Rajoy con su marca debajo del brazo, pidiendo rapidez a los periodistas porque “a menos cuarto empieza el partido”, en Tiempo de Juego comentando la Champions o grabándose un video celebrando el último punto de Garbiñe Muguruza. La lista podría ser infinita. La pasión deportiva del presidente empaña todo, hasta su agenda oficial. Siempre que puede acude a algún evento o monta un acto para recibir a algún tenista o futbolista. Ahora hagan memoria. ¿Se acuerdan de Mariano Rajoy celebrando un premio español en Cannes o comentando sus películas favoritas en un programa de radio? No. Él no va al cine ni al teatro. Sus actos culturales son contados y se limitan a inaugurar exposiciones o al Premio Cervantes. Durante cuatro años de legislatura (y seis meses de gobierno en funciones) ha ignorado al sector casi por completo, tal como se puede observar al rastrear su agenda oficial durante todo este tiempo.
Desde la web de La Moncloa se puede consultar las actividades que ha realizado y descubrir lo mucho que le gusta a Rajoy el fútbol y lo poco que le gusta el cine. En estos cuatro años y medio ha acudido como presidente cinco veces al fútbol, dos en la Eurocopa de 2012, una en la primera fase y después a la final, donde España ganó el campeonato. El 26 de marzo de 2013 disfrutó de un Francia-España tras una reunión con el presidente Hollande. No se trataba de ningún partido trascendental ni de una final, sólo un clasificatorio para el Mundial de Brasil de un año después. Un año después presenció la final de la Champions de Lisboa entre Real Madrid y Atlético Madrid. Mismo partido al que fue en Milán este año.
En el mismo tiempo no ha acudido a ningún acto de importancia del cine español. No ha ido nunca al Festival de Cine de San Sebastián, tampoco ha entregado ningún Premio Nacional de Cine ni ha ido a los Premios Goya. El mayor acontecimiento del sector nunca ha contado con su presencia. No sigue los pasos de su predecesor. José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió en el primer presidente que lo hacía. También ha desaparecido de su agenda los recibimientos en la Moncloa a gente de la cultura que popularizó José María Aznar y continuó Zapatero. Esta legislatura ha tenido otro dudoso honor, en 2014 fue el primer año en el que no acudió el Ministro de Cultura a los Goya. El señor Wert hizo pellas para no tener que enfrentarse a las críticas de la industria. El cine no fue la única actividad cultural ignorada. Tampoco ha ido al teatro, ni a los premios Max. Sólo el Premio Cervantes cuenta con su beneplácito, ya que ha acudido en todas las ediciones menos en la de 2015.
Que a Rajoy le gusta más el deporte que la Cultura es tan obvio que se ve hasta en los premios que entrega. Durante esta legislatura y estos seis meses de regalo ha dado cuatro galardones relacionados con el mundo del ejercicio. En agosto de 2014 otorgó la placa de la Orden del Mérito Deportivo al Real Club Naútico de Sanxenxo. Un año después le daba a Rafa Nadal la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y la Gran Cruz del Mérito Deportivo a Iker Casillas. En enero de este año entregó de la Medalla de Oro del Mérito Deportivo a Javier Fernández, campeón del mundo de patinaje sobre hielo. Para sus homólogos culturales no ha habido esos honores. Lo más parecido fue presidir la entrega de las condecoraciones de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio a nombres como Carmen Maura, con la que hasta se acercó a charlar.
Recibimientos y despedidas
En otro lugar donde la comparación entre deporte y cultura queda en evidencia es en los recibimientos que realiza el presidente a aquellos que destacan en algún área concreta. Cuando algún español gana un trofeo reconocido a nivel mundial Mariano Rajoy organiza un pequeño acto para que el Gobierno le de la enhorabuena. Esto se ha cumplido a rajatabla en el deporte: los tenistas de la Davis en 2012, los de la selección de Balonmano en 2013, los campeones del motociclismo el mismo año, Miguel Ángel López (campeón mundial de 20 km marcha) el año pasado… pero también despide a los deportistas. Lo hizo con los olímpicos y con los paralímpicos hace cuatro años, también con los futbolistas que fueron al Mundial hace dos años y a la Eurocopa hace cuatro.
Su legislatura también ha vivido las idas y venidas del Comité Olímpico Español y sus intentonas para organizar unos Juegos en Madrid, así que era normal que los miembros del COE y del COI se reunieran con Rajoy. En total 16 encuentros con gente del deporte, cuatro veces más que con personas del mundo cultural, que sólo ha conseguido cuatro citas. El que abrió el fuego fue Plácido Domingo, que el 18 de mayo de 2012 visitaba la Moncloa. Cinco meses después habría un encuentro con representantes del sector editorial. En 2013 fue el consejero delegado de la Asociación de Cine de EEUU, Christopher Todd, el que fue recibido por el presidente. Uno de los mandamases de Hollywood estuvo con el presidente, algo que no han podido hacer productores importantes españoles. De hecho la única vez que el mundo del cine se reunió con Rajoy fue en secreto y puenteando al Ministro de Cultura. Ocurrió en 2015 y Antonio Resines y otros miembros de la industria quedaron para desbloquear la atascada reforma de la Ley del Cine que finalmente entró en vigor el 1 de enero de 2016. El último recibimiento cultural fue fuera de nuestras fronteras, exactamente en Pekín, donde Rajoy se reunió con hispanistas y personalidades de la cultura china.
Este año el cine español ha vivido una situación privilegiada en Cannes, donde Juanjo Giménez logró la Palma de Oro al Mejor Cortometraje y Oliver Laxe el máximo reconocimiento de la Semana de la Crítica, para ellos no ha habido recibimiento en la Moncloa.
Exposiciones a gogó
Los números globales de actos deportivos y culturales de Mariano Rajoy en estos cuatro años y medio no están tan alejados. 33 del deporte frente a 30 de la cultura. Esta última cifra se ve beneficiada de una práctica habitual de nuestros representantes: aprovechar viajes oficiales para inaugurar o visitar algo. Rajoy ha hecho lo propio en abril de 2012 en México, en septiembre de 2013 en Kazajstán y en octubre del mismo año con dos muestras en Tokio.
Respecto al mundo del arte Rajoy ha tenido otras nueve acciones. Las más destacadas: la inauguración del Museo Arqueológico Nacional en 2014 o el Pompidou el año pasado. También ha acudido a eventos importantes para el Museo del Prado como la donación de 12 obras de la colección Várez Fisa.ambién en otras provincias, como en enero de 2013, cuando inauguró el sexto edificio del Museo Provincial de Pontevedra.
Los datos culturales del presidente en funciones resultan algo irónico para alguien que fue ministro del sector durante más de un año (1999-2000) bajo el mandado de José María Aznar en su primera legislatura y en unos tiempos en los que la cartera no compartía sus funciones con la de deportes.