban dinero.