La mujer, menuda, hojea los catálogos y comenta con naturalidad: "De éste me acuerdo muy bien, lo he hecho varias veces; el método era cambiar algún detalle o algún color". "Éste no es mío, se nota que no está muy bien acabado". "Éste le gustó mucho cómo me quedó y lo tiene en su casa". Fumiko Negishi (Tokio, 1970) habla de 221 cuadros que Antonio de Felipe ha firmado, exhibido y/o vendido como suyos cuando apenas si habría realizado un boceto -muchas veces, ni eso-. De tener razón, el artista valenciano, considerado el máximo representante contemporáneo del pop art español, ha utilizado durante 10 años a una japonesa como 'negra'.
Negishi, formada en Japón y España, hija y nieta de pintores y discípula de Mitsuo Miura, explica en un más que aceptable castellano que "todos los días, menos un mes de vacaciones, yo pintaba los cuadros en un taller al fondo del estudio, no accesible a los clientes". Allí estuvo desde 2006 y hasta el pasado febrero, cuando le entregaron una carta de despido en la que se aducían motivos económicos. "Me di cuenta de que no me tenía respeto ni cariño y decidí contar las cosas".
Y se las ha contado a un juez en una demanda en la que reclama que Antonio de Felipe admita "la verdad de los hechos respecto a la autoría de las obras" firmadas por él y comunique a las personas e instituciones que las han adquirido que Fumiko Negishi es autora o, como mínimo, coautora de los cuadros.
También solicita que De Felipe "rectifique en los mismos medios de comunicación en los que afirmó que las obras eran de su autoría exclusiva, sin mencionar a Fumiko Negishi".
De Felipe, apodado por algunos medios como "el Warhol español", cuyo éxito comercial estuvo vinculado a la época dorada del PP valenciano antes del estallido de la crisis financiera, ha aclarado a este periódico que Fumiko "sólo es mano de obra, una ayudante de taller como tienen todos los artistas".
"Ella ha intervenido en determinadas zonas de mis cuadros, pero la autoría intelectual es mía. Fumiko no ha aportado nada", explica. Asegura que la pintora ha sido "desleal". Para De Felipe se trata de una pataleta por un despido: "Simplemente no tengo dinero para pagarla. La situación económica es la que es". El IVAM cuenta con una serie de Marilyn Monroe, comprada en 2003, por la que el Gobierno de Francisco Camps declarado admirador de su obra- pagó casi 140.000 euros.
Es el caso de la obra Después de la tormenta sale el sol, incluida en la demanda de Negishi y a la que Antonio de Felipe se refirió en una entrevista en El País:
- 'Vamos a ver. Te dejan y te vas a un recital de Malú. O sea, lo peor. Porque muchas de sus letras tratan de rupturas. Encima era un plan que tenía con la persona que me dejó. Fue algo así como ‘todas las canciones me recuerdan a ti’. En el mismo concierto hago un boceto, con una aplicación que tengo en el móvil. Mi ojo llorando, en plan grafitero. Y luego lo pinto en mi estudio'.
Lo que realmente habría ocurrido, con ése y con la mayoría de los lienzos autentificados por De Felipe, sería que "él compone el boceto, que hace siempre con photoshop, y luego yo hago el cuadro que él firma y vende", asegura Fumiko a EL ESPAÑOL.
A veces no le daba ni siquiera el boceto, sino una idea o una fotografía. A partir de ahí, ella "creaba las obras y las ejecutaba hasta su finalización, libremente y bajo su propio criterio artístico, reflejando en ellas su singularidad y personalidad artística", sostiene la demanda judicial.
Cambio de estilo
Negishi afirma que desde que ella comienza a crear obras para De Felipe se aprecia un cambio de estilo que el propio artista admite en los medios de comunicación y que atribuye a su madurez técnica, "cuando en realidad es consecuencia de la intervención artística de Fumiko", se lee en la demanda.
"En un principio (etapa anterior a la participación de la japonesa), la obra de Antonio de Felipe destaca por presentar figuras planas, sin profundidad, ni volumen y de escasa dificultad técnica", señala el escrito. "De hecho, recibe duras críticas por estos motivos, por usar fotocopias pegadas en el cuadro y colorearlas encima".
"Al inicio de su colaboración, Fumiko mantiene una postura continuista y las obras que pinta carecen dificultad técnica", motivo por el que no las reclama.
Pero ella "va creando cada vez un mayor número de obras que reflejan más su talento y su singularidad artística y aumentando progresivamente su dificultad técnica, hasta que llega un momento en que constituyen el 100% de las obras que se atribuye el demandado e imposibles de realizar técnicamente por él", sostiene.
"A partir de ese momento, las críticas que recibe De Felipe cada vez son más favorables y aumenta el número de pedidos y exposiciones en las que participa", indica la demanda.
"Salvo el boceto, él no volvía a tocar la obra", insiste Fumiko. "A lo mejor alguna cosita, como un brillito o unas pestañas, pero nada principal. Hay cuadros que no ha tocado y ha expuesto y vendido. Si lo pinto y él lo firma, ¿de quién es el cuadro?", se plantea.
¿Cuánto dinero ganó Antonio de Felipe gracias a su supuesta 'negra' de ojos rasgados? "No lo sé, eso no lo veía yo", contesta Negishi. La demanda pospone la reclamación económica a un procedimiento ejecutivo ulterior a la sentencia pero el lector no se equivocará si calcula una cifra millonaria, teniendo el cuenta el número de obras cuya autoría se reivindica y que el caché medio de De Felipe se sitúa en los 30.000-40.000 euros.
Fumiko Negishi dice que Antonio empezó a ganar dinero con los cuadros que ella pintaba y se abandonó. "Firmaba (aunque no delante de mí), cobraba y se iba".
La demanda presentada en el Juzgado lo plasma así: "Antonio de Felipe, una vez entregado el boceto o las fotografías, junto a las indicaciones del cliente, para que Fumiko crease la obra, se desentendía totalmente del proceso creativo".
"Durante ese proceso, en el que Fumiko comenzaba y terminaba varias obras sin que De Felipe tuviese siquiera la posibilidad de dirigirlas, el demandado no aparecía por el centro de trabajo, permaneciendo largas temporadas fuera de la ciudad e incluso del país".
Por eso, el escrito concluye que "las obras objeto de este litigio no existirían sin la decisiva intervención de Fumiko".
Daño moral
"El comportamiento de Antonio de Felipe con Fumiko Negishi le ha causado importantes perjuicios económicos y morales derivados del hecho de ocultar incluso que trabajaba para su estudio, hecho que ha limitado su promoción profesional y su cotización como artista", sostiene la demanda.
La japonesa detalla su currículo: primer premio de su promoción en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Joshibijyutu de Tokio en 1993; premio honorífico del Premio Nacional de Grabado de la Calcografía de España en 1994; premio artista novel del Premio Nacional de Grabado en 1995; ha expuesto en Arco, Kiaf (Feria de Arte Internacional de Korea), Voca (The Vision of Contemporary Art) y Estiarte, además de hacerlo en galerías como Arte Joven, Gingko, Toki-no-wasuremono o Fúcares... todo ello para argumentar que no es una simple artesana-pintora de las que los talleres utilizan para preparar fondos o copiar en serie algún detalle secundario.
El cuadro de Pedro J
"Si queréis yo os pinto aquí mismo un cuadro como los que ha hecho para Antonio", suelta la artista de repente. Fumiko toma una fotografía del director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramirez, y emplea cuatro jornadas de trabajo en llevarlo al lienzo junto al león escogido como logo de nuestro diario.
Mientras pinta, explica que "esta técnica realista él no sabe hacerla. Los cuadros realistas que Antonio tiene son dibujos sobre fotocopias".
Lo dice suavemente, sin un ápice de altanería, pero firme: "Yo puedo probar lo que digo. Es muy fácil: que pinte él, verás como no sabe. Verás como no hace ningún cuadro realista a partir de ahora".