Darío Adanti (Buenos Aires, 1971) vive de eso que Darwin llamaba "cosquilla cerebral" y "placer puro": la risa. Costra a costra. En una apuesta por la libertad que desdeña la seguridad -cada vez más inversamente proporcionales-. El cofundador de la revista satírica Mongolia lleva a Hegel cosido a la boca: "La contradicción es parte de la vida y parte del progreso. Un pobre no tiene por qué ser mejor persona que yo por el hecho de ser pobre. Es más: puede ser tan canalla y tan hijo de puta como yo", explica.
En sus chistes, sus viñetas y su discurso juega con esas tesis y esas antítesis y lidia con los sarpullidos ajenos. Ahora presenta Disparen al humorista (Astiberri) para colocarse él mismo -todo rizo, ojera, verborrea y tabaco de liar- en esa cruz cristiana que le levanta tantos morbos. Se recrea en una cuestión que se hace bola: los célebres límites del humor.
Cuenta que, aunque en Mongolia hagan chistes sobre yihadismo y Mahoma, él no metería al profeta en portada "porque no soy la avanzadilla del frente occidental contra el ISIS": "¿Por qué creemos que el humorista tiene que hacer un acto de valentía e inmolarse por el simple hecho de la libertad de expresión?", lanza, y le guiña a los ejércitos. "Ellos saben disparar", bromea.
Eso sí: en la primera plana de su último número bautizan a un camión yihadista como personaje del año. "Vuelven las cruzadas, pero ahora desde el otro lado... ¡y nosotros en el medio!", escriben. Ese camión, detalla Adanti, representa "la nueva forma de nuestros miedos". "En la época de la Guerra Fría, todos los terrores tenían que ver con la bomba atómica; posteriormente, en mi caso, que vengo de Latinoamérica, con una revolución comunista... con las Torres Gemelas fue el avión. Y ahora, en pleno siglo XXI, por los últimos atentados, todos tememos a un vehículo". Hace una pausa. "Algo tan común, tan cotidiano. El personaje del año es el que representa nuestras pesadillas".
Cree en el humor que escuece. En el que señala las grietas. El que chirría y el que, curiosamente, se extraña hipócritamente cuando desaparece. Como cuando todos fuimos Charlie, "hasta Francisco Marhuenda". Sonríe de medio lado y cita a su compañero Fernando Rapa: "El mejor satírico es el que está muerto".
¿Por qué la gente quiere disparar al humorista?
En Occidente -porque en el libro hablo sobre todo de Occidente-, digo que lo que nos viene a abrir la puerta al tema de los atentados yihadistas es que nosotros tenemos el mismo principio autoritario que ellos, sólo que ellos lo han llevado a un nivel de locura y desesperación al que nosotros no, por suerte. Pero hay el mismo trasfondo. Y es que lo que no entendemos, no nos basta con no mirarlo. Lo que no entendemos, queremos que no exista. Se ve con respecto al humor. A mí hay un montón de chistes que me pueden molestar, pero creo que tienen derecho a estar ahí. Soy anti-prohibicionista.
Me da la sensación de que los que hemos logrado criarnos en democracias -imperfectas, pero democracias- no sólo no valoramos las libertades con las que nos hemos criado, sino que además estamos pidiendo una reducción de la libertad. Y eso es terrible. Porque sé que generaciones anteriores a la mía han vivido represaliados, con dictaduras... yo viví hasta los 11 años en una dictadura y me acuerdo que si el pelo me tocaba el cuello de la camisa en el colegio me lo cortaban con una tijera, nos hacían hacer bufandas para los soldados... y cosas así.
Pero ahora pedimos menos libertad por miedo a ofender a otros. Tendemos a sobreprotegerlos. A los inmigrantes, a las mujeres, a quien sea... a creer que la debilidad es su característica. En vez de darles el poder, lo que hacemos es "pobre, es débil", y lo único que hacemos es signarlo a la posición de débil. "No, tú tienes que ser débil". Esto es difícil de plantear, pero lo planteo de esta manera: si sostienes, como es, que en realidad somos individuos y que no hay diferencia fundamental en el hecho racial ni de género ni de nada... tú no puedes ofenderte porque alguien diga que un inmigrante roba o que una mujer, por ejemplo, como Margaret Thatcher, fue una cabrona. Porque en realidad estás esperando que las minorías... en el caso de los inmigrantes, porque en el caso de la mujer es más de la mitad de la población...
Ya, pero es como si fuera una minoría en lo que respecta al trato.
Sí, pues estás diciéndoles que sólo puedes tener la misma igualdad que el hombre al precio de ser perfecta o perfecto. Es decir, el hombre blanco, local, puede ser político y un hijo de puta... pero si estás diciendo que no puede haber inmigrantes ladrones o que no puede haber mujeres cabronas o clasistas, lo que estás haciendo es exigiéndoles muchísimo más de lo que en realidad se le exige al hombre, que tiene más libertad de elegir el camino de ser malo. Le estás exigiendo algo imposible: que no sea humano para que le consideres humano.
¿Cómo se diferencia el humor de la apología?
Es que el humor, al manejar cosas como la ironía -que, según la RAE, es decir lo contrario a lo que se piensa-, ¿cómo sabemos...? Viene un amigo y le digo ¡vaya melena! Y es calvo. Si yo lo saco de contexto y lo lee un juez, me dirá: usted mintió. El humor tiene un montón de recursos narrativos que juegan con la ambiguedad.
No hay ninguna ley universal que diferencie el humor de la apología, entonces.
Bueno, sí. El contexto. El marco delimita. El mismo chiste sobre la valla de Melilla publicado en La Razón, lo más probable es que sea un ataque. Porque tiene unos antecedentes. Pero si nosotros en Mongolia hacemos un chiste sobre lo mismo, lo más probable es que estemos riéndonos de nuestra propia hipocresía. Yo no compro La Razón y ya está, pero no me la paso boicoteándoles.
Por ejemplo, cuando Sostres hacía un chiste en su columna de opinión y hablaba de forma despreciable pero humorística sobre las chicas que se iban de Erasmus y todo eso... él estaba usando el humor para otra cosa. El objetivo no era el humor, sino minusvalorar a las mujeres.
En los tiempos que corren, ¿el humorista tiene cierta responsabilidad? Hablemos del caso de Jorge Cremades. Él puede hacer humor sin ninguna mala intención, basándose en estereotipos. Vale. Pero cuando tienes siete millones de seguidores jóvenes consumiendo no saben qué, viendo vídeos de Facebook de los que se activan solos, ¿ahí hay humor o hay apología? No por la intención del humorista, sino por la percepción del público.
Hay una cuestión que tiene que ver con cierta responsabilidad social de tu entorno. Yo puedo llegar a hacer una ficción humorística sobre el maltrato a la mujer. Bueno, yo no, porque no me siento capaz ni me sentiré jamás, pero puedo llegar a hacerla de manera creativa para contar exactamente lo contrario. El problema es que las redes sociales anulan el contexto y todo se vuelve peligroso. Eso hace que si yo hago un chiste sobre argentinos desaparecidos o lo que fuera en un contexto muy concreto que es con gente que lo ha vivido, etc. A mí me lo quitan de contexto, me ponen el chiste en redes sociales y la gente creerá que soy un monstruo.
Más allá de eso, Cremades basa su humor en una tónica. En un sexismo, una distinción entre hombres y mujeres.
Personalmente, yo cuando veo a un humorista que hablas de "ellos y ellas", cambio de canal. No me interesa, pero porque me parece tan obvio... no usan el tópico para transgredirlo y darle una vuelta nueva. Pero no se trata de que haya de prohibirlo, sino de que se puede ser más original.
Pero, ¿dónde está el punto medio entre que el humor no tenga que ser didáctico -faltaría más- y tener cierta responsabilidad en el contexto que estamos viviendo, que es un contexto en el que matan a más de 50 mujeres al año?
Me parece que estamos poniendo el peso en un lugar donde no va. Yo me crié toda mi infancia y todos los años ochenta viendo películas gore. Y sin embargo cuando veo una escena real, en las noticias o lo que sea, me impresiona un montón y no quiero verlo. Pero eso es porque he tenido una educación acorde a eso. La responsabilidad es de la sociedad y de su sistema educativo, que somos todos, y no del humorista.
El caso Cassandra. Una tuitera, estudiante de Historia, para la que la Fiscalía pide dos años y seis meses de cárcel por hacer chistes sobre Carrero Blanco. El delito es "humillación a las víctimas del terrorismo". ¿Se puede considerar a Carrero Blanco víctima del terrorismo según el concepto que tenemos en la actualidad, y en el marco de una democracia? Es decir, ¿es igual de víctima del terrorismo Carrero Blanco que Miguel Ángel Blanco?
Yo creo que no, porque el régimen que había no era constitucional, sino autoritario, que había ganado mediante las armas y la represión. Ellos entraron con violencia al poder, entonces no están legitimados para juzgar que otros que quisieran sacarlos de ahí con violencia, porque es su mismo método. Es curioso: cuando un régimen autoritario es atacado por otro grupo, más allá de la ideología que tenga, y ese otro grupo gana, la historia de ese grupo los llama "resistencia". Cuando se mantiene el grupo represor y terminan siendo ellos los que al final evolucionan a la democracia, tienden a llamarle "terrorismo". Evidentemente, ETA es terrorismo y ha tenido un comportamiento absolutamente despreciable, pero en el momento del franquismo, un régimen no constitucional, la coyuntura es otra.
Hablando de utilidad: el humor puede ser útil en cuanto señala ciertas grietas o nos hace reflexionar. Pero, ¿para qué puede servir hacer un chiste de Irene Villa?
Depende de para qué le sirva a cada uno. En el show de Mongolia hacemos chistes muy bestias sobre la guerra civil y obviamente en esos chistes alguien puede entender que me estoy riendo de las víctimas; pero si ves a dónde va a parar el sketch, ves que va a demostrar la brutalidad de los represores. Yo digo que Franco le dice a tal persona del clero, cercana a él, que ahora está de moda la demoracia y que ellos tienen capacidad para hacerla, y que se pueden forrar, el del clero le responde: "Me esta gustando casi más que los menores de edad".
¿Es una burla hacia los niños abusados? No, lo que estoy diciendo es algo que hasta hace muy poco ha sido tabú. Y es que la pedofilia en la iglesia católica no es un anécdota ni casos aislados, sino que es algo que está tan metido en la institución y en la concepción educacional que tiene esta gente, que viene siendo tapado desde hace un montón de tiempo... pero que cualquier otra empresa o institución que hubiera tenido sólo el 10% de los casos que estos tipos tienen, ya los habríamos apaleado, ya los habríamos quemado vivos, pero como es la iglesia nos lo aguantamos.
¿Es verdad eso de que en Mongolia "con Mahoma no hay cojones"?
En Mongolia hemos hecho chistes de Mahoma, hemos hecho chistes de yihadismo... pero hay dos cosas: no los pones en portada -de yihadismo sí, de Mahoma no- y no los estás difundiendo y mandando por Twitter porque sabes que esta gente es muy peligrosa (ríe).
El Jueves sí que ha hecho portadas de "no nos metemos con Mahoma porque tenemos miedo". Y recuerdo otra de: "Pero bueno, en realidad, ¿cómo es Mahoma?", y pintaban ahí diferentes tipos.
Yo he hecho chistes en El Jueves, mucho antes, con el Niño Dios, de "competencia de dioses", y estaba el Niño Dios, Buda, Yahveh... y la última viñeta estaba en blanco y ponía "Mahoma no se presentó o es invisible" o algo así.
Pero ahora, después de todos los acontecimientos, honestamente, ¿hay miedo?
Honestamente, claro que hay miedo. Por supuesto que hay miedo. Yo, digo yo y no Mongolia, no haría un retrato de Mahoma y menos en la portada de la revista.
Porque no quiere morir.
Exacto. No quiero morir. Yo no soy la avanzadilla del frente occidental contra el ISIS. Para eso tenemos ejércitos, militares entrenados, gente que sabe disparar ¡y yo no! Yo prefiero que ellos sean la avanzadilla. Pero sobre el yihadismo tenemos dos páginas cada edición sobre religión... pero la mayoría de la gente que en ese sentido te pica, no lee la revista, sólo ve lo que se pone por Twitter.
¿Por qué creemos que el humorista tiene que hacer un acto de valentía e inmolarse por el simple hecho de la libertad de expresión? No. Es decir, yo hago lo que me sale. Y después, por ejemplo, ¿por qué no voy a un barrio de chabolas donde viven gitanos rumanos en la mayor de las miserias a contarles chistes sobre rumanos gitanos? Porque no da lugar. Yo tengo derecho a hacer chistes sobre Mahoma en cualquier medio y a publicarlo en portada, pero yo también valoro...
Su integridad física.
Mi integridad física. No quiero que sea el último chiste que haga. Siempre lo decimos en Mongolia: para publicar a Mahoma en portada, tiene que ser un chistazo. Te matan pero decís "qué chistazo". Pero si es medio malo, te han matado por muy poco. El ISIS no está en contra del humor, se la sopla. Está en contra de que hagas imagen de Mahoma. Da igual que sea en serio o no. Si la revista Time publica ahora un retrato súper serio de Mahoma, se los cargan igual, porque lo que ellos tienen prohibido es la representación visual, darle imagen a algo que no tiene imagen. Esa "herejía". ¿Que nosotros tenemos derecho? Claro.
El otro día entrevisté a Nega, de Los Chikos del Maíz, y hubo un comentario recurrente que hicieron muchos lectores a propósito de su "España debe perdonar ya a ETA, sería un síntoma de normalidad democrática". Decían: ¿por qué sí se debe perdonar a ETA pero no al franquismo?
En el caso del franquismo no se trata de perdonar o no perdonar, se trata de saldar las cuentas históricamente.
Con ETA igual, ¿no? Hasta que no se cierren todos los casos...
Es muy diferente. Yo no estoy diciendo que haya que perdonar a ETA, cuidado. Empiezo por el franquismo: el franquismo es un golpe de Estado y ninguna democracia puede avalar que se haga apología de un régimen que estuvo en contra de la propia democracia. Eso por un lado. Por otro lado: hubo un golpe de Estado y una guerra civil y un bando perdedor que encima fue el bando que estaba de acuerdo con la Constitución de entonces y había surgido de manera popular. Y esas personas no han tenido la posibilidad de encontrar a los restos de su familia, no han podido saber qué ha pasado con los represaliados... es muy triste. Esas heridas quedan abiertas para siempre.
Vuelvo a lo mismo. Con ETA también pasa, ¿no? Hay heridas abiertas. Y también era un grupo antidemocrático.
Sí, pero yo diferenciaría porque, claro, hay un principio fundacional de ETA que viene durante el franquismo. Pero yo creo que todo lo que sucede con ETA después del franquismo, ya en la democracia, todo eso deberíamos juzgarlo constitucionalmente, como prevé la Constitución.
O sea, que antes del franquismo había otras reglas y se juzga diferente, ¿no?
Obviamente. Una vez que hacemos un pacto social, hay maneras legales de cambiar el pacto social o de luchar contra ese pacto social. Ya no se pueden justificar sus actos. Ni una guerrilla... es diferente una guerrilla del terrorismo. Y ETA cae abiertamente en el terrorismo, es terrible. Una bomba en el Hipercor, coño, ya me dirás. Ir a matar con un tiro en la cabeza a cualquier otro también, ¿no? Pero la diferencia es que una guerrilla es un ejército irregular clandestino que lucha contra un ejército institucional que se ha colocado en el poder; un grupo terrorista no, un grupo terrorista intenta, mediante actos de terror, crear un desequilibrio para llegar a cierto tipo de poder.
También te digo: no es lo mismo la violencia de abajo que la violencia de arriba. No es lo mismo un Estado que aprovecha que es el Estado para generar una violencia represiva hacia sus ciudadanos, que un grupo clandestino que surge a través de la violencia. Es diferente, porque, en todo caso, el Estado es quien nos debe proteger y no puede cometer esos crímenes. Es decir, a nivel institucional, democrático y todo, es peor el GAL que ETA. Porque ETA está fuera de cualquier marco, digamos, pero el GAL representa una traición del Estado a sus propios votantes.
La derecha tiene eso de "con Mahoma no hay huevos", pero la izquierda sigue teniendo cierta fascinación por ese que "tiene huevos y agarra las armas", y me parece que ambas cosas representan el mismo espíritu autoritario de admirar la violencia. Todavía admiramos la violencia. Y la violencia es algo que no acepta contradicción ni discusión. Yo pongo una bomba y ya no me puedes discutir. Eso debería sacárselo la izquierda de encima.
¿Cómo se supera el franquismo?
Yo creo que si, a comienzos de la democracia, el primer PSOE hubiera hecho una memoria histórica, una cosa de equiparar, de encontrar las tumbas de los que habían sido represaliados, de los muertos, de los exiliados... si se hubiera dado ese marco, pasado mucho tiempo, también se podría perdonar al franquismo. O no perdonar, pero decir ¡buaj, ya está! Lo elige la sociedad, no lo elijo yo, pero mientras eso no pase, no se puede llegar a lo otro. Fue el PSOE quien no cerró las heridas cuando había que cerrarlas. No las cerró Felipe. ¡Con el triunfo que tuvo y el apoyo que tuvo...!
¿La responsabilidad de que sigamos con el tema de la memoria histórica la tiene Felipe González?
En parte sí, sin duda. Porque al PP no se lo vas a pedir. El PP es la adaptación democrática del franquismo. Pero a Felipe González sí. Pudo colar lo de la OTAN así, ¡podría haber colado la memoria histórica perfectamente?
¿Felipe González vota al PP?
Ah, buena pregunta (ríe). Felipe González se imprime él boletas del PSOE antiguas con su cara y se vota a sí mismo. Es un ególatra.