“El invierno está aquí”, nos dijo la HBO al presentar en pleno verano la temporada número siete de Juego de Tronos. Y pronto nos dejaron claro que la cosa iba en serio. Tan en serio, que hasta en Desembarco del Rey han caído los primeros copos de nieve. Así, teñido de blanco (y azul) se ha despedido hasta 2018 Juego de Tronos de nuestras pantallas.
[Aviso: Si aún no has tenido oportunidad de ver el capítulo 7x07, no creo que quieras leer todos los SPOILERS que hay en este artículo.]
Choque de reinas en Desembarco del Rey
Si por algo será recordada la séptima temporada de Juego de Tronos es por sus encuentros y reencuentros. Los que se conocían de oídas, como Jon y Daenerys, se han puesto cara por primera vez y aquellos que llevaban varias temporadas vagando y penando por los Siete Reinos, como Sansa y Arya, han vuelto a casa.
Faltaba, sin embargo, el encuentro más esperado. El de las reinas con más fuerza y carácter de la serie: Cersei Lannister y Daenerys Targaryen. Y por fin se ha producido aunque la madre de dragones llegase con retraso y así se lo hiciese notar la primera. “Mis disculpas”, respondió con clase Daenerys después de hacer una entrada triunfal con su dragón.
Previamente Cersei ya había dejado claro a La Montaña cuál debía ser su orden de prioridad asesina si algo salía mal: primero “la ramera de pelo dorado”, después su odiado hermano Tyrion y en tercer lugar “el bastardo que se hace llamar Jon Nieve”. El resto, a su gusto.
La cita tuvo lugar en Pozo Dragón. Allí, antes de que Cersei viese con sus propios ojos lo que es un Caminante Blanco y Jon hiciese un tutorial rápido de cómo terminar con ellos -un poco de fuego aquí y otro de vidriagón alla- se volvieron a cruzar miradas y conversaciones de alto voltaje. Tyrion y Bronn, Theon y Euron, Brianne y Jaime, El Perro y su hermano La Montaña… La tensión se podía cortar con una espada de acero valyrio.
Los encargados de soltar el speech para convencer a Cersei de la necesidad de una alianza fueron Tyrion y Jon. “No se trata de vivir en armonía. Se trata simplemente de vivir”, comenzó argumentado Nieve. Ahora “solo hay una guerra que importa. La Gran Guerra” contra los Caminantes Blancos. Cersei parece convencida y accede a unir fuerzas con una condición: que el Rey en el Norte no tome partido por ninguno de los bandos. Pero es tarde para eso. Jon hace saber que ya ha jurado lealtad a una reina, Daenerys Targaryen, y la posible alianza se va al garete.
Con los Lannister abandonando la reunión, Tyrion y Daenerys reprochan a Jon su actitud y le recuerdan que una mentirijilla de vez en cuando no hace daño a nadie. Jon se defiende de su supuesta ingenuidad apelando a sus principios: “Cuando mucha gente hace falsos juramentos las palabras pierden su valor”, señala. “Luego ya no hay respuestas. Solo más y mejores mentiras”.
Así las cosas, solo Tyrion se ve capaz de arreglar el desaguisado y se reúne en solitario con su hermana. Los dos, frente a frente, con sus demonios del pasado y del presente. Tras su conversación Cersei reaparece de nuevo en Pozo Dragón para comunicar que sí, que habrá una tregua y que sus hombres lucharán en el norte contras los Caminantes Blancos. ¿Cómo de fiable resultará su promesa?
Las chicas (Stark) son guerreras
Mientras, en Invernalia, se sigue librando una batalla de poder entre Sansa, Arya y Meñique. Este último sigue advirtiendo en privado a Lady Stark de las intenciones ocultas de su hermana pequeña: acabar con ella para usurpar su puesto en el Norte en ausencia de Jon. Sansa parece convencida por sus palabras y convoca a Arya a un audiencia en presencia de los miembros de su consejo y de Bran.
Arya hace acto de presencia y, bajo la atenta mirada de los presentes en la sala, pregunta: “¿Estás segura de querer hacer esto?”. Y Sansa asiente decidida. “Se os acusa de asesinato y se os acusa de traición”. Y continúa: “¿Cómo os declarais, Lord Baelish?".
Meñique, desde un rincón de la habitación, no da crédito a lo que escucha e intenta por todos los medios convencer a su interlocutora mientras Sansa enumera todas las traiciones perpetradas hacia los Stark. Cuando, ya de rodillas en el suelo, suplica clemencia es Arya la que ejecuta la sentencia a muerte.
“Aprendo lento, pero aprendo”, recuerda Sansa. Poniendo en evidencia que ya no es la niña ingenua que se dejaba engañar con sus tejemanejes. Después, victoriosas en lo alto del recinto amurallado, las dos hermanas recordarán cómo Ned Stark enseñó a sus hijos a estar unidos y protegerse los unos a los otros: "Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive”.
De hombres justos e íntegros
En Rocadragón se preparan para la batalla mientras Theon se acerca a Jon para felicitarle por su capacidad de obrar siempre de forma justa. “Aunque desde fuera se vea así, no siempre tomo las decisiones correctas”, le contesta Jon. La conversación le sirve a Theon para armarse de valor y salir al rescate de Yara. Antes, tendrá que enfrentarse a sus hombres y dar muerte a uno de ellos para ganarse el respeto del resto. Theon aún no se da por vencido y emprende viaje por mar en busca de su hermana.
Tampoco Cersei tira la toalla. Mientras Jaime está preparando los movimientos que seguirá su ejército, ella confiesa a su hermano cuáles son sus verdaderas intenciones: “Dejar que los monstruos se maten entre ellos”. No cumplirá con el trato de la alianza contra los Caminantes Blancos.
Jaime le recuerda que si éstos llegan al sur no quedará nada sobre lo que reinar. Pero Cersei se ha guardado otra carta bajo la manga. Euron, al que vimos dejar la reunión por miedo a lo que había visto, se dirige a Essos para aliarse con la Compañía Dorada. Jamie protagoniza una tensa conversación con Cersei bajo la atenta mirada de La Montaña, que llega a desenvainar la espada antes de que Jaime abandone Desembarco del Rey dejando a una Cersei más sola que nunca.
De bastardo a legítimo heredero
Sam, que había salido de La Ciudadela cargado de libros en el capítulo anterior, llega por fin a Invernalia donde se encuentra con Bran. “¿Te acuerdas de mi?”, le pregunta. “Lo recuerdo todo”, responde el pequeño de los Stark mientras le explica que Jon y Daenerys están de camino. “Tenemos que contarle la verdad”. Y esa verdad, que Jon ignora, no es otra que sus verdaderos orígenes. "Es el legítimo heredero del Trono de Hierro", recuerda Bran mientras Sam corrobora sus visiones con lo que ha leído en los libros.
Después, al tiempo que vemos en un flashback cómo los padres de Jon -Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark- se casaron enamorados y tuvieron un hijo al que llamaron Aegon, Jon ha llamado a la puerta de Daenerys para dar rienda suelta a otro amor, el que ha surgido entre ellos.
“Yo no puedo tener hijos”, había vuelto a recordar Daenerys mientras charlaban en Pozo Dragón. “¿Quién te ha dicho eso?”, le pregunta Jon. Y, cuando ella explica el hechizo de la bruja Mirri Maz Duur, Jon apunta algo que muchos ya pensaban. Quizás la bruja no es una fuente de información muy fiable. ¿Veremos dos reinas embarazadas en la próxima entrega?
Y Viseryon volvió a echar fuego
Al otro lado del muro aún quedaba un gran interrogante por responder: ¿cómo volvería Viseryon a la acción? Tormund y Beric se asoman a la torre y lo ven con sus propios ojos antes de salir corriendo. Los Caminantes Blancos ya están allí, a las puertas del muro. Poco a poco van apareciendo de entre los árboles hasta que el dragón de ojos azules hace acto de presencia. Viseryon, con el Rey de la Noche dirigiendo sus movimientos, no solo puede volar, sino que el fuego azul que sale de su boca conseguirá derribar los cimientos del muro y destruirlo por completo. Ya no existen fronteras para los Caminantes Blancos.